LA HOJA ROJA

Preparados, listos... ya

Que el tsunami va a llegar, como el milenarismo de Arrabal, es algo seguro. La cuestión es cuándo va a llegar y, sobre todo, si nos va a coger confesados

Por lo visto, en febrero de este año -ya ha llovido- teníamos intenciones de convertirnos en la primera capital de provincia «Tsunami Ready», que, dicho así, parece una cosa muy distinta de lo que realmente es. No lo hemos conseguido -para variar- porque no hemos ... pasado la evaluación de la UNESCO-IOC -como sí la ha pasado Chipiona- pero, de todos modos, no vaya usted a pensar que tras ese nombre había algo más que un diploma diciendo que estábamos preparados para recibir un tsunami. No lo estamos, para qué vamos a andar con tonterías. Y no lo estamos porque desde que vino el ministro Grande-Marlaska en junio de 2021 a presentar el Plan Estatal de Protección Civil ante el Riesgo de Maremotos y a hacerse la foto con las autoridades locales, no hemos hecho otra cosa más que procrastinar -no me gusta nada la palabra, pero no encuentro otra más precisa- y hacernos los remolones con este asunto.

Que el tsunami va a llegar, como el milenarismo de Arrabal, es algo seguro. La cuestión es cuándo va a llegar y, sobre todo, si nos va a coger confesados. Porque por aquí no somos mucho de tomarnos las cosas en serio, usted lo sabe. ¿O es que conoce usted a alguien que se haya hecho el kit de supervivencia de 72 horas que recomendaba la Comisión Europea? Ni siquiera cuando se fue la luz -a ver si algún día nos enteramos de qué pasó- nos dio por hacer acopio de pilas y de linternas de dinamo. ¡Qué le vamos a hacer!, somos como somos y, a estas alturas, va a ser difícil que cambiemos. Por eso estoy tan expectante con el simulacro del próximo jueves 20 de noviembre-la fecha no creo que la hayan elegido por la efeméride, pero quién sabe- y con el desarrollo del sistema de evacuación que nos proponen desde «Respuesta25» -el que pone los nombres tiene delito-, que pondrá a prueba la coordinación de más de un millar de efectivos ante un posible tsunami en la ciudad.

El simulacro, el primero que se hace para la ciudadanía -el anterior se hizo solo con dos centros escolares-, contempla la activación de todos los mecanismos de alerta disponibles, desde el sistema ES-Alert, que nos enviará un mensaje al móvil hasta «sirenas, megafonía y campanas», y avisadores acústicos y señalética en zonas de peligro, según explicó la delegada de la Junta de Andalucía en Cádiz, no sin insistir en que «se trata de un ejercicio y no de un evento real», que ya sabemos lo que pasa en esta ciudad con las sirenas, las campanas y el Facebook. La idea del jueves es ponernos en el peor de los escenarios por si viene la ola: identificar las zonas inundables, las rutas de evacuación, los puntos de encuentro, los espacios donde se atendería a la población tras el desastre… en fin, lo que viene siendo una película de Antena 3 de catástrofes, pero sin Morgan Freeman pidiéndole a Dios que nos bendiga.

No es para tomárselo a broma, claro. En el simulacro intervendrán la Policía Nacional, Guardia Civil, Bomberos, el SAS, la UME, la Policía Local, colegios, hospitales, empresas, asociaciones vecinales...todo liderado desde el Centro de Coordinación Operativa Municipal, con el alcalde al frente, para transmitir mensajes claros y efectivos a la población, como Morgan Freeman.

Y también intervendrán, claro está, los vecinos y vecinas. Porque el pasado 31 de octubre, el pleno municipal aprobó, por unanimidad, el Plan de Actuación Local ante el riesgo de fenómenos naturales, pero a ver cuántos gaditanos -y gaditanas- le han echado un vistazo al documento, que aquí somos más de improvisar. De a ver qué pasa, de yo no me he enterado de nada, de ¿a qué vienen las campanas?, de cuánto dinero habrá costado esto, de no hay viviendas sociales, de ¿dónde está el Obispo?, ya sabe.

Yo, le confieso, ni tengo el kit de supervivencia, ni sé si la zona donde vivo es inundable o no lo es. Tampoco tiene mi casa los tres pisos necesarios para la evacuación vertical ni estoy segura de que cuando llegue el mensaje del pánico al móvil -a las 10.03 am- me coja en casa. Porque, realmente, lo único seguro es que hay que estar alerta, porque no sabemos ni el día ni la hora –y esto es aplicable a casi todo. Así que, por si acaso, ahora mismito voy a ponerme una rebequita.

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