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Centenares de personas despiden a los fallecidos en Alcalá

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Los cadáveres de Miguel Sánchez Rojas y de Catalina Cabezas, quienes murieron el pasado martes a consecuencia de disparos de escopeta en un suceso aún sin aclarar y bajo secreto de sumario, recibieron hoy sepultura en el cementerio municipal ante varios cientos de personas.

El féretro de Miguel Sánchez, que tenía 39 años y era trabajador agrario y primo hermano del marido de la fallecida, llegó a las 11.00 horas a la iglesia parroquial de San Jorge donde se ofició su funeral.

Más de cien personas esperaban su llegaba bajo un discreto dispositivo de seguridad organizado por la Guardia Civil y la Policía Local en la plaza, donde se produjeron escenas de dolor mientras el ataúd era transportado desde el coche fúnebre hacia la iglesia, y hubo varios desmayos entre ellos el padre del fallecido que se desplomó y tuvo que ser introducido en el templo casi en volandas por varios familiares.

En el interior de la iglesia esperaba otro centenar de personas y durante el funeral se reprodujeron las escenas emotivas por parte de los allegados al fallecido.

Al término del funeral sus restos fueron trasladados a pié hasta el cementerio, distante unos 400 metros, donde recibieron sepultura en un nicho en presencia de unas cincuenta personas.

Entre las coronas de flores que acompañaron al féretro destacaban algunas de su familia, entre ellas una de sus primos.

Una hora después llegó a la misma iglesia -también procedente del hospital Puerta del Mar de Cádiz, donde se les practicó la autopsia a ambos cadáveres- el féretro con los restos de Catalina Cabezas, que tenía 43 años.

Medio millar de personas aguardaron en la plaza la llegada del ataúd, y del marido de la víctima y sus dos hijas, de 14 y 22 años, así como del resto de familiares.

El párroco, en un templo abarrotado de personas, transmitió palabras de "solidaridad y consuelo" para los familiares tras la "trágica y desconcertante pérdida".

Tras finalizar el funeral, el cortejo fúnebre en el que familiares de la fallecida portaban su féretro se encaminó al cementerio donde Catalina Cabezas fue inhumada en otro nicho distante apenas treinta metros del que acogió los restos de la otra víctima.

El pasado martes a las 15.00 horas una llamada alertó a los servicios de emergencia de la existencia de una mujer que yacía sobre el asfalto de la carretera que une Alcalá de los Gazules con la autovía A-381 Jerez-Los Barrios.

Las asistencias sanitarias intentaron reanimar a Catalina Cabezas sin éxito y ante el descubrimiento de que presentaba heridas por disparo de arma de fuego alertaron a la Guardia Civil.

El instituto armado montó un dispositivo en la zona y una hora después hallaron a unos 150 metros del cadáver de Catalina Cabezas el de Miguel Sánchez, con evidentes lesiones producidas por el disparo de una escopeta de postas de las empleadas para la caza, y encontraron también junto a su cuerpo un arma de estas características con la que presuntamente se efectuaron los disparos que acabaron con la vida de las dos personas.

La titular del juzgado número dos de Chiclana de la Frontera (Cádiz) se personó en el lugar de los hechos donde ordenó el levantamiento de los cuerpos y su traslado al hospital de Cádiz, donde ayer se les efectuó la autopsia de la que aún no han trascendido sus resultados, y el caso se mantiene bajo el secreto del sumario judicial.