Un hombre habla por el móvil mientras cruza ante dos de los muertos en el atentado de Baquba. / AFP
MUNDO

Un terrorista suicida causa una masacre durante el funeral de un líder chií en Irak

El kamikaze hizo estallar la bomba que portaba y segó 34 vidas en Baquba, en una jornada que se saldó con medio centenar de muertos

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El intento de normalización democrática a través de unas elecciones libres -celebradas el pasado 15 de diciembre, aunque todavía no se conocen los resultados- no ha logrado frenar la violencia incontrolada en Irak. Ayer, en la jornada más negra desde los comicios, alrededor de medio centenar de personas perdieron la vida en una oleada de ataques sin ninguna justificación.

La acción más mortífera, llevada a cabo por un terrorista suicida, tuvo como escenario el funeral de un líder chií en las proximidades de Baquba, al norte de Bagdad. El resultado: 34 muertos y 48 heridos, según la cifra definitiva proporcionada por el Ministerio del Interior.

El kamikaze, con una potente carga explosiva adosada al cuerpo, se mezcló con el más de centenar de personas que acompañaban el cuerpo de Ahmed Hamed Banquer, representante del partido religioso chií Al-Dawa, muerto el martes en la ciudad de Meqdadiyah. Precisamente, Banquer perdió la vida en un ataque en el que también perecieron uno de sus hijos y un guardaespaldas.

El partido Al-Dawa, uno de los más radicales durante el régimen del depuesto Sadam Husein, está liderado por el primer ministro saliente, Ibrahim al-Yafari y es una de las formaciones más influyentes en la coalición de Gobierno chií-kurda. Además, es uno de los principales integrantes de la Alianza Unida Iraquí (AUI), la coalición que se perfila como la vencedora de los controvertidos comicios parlamentarios, calificados de fraudulentos por suníes y chiíes laicos.

El secretario general de la ONU, Kofi Annan, expresó su más completo rechazo y se mostró «horrorizado». Al mismo tiempo, condenó los actos de violencia cometidos contra «civiles inocentes sin respeto a la vida humana y la dignidad de las personas».

Esta acción ocurrió pocas horas después de que la explosión de un coche bomba acabara con la vida de al menos cinco iraquíes y causara heridas a otros quince en el barrio bagdadí de Kadamiya. Según relató el capitán de Policía Salam al-Jatab, el vehículo explosivo, que fue detonado por control remoto al paso de una patrulla policial, causó daños a más de una veintena de automóviles. Tres de los heridos graves son agentes de las Fuerzas de Seguridad.

La sangrienta jornada se amplió con la explosión de otro automóvil cargado de bombas al paso de un coche de las fuerzas especiales del Ministerio del Interior conocidas como Maghauir. Dos agentes y un civil murieron en el acto. La acción terrorista se llevó a cabo poco después del mediodía cerca de un restaurante del barrio Abú Deshir, al sur de Bagdad, comunicó el capitán Ahmed Abdulahen . Entre los quince heridos se encontraban seis miembros de la unidad especial.

Acoso a las Maghauir

El mando policial también afirmó que otro miembro de las Maghauir perdió la vida en un enfrentamiento entre un grupo de hombres armados y fuerzas del orden en los barrios capitalinos de Gazaliya y Al-Jadrá, donde resultaron heridos otros 16 agentes y un civil. Y en el barrio de Ameriya, en el oeste de Bagdad, un responsable del Ministerio del Petróleo y su hijo fueron asesinados a tiros por un grupo de desconocidos.

Baquba fue escenario asimismo del asesinato de un civil, mientras que otros dos resultaron afectados por la metralla del artefacto explosivo que estalló al paso del automóvil en el que viajaban.

Tampoco la mayor riqueza natural con que cuenta Irak, el petróleo, se libró de los ataques insurgentes. Fuentes policiales y del Ministerio del Petróleo informaron de que varios camiones cisternas con combustible fueron destruidos en una emboscada tendida por un grupo armado al norte Bagdad. El ataque fue asumido por el movimiento radical Ejército Islámico de Irak en una página de internet utilizada habitualmente por los insurgentes.

El convoy transportaba combustible a Bagdad para paliar la escasez causada por el reciente cierre de la refinería de Beiji, al norte de la capital, que cesó de bombear durante días debido a las amenazas lanzadas por los rebeldes contra los conductores de los camiones cisterna.