SATISFACCIÓN. Chaves abraza a Manuel Gracia entre los aplausos de la Cámara, una vez concluida la votación de la primera reforma del Estatuto andaluz, que el viernes llegará al Congreso. / EFE
ANDALUCÍA

El Parlamento aprueba el Estatuto andaluz con los votos de PSOE e IU

El nuevo texto autonómico aboga por un modelo más federalista que nacionalista El articulado debe ser aprobado por las Cortes y refrendado por los andaluces en las urnas

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La historia andaluza tiene ya su propio 2 de mayo. El Parlamento aprobó ayer la proposición de Ley de la Reforma del Estatuto de Andalucía con 67 votos a favor -PSOE e IU, que conforman la necesaria mayoría de tres quintos- y 41 en contra -PP y PA-. Una filosofía más federalista que nacionalista impregna un articulado en el que no se renuncia al máximo techo competencial que permite la Constitución, pero que tolera compartir con el Gobierno central algunas de las prerrogativas más decisivas, tales como la Agencia Tributaria o el control de los puertos y aeropuertos de interés general.

El presidente Manuel Chaves y el PSOE andaluz han ideado una tercera vía, que podría ser la Hoja de Ruta a seguir por otras comunidades autónomas inmersas en la reforma de sus normas básicas. El Estatuto que nació ayer ser antoja más ambicioso que el presentado en la Comunidad Valenciana -gobernada por el PP-, pero alejado de las tentaciones insolidarias y asimétricas que algunos siguen viendo en el Estatut.

María del Mar Moreno, presidenta del Parlamento andaluz, registrará el próximo viernes el nuevo articulado en el Congreso de los Diputados, donde se tramitará como Ley Orgánica. Si las Cortes Generales dan el visto bueno definitivo, el texto será sometido a referéndum en febrero de 2007.

La sesión se ha desarrollado conforme al guión previsto, sin sorpresas y con la Cámara dividida en dos bloques. Las posiciones de las cuatro formaciones estaban muy definidas y, por si cabía alguna duda, los portavoces perfilaron en sus intervenciones de la mañana las intenciones que ejecutaron a las 20.14 horas, cuando comenzó la votación pública y por llamamiento, es decir, que se sustituyó el sistema habitual de votación electrónica por el nominal, también previsto en el Reglamento de la Cámara.

De esta forma se extirpaba, incluso, la posibilidad de que sus señorías incurrieran en algún error al darle al botón en cuestión. Tras oír su nombre, cada parlamentario debía decir «sí» o «no».

Estrecho margen

Y este detalle era importante, porque si la diferencia de votos ha sido amplia -67 frente a 41-, el margen se torna estrecho bajo el baremo de la mayoría cualificada de tres quintos. De hecho, si se hubiera producido la baja de tan sólo dos parlamentarios del bloque PSOE-IU, la reforma no habría podido salir adelante. Este hecho no se produjo, al contrario, un diputado del PP tuvo que ausentarse.

Manuel Chaves lo dejó claro en su alocución, que abrió el debate, y en las declaraciones que realizó a los medios de comunicación al final del mismo: Un Estatuto aprobado por mayoría cualificada está tan legitimado democráticamente como otro que haya nacido del consenso de todos los grupos con representación parlamentaria.

La legitimidad. Este ha sido uno de los ejes centrales del PSOE frente a las críticas de PP y PA. Los populares han calificado de disparate una reforma que excluye al 40 por ciento de los representantes andaluces -cifra que suman los parlamentarios de ambas formaciones-.

Los socialistas acusaron al partido de Javier Arenas de anteponer los intereses de Mariano Rajoy al de los andaluces, ya que el presidente nacional del PP habría ordenado a todos sus líderes regionales que frenasen cualquier reforma estatutaria, incluida la andaluza.

Esto justificaría, a decir del PSOE, la decisión de los populares de rechazar, hasta minutos antes de la votación, las cinco enmiendas transaccionales que el PSOE estaba dispuesto a aceptarles y que reforzaban las alusiones a la unidad de España, tanto en el Preámbulo como en el Artículo 1, donde se define a Andalucía como una nacionalidad histórica.

Antonio Sanz, portavoz del grupo parlamentario popular, culpó directamente al presidente andaluz de esta falta de consenso: «Esto es un fracaso personal de usted, señor Chaves».

Casi 10 horas de sesión

Resucitar el espíritu del 28 de febrero. Este ha sido otro de los caballos de batalla del PSOE durante las casi diez horas de sesión. Manuel Gracia, portavoz del grupo parlamentario socialista, insistió en que había que preguntarse qué significó aquél día histórico. Él mismo respondió: «Todo el pueblo andaluz salió a la calle para decir que no estaba dispuesto a aceptar ni el agravio, ni la discriminación con el resto de nacionalidades históricas».

Pero el PSOE también exprime la historia para hacer paralelismos con el presente. Pone el acento en que la derecha de entonces -la UCD- y los nacionalistas andaluces -que se llamaban PSA- se opusieron al primer Estatuto como lo hacen ahora el PP y el PA. Tanto en el pasado como en el presente, las dos formaciones de izquierdas -antes PSOE y el PCE y ahora PSOE e IU- apoyaron la reforma desde el principio. Gracia sacó a colación la famosa escena de sofá entre el ministro del Interior de la época, Martín Villa, y el entonces máximo responsable de los andalucistas, Rojas Marcos. Los vigentes populares y andalucistas no comparten esta visión histórica y recuerdan que el denominado Estatuto de Carmona, finalmente, fue aprobado con el apoyo de todos los grupos de la Cámara.

Manuel Gracia echó más leña al fuego recordando que, tanto ayer como hoy, «muchas voces de la derecha política y mediática se burlaron de los andaluces diciendo que dónde íbamos reclamando ser una nacionalidad histórica, algo que han vuelto a hacer con la referencia a realidad nacional».

El rodillo

Antonio Sanz aseguró que la mejor fotografía que resume, tanto las últimas posiciones socialistas, como el desarrollo de la ponencia, es la que protagonizaron Manuel Chaves y Manuel Gracia durante sus intervenciones de la mañana: El PSOE tiene la mayoría absoluta, y esto es lo que hay. Argumentó que el PP había presentado 254 enmiendas y que el PSOE sólo le había aceptado 14, y todas ellas de carácter técnico. Reiteró que Chaves era un esclavo del pacto con IU, al que tildó de torpe y precipitado.

Concha Caballero, portavoz de IU, se mostró, por su parte, muy satisfecha de las aportaciones progresista que su formación había realizado en diversos títulos. Reconoció que le gusta más la denominación de nación para Andalucía, pero asumió que por esta discrepancia no se puede echar por tierra todo lo bueno de la reforma. De hecho, IU defenderá en el Congreso que Andalucía sea definida como nación. Eso sí, reiteró que Andalucía no se sitúa ni un milímetro por detrás de Cataluña en competencias.

Esta tesis no la compartió, ni de lejos, Pilar González, portavoz del PA, que situó a Andalucía en un 60 por ciento por debajo de Cataluña en las atribuciones que les asignan sus respectivos estatutos. El PA puso en valor que ha sido el único partido que ha registrado en la Cámara andaluza un Estatuto completo. Lo defiende porque, según ella, es la única herramienta para librar a Andalucía de agravios y discriminaciones.