VIENA. George Bush atiende la intervención del canciller austriaco, Wolfgang Schüssel, en presencia de Durão Barroso. / AFP
MUNDO

Bush se compromete ante la UE a cerrar cuanto antes la prisión de Guantánamo

Europa colaborará para repatriar a los reclusos que no sean juzgados en Estados Unidos

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La Unión Europea ha estado pidiendo durante meses que Estados Unidos cerrase la prisión de Guantánamo. Pues bien, su insistencia se ha visto recompensada de forma que ahora asume que tendrá que colaborar con Washington en el trabajo que permita acabar con esta aberración jurídica, ayudando a reenviar a sus países de origen a los prisioneros que no vayan a ser juzgados por tribunales norteamericanos.

Estados Unidos y la Unión Europea han hablado abiertamente de sus diferencias y se han puesto de acuerdo sin el menor dramatismo en los más importantes asuntos internacionales, incluyendo casos tan espinosos como éste o el de los vuelos de la CIA en Europa.

El ambiente de esta reunión ha sido muy diferente al que se había visto en anteriores ocasiones. El canciller Wolfans Schussel como presidente del Consejo y el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, comparecieron junto a George W. Bush en uno de los grandes salones imperiales de Viena para recordar que Europa y Estados Unidos siguen siendo socios imprescindibles.

La prueba mas evidente de este cambio de tono ha sido precisamente el hecho de que la cuestión de Guantánamo apareciese con toda naturalidad en la rueda de prensa, aunque no se haya mencionado expresamente en el documento final. Se pensaba que tal vez podría provocar cierto grado de incomodidad entre los líderes políticos, pero lejos de eso la discusión parecía ir como la seda. «Agradezco los comentarios que me han hecho sobre Guantánamo», dijo Bush al sacar a relucir él mismo este asunto en la rueda de prensa, porque «yo quiero cerrar Guantánamo».

Devolución

El problema para ello es que, según dijo, no encuentra fórmulas para devolver a sus países de origen a esas personas, manteniendo al mismo tiempo la garantía de que en el futuro no representarán un peligro porque se enrolen en las nebulosas del terrorismo internacional. De los 400 que según dijo quedan allí, la mayoría saudíes, yemeníes y afganos, sólo serán juzgados por tribunales norteamericanos aquellos que tienen delitos de sangre («bloody killer» los llamó), el resto deben ser llevados a sus países de origen (si los quieren, que no está claro en todos los casos) juzgados allí o liberados.

Schüssel dijo que Europa colaborará en la búsqueda de organizaciones internacionales humanitarias que puedan facilitar este trámite, que en todo caso dio solem- nemente por finalizado: «En la reunión nosotros -dijo- más de que Guantánamo hemos hablado del pos Guantánamo».

Tampoco los vuelos ilegales de la CIA en Europa han perturbado esta reunión de Viena, más allá del comentario reiterado por el jefe del Gobierno austriaco en la rueda de prensa diciendo que «los europeos debemos entender lo que significó el 11 de septiembre para América, pero debemos también saber que sólo podremos vencer al terrorismo si no perjudicamos a nuestros valores». Bush no quiso añadir leña al fuego de un debate muy agudo en Europa, pero que puede tener secuelas tanto sobre la imagen de EE UU, y sobre todo traer consecuencias para los propios gobiernos europeos. De modo que a todos les conviene pasar cuanto antes de página y olvidar el período de desencuentros que provoco entre los propios europeos, y entre éstos y Estados Unidos el conflicto de Irak. Bush lo dijo con todas las palabras: «comprendo perfectamente las diferencias sobre nuestra política en Irak, pero lo que pasó ya ha pasado».

Energía

Y cuando le toco a Schussel defender la imagen de Estados Unidos frente a las definiciones hostiles en la opinión publica continental, el austriaco recordó que él mismo nació en 1945, el año del final de la II Guerra Mundial y que «Estados Unidos nos dio de comer y nos ayudó a convertir una ruina en esta agrupación de países prósperos y libres que somos. Es grotesco declarar que Estados Unidos es una amenaza para el mundo».

Si será evidente que han cambiado los vientos en la Administración republicana, que se ve hasta en uno de los aspectos mas cruciales para la mentalidad y la sensibilidad norteamericanas, el campo de la energía. Bush recordó lo raro que parecía hasta ahora escuchar a un texano como él hablando de «liberar a Estados Unidos de su adicción al petróleo» y aunque sus reflexiones no están todavía exactamente en la misma longitud de onda que las europeas, al menos se le ha escuchado hablar con cuidado de «cambio climático», «calentamiento global» y «eficiencia energética».

Tal vez en Estados Unidos no esté todavía en condiciones de hablar de disminuir el consumo energético, sino que todo su interés está centrado en la búsqueda de alternativas que permitan mantener los actuales niveles estratosféricos de consumo, pero es un paso.