Al Filito

La víspera

Nadie les explicó que la paz también necesita memoria y que, sin ella, se vuelve un juguete en manos de quien la desprecia

El jueves pasado, estudiantes de bachillerato y universidad salieron a la calle para protestar contra las radicales medidas antiterroristas aplicadas por el gobierno de Israel. Eligieron el día con precisión: jueves, víspera amable, con sabor a libertad y a tarde larga.

Todos hemos tenido ... esa edad en la que las causas se confunden con las excusas ; y la indignación parece un buen motivo para no ir a clase. Se les veía convencidos y emocionados. Llevaban pancartas, móviles, consignas aprendidas a medias y una fe casi tierna en que gritar por la paz basta para conseguirla. Nadie les explicó que la paz también necesita memoria y que, sin ella, se vuelve un juguete en manos de quien la desprecia.

Mientras los miraba, no podía dejar de pensar en los jóvenes del festival de Reim, aquel que un siete de octubre de hace dos años celebraba la Vida y cantaba a la Esperanza en la frontera con Gaza. Tenían la misma edad, la misma ilusión en los ojos. Y, sin embargo, aquella fiesta acabó en masacre. Los asesinaron, los torturaron, los quemaron. Algunos murieron abrazados, otros intentando huir, sin entender por qué el Mal se cebaba justo con ellos, que solo querían bailar, reír y soñar.

Es imposible ver aquellas imágenes sin sentir rabia y deseos de Justicia. Porque los chicos del jueves y los de Reim podrían confundirse en una foto. Solo que unos regresaron a casa entre aplausos y los otros jamás lograron llegar. Y si algo enseña esa comparación es que el fanatismo no distingue, ni escucha, ni perdona.

Ayer domingo hubo otra manifestación. Y en esta ya había padres de familia. Y niños, como los degollados por las hienas asesinas aquel 7 de octubre. Todos ellos deberían conocer bien qué sucedió, con profusión de detalles. Un tratamiento de choque al estilo de «La Naranja Mecánica». Quizás así entendieran que la paz no se grita tras una pancarta: se defiende y se construye, sabiendo de qué lado debes estar cuando los demonios llaman a la puerta.

Hace dos años, muchachos así iban de fiesta.

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