CÁDIZ

Aranguren dice adiós

Tras de más de cincuenta años, El Taller de María cierra sus puertas

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Corrían los años cuarenta. La sociedad española volvía a levantarse de la depresión provocada por la Guerra Civil. En concreto, los gaditanos luchaban por volver a su vida anterior y devolver a la ciudad el esplendor que la hizo famosa un siglo atrás. Y entre las personas que consiguieron que Cádiz resurgiese de sus cenizas destaca el papel de María Aranguren.

Esta mujer quiso que las gaditanas volviesen a vestir con bellos vestidos de paños, sombreros y estolas de visón. Y lo consiguió. En la calle Novena, en lo que era y es el centro comercial de la ciudad, María abrió un taller de confección de vestidos y complementos que se convirtió en el punto de referencia de la moda de la provincia.

Las principales familias de la época viajaban desde Puerto Real, El Puerto de Santa María o Jerez para que María Aranguren les tomase medidas. Llegaban hasta la plaza del Palillero en sus vehículos, ahora de época, que dejaban con la boca abierta a todos los que paseaban por la zona.

Los clientes eran atendidos abajo, en la tienda, y arriba estaba taller donde cosían más de una docena de chicas jóvenes que aprendían el oficio de modista.

Poco a poco el trabajo de María Aranguren se fue consolidando y comenzó a confeccionar vestidos de novias, de madrina y para las invitadas. También diseñaba los vestidos que se ponían las jóvenes para sus puestas de largo.

Pasaron los años y el taller dejó de confeccionar vestidos, aunque seguía dedicado a los complementos. En la década de los noventa y en el nuevo siglo XXI, cientos de mujeres buscaban el broche perfecto para su vestido o el bolso necesario para una boda o una cena.

La compra de la finca y de los locales ha provocado que las actuales propietarias se hayan vistos obligadas a cerrar el negocio. Ahora todos sus artículos están a precios irrisorios, pero conservan la misma calidad y el mismo estilo que le daba su fundadora, María Aranguren.