El Papa Francisco saluda a varios jóvenes durante la jornada de este domingo
El Papa Francisco saluda a varios jóvenes durante la jornada de este domingo - reuters

El Papa invita a los jóvenes cubanos a «no tirarnos piedras por lo que nos separa»

Critica los «conventillos» cerrados, religiosos o ideológicos

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En las últimas horas de una jornada larga y agotadora, el Papa Francisco derrochó energía invitando con fuerza a los jóvenes cubanos a «soñar que el mundo puede ser distinto». Igual que había hecho poco antes en su encuentro con sacerdotes en la catedral, el Papa dejó de lado el discurso que llevaba escrito y les habló desde el corazón respondiendo al testimonio presentado por un joven.

Leonardo había comentado antes varios cientos de jóvenes la «esperanza de un futuro de cambios profundos para Cuba: un país que acoja a todos sus hijos, piensen como piensen y estén donde estén. Una Cuba como la quiso nuestro héroe nacional José Martí: con todos y para el bien de todos».

El deseo de cambio estaba muy claro, y el Papa centró sus palabras en el modo de sacarlo adelante: por la vía pacífica y buscando la inclusión, nunca la exclusión.

Francisco les invitó a tener «corazones abiertos, mentes abiertas». Presentando su mensaje bajo forma de cuestión, el Papa les preguntó: ¿Por qué siempre nos tiramos la piedra sobre aquello que nos separa? ¿Por qué no nos damos la mano sobre lo que tenemos en común?».

El Papa insistió en evitar obsesionarse por lo que divide y buscar, en cambio, lo que une: «hablar de aquello que tengo en común con el otro. No nos encerremos en los conventillos –los grupos cerrados– de la religión o de las ideologías».

Es necesario evitar la enemistad, cuya manifestación más grave es la guerra, pues, según Francisco, «hoy vemos que el mundo se está destruyendo por las guerras porque son incapaces de sentarse y hablar. ¡No matemos más gente!».

Ese era su mensaje para Cuba, pero también para el resto del mundo.

El Santo Padre dedicará la jornada del lunes a Holguín, la tercera ciudad del país, con unos 340.000 habitantes, donde celebrara la misa camino del santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, su meta espiritual en este viaje.

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