El ministro francés de Exteriores, Douste-Blazy; el de Reino Unido, Straw; el de Alemania, Steinmeier, y el de la UE, Solana, ayer en Berlín. / AP
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Europa decide remitir al Consejo de Seguridad el programa nuclear de Irán

El ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeir reconoce que las conversaciones con Teherán «han llegado a un punto muerto»

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Las principales potencias de la Unión Europea, Alemania, Francia y Gran Bretaña, anunciaron ayer en Berlín que el largo y poco fructífero proceso de negociación con Irán, a fin de impedir que este país lleve a cabo su programa nuclear, habían llegado a un «punto muerto» y, por ello, acordaron remitir el caso al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

El acuerdo final será adoptado por el consejo de gobernadores de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) durante una nueva reunión extraordinaria que posiblemente tendrá lugar la próxima semana en Viena.

«Nuestras conversaciones con Irán han llegado a un punto muerto» dijo el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, después de mantener un reunión de urgencia con sus colegas de Francia, Philippe Douste-Blazy, Reino Unido, Jack Straw y el Alto Representante de la política Exterior de la UE, Javier Solana.

Un breve comunicado conjunto suscrito por los tres ministros añade en forma categórica: «Creemos que ha llegado el momento para que este problema sea remitido al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas». El documento señala, asimismo, que los ministros pedirán la realización de un encuentro extraordinario del consejo de gobernadores de la Agencia Internacional para que apruebe la importante medida.

La decisión, anunciada ayer en la capital alemana, pone fin a dos años y medio de esfuerzos diplomáticos destinados a convencer a la República Islámica de que abandone su programa de enriquecimiento de uranio, bajo la sospecha de que pretende utilizarlo en la producción de combustible para armas atómicas.

La medida fue sancionada después de que Irán decidiera, el martes pasado, retirar los precintos de la ONU en la planta nuclear de Natanz. Ese día, el Gobierno iraní anunció también su decisión de reanudar la investigación y puesta en marcha de la producción de uranio enriquecido.

Apuesta diplomática

«Esta disposición es un claro rechazo a nuestros esfuerzos diplomáticos y un desafío a la AIEA y a la comunidad internacional», advirtieron los ministros europeos al justificar su inapelable decisión al respecto. «No se trata de una disputa entre Irán y Europa, sino entre Irán y el resto del mundo. También tiene que ver con el fracaso de Teherán a la hora de impulsar la confianza imprescindible sobre la naturaleza pacífica de su programa nuclear».

Durante una breve rueda de prensa conjunta, el ministro alemán puso énfasis en que él y sus colegas europeos siguen apostando por una solución diplomática al conflicto, pero subrayó que había sido el Ejecutivo iraní el que había cerrado la vía negociadora con su determinación de reiniciar su programa de enriquecimiento de uranio.

«A lo largo de las negociaciones, la parte europea ofreció abrir un nuevo capítulo en las relaciones políticas, económicas y tecnológicas con Irán, pero todas nuestras ofertas fueron rechazadas por Teherán sin siquiera llegar a ser examinadas», insistió el ministro Steinmeier. Ante la violación de los acuerdos y la poca colaboración con la Agencia Internacional de parte de Irán, ha llegado el momento de convocar al Consejo de Seguridad», sentenció.

El punto de no retorno en las negociaciones comenzó a gestarse cuando el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, se pronuncio por la desaparición de Israel y calificó de «mito» el Holocausto, y se concretó cuando el mandatario dijo, el miércoles pasado, que su país no se dejaría «intimidar por la agitación» y que seguiría por el camino, de lo que calificó como «progreso para dominar y utilizar la energía nuclear con fines pacíficos».

Durante la rueda de prensa, el ministro británico, Jack Straw, recordó que en el marco de las negociaciones, Estados Unidos había dejado de lado sus reservas con respecto al ingreso de Irán en la Organización Mundial de Comercio y se había mostrado dispuesto, incluso, a levantar el embargo a las piezas de recambio para la aviación civil. «Fue un gesto muy, muy importante», dijo Straw.

«No está cerrada definitivamente la posibilidad de reanudar las negociaciones», adujo, por su parte, Javier Solana, al recordar que el comunicado deliberadamente no menciona la posibilidad de sanciones de Naciones Unidas, una opción que la troika comunitaria mantiene en reserva, ante la posibilidad de que el Consejo de Seguridad logre convencer a Irán de regresar a la mesa de negociaciones.

«No tenemos ningún contencioso abierto con la población de Irán y tampoco pretendemos hurtar su derecho a la energía nuclear para uso civil. Pero lo que resulta inaceptable es la falta de claridad sobre los objetivos de ese programa», añadió Solana.

El ministro francés de Exteriores, Philippe Douste-Blazy, destacó por su parte, la necesidad de lograr la mayor unidad de acción posible de la comunidad internacional y abogó por sensibilizar a China ante el problema: «Sólo así tendremos fuerza suficiente para que Irán vuelva a ser razonable», concluyó.

Rusia, posible cambio

Rusia, el principal valedor de Irán en la escena internacional, dio ayer por primera vez señales de que su postura podría cambiar si Teherán se empecina en continuar adelante con su programa de investigación nuclear. En unas declaraciones a la emisora de radio Eco de Moscú, el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, no descartó que el asunto pueda acabar en manos del Consejo de Seguridad de la ONU, algo que Washington viene reclamando desde hace tiempo y a lo que Moscú se ha opuesto siempre. Según Lavrov, la semana próxima se reunirán en Londres para hablar del tema representantes de Rusia, EE UU, la UE y China.