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Gustavo Virués, uno de los fallecidos - ABC

Noche al raso junto al cadáver de sus amigos en un barranco de Marruecos

Tras varios días, David García llegó al lugar donde tres compañeros suyos quedaron atrapados. Dos fallecieron sin recibir asistencia. No quiso dejarlos solos ni muertos

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La noche más dura y más triste de David García. Velatorio improvisado en el fondo de un escarpado barranco de Marruecos, con un frío helador y junto a los cadáveres de José Antonio Martínez y Gustavo Virués, dos amigos a los que había ido a rescatar con vida y que habían sufrido un percance junto a Juan Bolívar. Así pasó las horas del domingo al lunes David. En estado de «shock». No quiso hacer caso a nadie. Y allí se quedó cuando Bolívar fue rescatado sin heridas de gravedad. Solo con sus dos colegas muertos.

La amistad de cerca de cuatro décadas, toda una vida, es lo que empujó a David García a tratar de rescatar a sus compañeros de expedición accidentados la semana pasada en la cordillera del Atlas, en el sur del país magrebí.

No tenían el equipo necesario ni estaban respaldados por agentes especializados a pesar de que habían dado la voz de alarma el pasado miércoles a las autoridades. Contaban, esencialmente, con el afán de supervivencia, el deseo de encontrar sanos y salvos a Virués, Martínez y Bolívar, de los que se habían separado.

Así es como David y otros tres compañeros se dirigieron junto a miembros de la Gendarmería hacia el escarpado cañón de la provincia de Uarzazat en el que estaban atrapados. Con José Antonio Martínez le unían vínculos desde la guardería en Granada y, por supuesto, su afición a la montaña desde hace años. Lo cuentan varias personas de su entorno que se han desplazado hasta Marruecos para seguir de cerca las operaciones de rescate.

Localizar a los tres escaladores fue complicado y llegar hasta donde se encontraban, una verdadera odisea. Pero más duro fue comprobar el sábado que Virués no había podido sobrevivir y que Martínez se encontraba en situación muy delicada tras llevar varios días con una pierna rota. Necesitaba de manera urgente una atención que no llegaba pese a los días transcurridos y que la noticia había saltado a todos los medios de comunicación. Pero la vida de Martínez se fue apagando sin recibir asistencia.

David fue finalmente sacado del cañón este lunes y trasladado a un hospital de Uarzazat en un helicóptero. Las personas de su entorno pidieron que su traslado se llevara a cabo de manera separada al de los cuerpos de Virués y Martínez, que fueron izados fuera de la garganta pero esperan en una cima en medio de una climatología adversa a ser recogidos, casi con toda seguridad, el martes.

Con el paso de las horas crece la indignación entre familiares y amigos desplazados hasta Marruecos y entre los propios miembros de la expedición. Detrás de la tragedia entrevén falta de coordinación y dejadez por parte de las autoridades. Entienden que con un mecanismo de rescate más organizado se hubiera podido salvar casi con toda seguridad, al menos, la vida de José Antonio Martínez.

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