Ariadne Cerritelli, estudiante de Arquitectura que ha diseñado la silla, la mesa y el púlpito que utilizará el Papa
Ariadne Cerritelli, estudiante de Arquitectura que ha diseñado la silla, la mesa y el púlpito que utilizará el Papa - ABC

La española que sentará al Papa en Washington

Ariadne Cerritelli Martínez, estudiante de Arquitectura, ha diseñado la silla, la mesa y el púlpito que utilizará hoy Francisco en la misa de canonización de fray Junípero Serra

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Ariadne todo le sabe a nuevo. Su intenso trabajo en la Escuela de Arquitectura, rutinario pero «apasionante», se vio sobresaltado cuando escuchó que había ganado el primer premio del concurso para diseñar la silla, la mesa de altar y el púlpito que utilizará el Papa hoy durante la multitudinaria misa de canonización de fray Junípero Serra.

Desde que el pasado mayo el arzobispo de Washington, el cardenal Donald Wuerl, anunciara que el elegido entre 18 era su diseño, realizado con sus compañeros Matthew Hoffman y Joseph Taylor, la española nacida en Estados Unidos vive «emocionada». Que el trabajo sea para canonizar a un español le hace feliz, pero más aún, «como creyente, que sea para el Papa Francisco, que es muy humilde y muy cercano».

Invitada por el Arzobispado, hoy tendrá el privilegio de ver plasmada su obra.

La vida de Ariadne Cerritelli Martínez está casi absolutamente dedicada al trabajo. Sólo la atención a su hija Eva, de cuatro años, le ocupa más allá de su entrega a la exigente carrera de Arquitectura en la washingtoniana Universidad Católica de América, donde se ubica el templo. Fue esa falta de tiempo la que llevó a la joven madre estudiante a dudar cuando recibió de sus profesores por correo electrónico la convocatoria del concurso. Y más cuando constató con sus compañeros Matthew y Joseph que, en medio de los exámenes finales, apenas tendrían «cinco días de tiempo real» para llevarlo a cabo.

Pero decorar el escenario en el exterior de la impresionante Basílica Nacional de la Inmaculada Concepción, la mayor construcción católica de EE.UU. y décima del mundo, no era un proyecto cualquiera. Y más si podían llevarse de premio un pellizco de 600 dólares a repartir entre los tres. Según relata Ariadne a este periódico, si ya había sido un espaldarazo entrar en el grupo de siete finalistas, se quedó «en estado de shock» cuando en la conferencia de prensa organizada al efecto, el cardenal anunció que el ganador era el suyo. Pero no era todo. La cuantía del premio recibió sorpresivamente un cero más y se convirtió en 6.000 dólares, en boca del portavoz de la Archidiócesis de Washington.

Aun con la «gran ilusión» que le produce que se haga realidad su primer trabajo, no ahorra la humildad de reconocer que «el resultado final está por encima de nuestro proyecto». Así lo constató al visitar hace unos días los últimos trabajos de construcción, dirigidos por el carpintero y diácono de la Archidiócesis, David Cahoon. Los muebles, de madera y mármol y adaptados al estilo románico-bizantino del altar, con sus grandes arcos, servirán hoy al Papa para canonizar al español fundador de las Misiones Californianas.

Satisfecha por partida doble porque su obra permanecerá en la basílica tras la visita del Papa, la futura arquitecta ansía ver cómo luce en el exterior de la basílica bajo el cielo de Washington. Y lo hará en primera fila, con su madre y «seguramente con una amiga».

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