El nacimiento de la industria naval vivida desde la Bahía

Antonio López y López se marchó, como muchos, con las ma-nos vacías rumbo a América. Volvió de Cuba enriquecido y dispuesto a fundar su naviera: la A. López y Cía. En 1878 el que fuera primer Marqués de Comillas vio cumplido su deseo de construir en Cádiz un dique para la reparación de barcos. El Estado le adjudicó el servicio postal con las Antillas, impulsando el nacimiento de una próspera industria que, con sus altibajos, ha llegado hasta nuestros días. En 1881 constituiría la Compañía Trasatlántica.

El recuerdo de Antonio Ló-pez continúa vivo en Matagorda gracias a una estatua y a la Capilla neorrománica que se alza frente ella.

Claudio López Bru, segundo Marqués de Comillas, se hizo cargo de la compañía a su muerte, iniciándose una nueva etapa.

La historiadora Sara Vargas Vassallo le describe como un hombre «austero, profundamente religioso y de rígida mo-ral, muy distinto a su padre». De su actitud «paternalista» con los empleados quedó constancia, además de en la capilla, en la escuela y el asilo para huérfanos que mandó construir.

Fue hacia 1888 cuando apareció propiamente el astillero dedicado a la construcción de barcos, gracias a la renovación del contrato de comunicaciones marítimas con el Estado y el anuncio del plan de escuadra de Rodríguez Arias.

El astillero fue inaugurado con la construcción del primer vapor, el Joaquín del Piélago, que cu-bría la línea de Tánger.

Sin embargo, nunca se abandonó el mercado de las reparaciones navales. Los trabajos del arquitecto Adolfo García Cabezas reconvirtiendo vapores en embarcaciones para el transporte de tropas durante la Guerra de la Independencia de Cuba han pasado a la historia.

La Guerra de Cuba, las dos Repúblicas, la Crisis del 29, la Guerra Civil, la Primera y la Segunda Guerra Mundial, la Transición, las reconversiones industriales... Llámese López y Cía, Cía Trasatlántica, Sociedad Española de Construcción Naval, Astilleros Españoles, IZAR o Navantia la relación entre la industria naval española y la Historia ha pasado por la Bahía de Cádiz, por generaciones de trabajadores que lo han hecho po-sible.