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Un miembro del jurado salvó la vida del único condenado por el 11-S

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Entre la vida y la muerte de Zacarías Musaui, el único condenado en relación a los atentados del 11-S, sólo se interpuso el voto de un miembro del jurado, suficiente para romper la unanimidad necesaria para recibir la pena capital.

Durante la semana de deliberaciones no hubo grandes desacuerdos. Aparentemente, todos estaban convencidos de que la complicidad de Musaui propició la muerte de las casi 3.000 personas que perecieron ese día, pero a la hora de votar en secreto, alguien que nunca dio la cara opinó lo contrario.

Así se lo contó la portavoz del jurado, compuesto por doce hombres y mujeres, a una reportera de The Washington Post que había cubierto el proceso. «Me siento frustrada», le dijo, «porque creo que se nos ha engañado con el anonimato de quien votó «no». Nunca sabremos sus razones. Nunca podremos escrutar sus motivos a la luz de las pruebas, los hechos y la ley».

No dio la cara

Una y otra vez el jurado trató de discutir las distintas posibilidades, pero como nadie dio la cara no era fácil rebatir sus argumentos. Los pros y los contras de cada teoría se trataron a ciegas y con suposiciones.

En realidad ocurrió lo contrario. El jurado tenía que pronunciarse sobre tres cargos de terrorismo, y la unanimidad en cualquiera de ellos habría acarreado automáticamente la pena de muerte. En una de estas imputaciones el resultado durante toda la semana fue de 11 a 1, pero en los otros dos el disidente encontró un nuevo adepto para el cómputo final, que quedó en 10 a 2.