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La figura de un Cristo durante la misa del Papa en la Plaza de la Revolución - reuters

El Papa Francisco insta a los cubanos a servir «a las personas» y no a las «ideas»

El Pontífice es arropado en una multitudinaria misa en la Plaza de la Revolución de La Habana

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Después de haber dado ejemplo personal saludando a numerosos enfermos en silla de ruedas antes de empezar la misa del domingo en la Plaza de la Revolución, el Papa Francisco advirtió a los cubanos que «el servicio no es ideológico, ya que no se sirve a las ideas, sino que se sirve a las personas».

El presidente Raúl Castro le escuchaba con atención, igual que la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner, que acude a toda oportunidad de estar con el Papa. Aunque los controles de seguridad eran muy estrictos para evitar cualquier protesta ante la prensa internacional, varios cientos de miles de personas tomaron parte en la eucaristía.

En su primera homilía en la isla, el Santo Padre invitó a los cubanos a servir a los más frágiles «de nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo» pues «son los rostros sufrientes, desprotegidos y angustiados a los que Jesús propone mirar e invita concretamente a amar».

El mensaje del Papa era muy claro. No dedicar la propia vida al servicio de las ideologías sino de las personas, evitando observar continuamente con «mirada enjuiciadora» a los demás. Con mucha fuerza, el obispo de Roma insistió en que el espíritu cristiano es servir, y no «servirse» a uno mismo, ni siquiera con la excusa de servir a la sociedad.

En su línea de invitar a la reconciliación entre los cubanos de la isla y de estos con los del exilio, Francisco reconoció que «este es un pueblo que tiene heridas, como todo pueblo, pero que sabe estar con los brazos abiertos, que marcha con esperanza porque su vocación es la grandeza».

Las heridas más recientes databan de pocas horas. El sábado por la tarde, los servicios de seguridad detuvieron a varios disidentes que se dirigían a la nunciatura en La Habana para saludar al Papa. Entre los detenidos se contaron Berta Soler, la líder de las Damas de Blanco y la ex presa política marta Beatriz Roque. Hubo también detenciones de miembros de la oposición incluso el domingo por la mañana, cuando se dirigían pacíficamente a la Plaza de la Revolución para asistirá a la misa del Papa.

Cuba es un país económicamente mísero pero, al mismo tiempo, una superpotencia musical, y se notó en la alegría de los ritmos caribeños que acompañaron la ceremonia.

Al término de la ceremonia, el cardenal Jaime Ortega y Alamino, arzobispo de La Habana, dio las gracias al Papa «por haber favorecido el proceso de renovación de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos que tanto beneficiara a nuestro pueblo».

El cardenal, un veterano luchador por el cambio pacífico, formulo el deseo de que esta reconciliación «no se limite a los niveles políticos sino que llegue a los pueblos de ambas naciones y muy especialmente a nuestro pueblo cubano que vive aquí y en Estados Unidos, para alcanzar en espíritu de reconciliación y misericordia la anhelada reconciliación entre todos los cubanos, los que vivimos en Cuba o fuera de Cuba».

El Santo Padre añadió, pro sorpresa, un llamamiento a acelerar las negociaciones de paz en Colombia, parte de las cuales se desarrollan en Cuba.

El programa del Papa el domingo por la tarde incluye un encuentro con sacerdotes, religiosos y seminaristas en la catedral de La Habana y, posteriormente, un encuentro con jóvenes en el centro cultural Padre Félix Varela.

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