Portada del primer medley de Club House
Portada del primer medley de Club House - abc
remezclas

Probablemente, los primeros mash-up de la historia

Silver Pozzoli comenzó a ensayar hace más de treinta años la yuxtaposición musical de canciones enfrentadas

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Si aceptamos los huesos del convento madrileño de las Trinitarias como restos de Cervantes, tampoco vamos a ponernos muy exigentes con el rigor histórico de un dudoso hallazgo discográfico de los que llenan las cajas de ofertas y que todavía valen cuatro duros. La historia de maxisingle, la remezcla, el mash-up y el sample está suficientemente documentada en las enciclopedias, donde, por elevación, se repite un relato que comienza en los conservatorios, pasa por los pioneros del hip-hop y acaba en obras tan exigentes como las que publica y a veces regala Girl Talk, capaz de ensamblar y meter, como hizo hace cinco años, casi cuatrocientos fragmentos musicales en 71 minutos, encaje de bolillos.

Con tanta precisión, pero con menos material, solo dos canciones unidas en la salud y en la enfermedad, en la prosperidad y la adversidad, el mash-up de vertedero vivió su edad de oro hace ahora cosa de una década, cuando cualquiera se ponía a colgar en internet el resultado de unos matrimonios de inconveniencia cuyo mayor atractivo era precisamente su polaridad.

Arrejuntar de forma anónima a Queen con U2, Abba con Van Halen, Pink Floyd con los Bee Gees o a Iron Maiden con Frankie Goes To Hollywood era tan barato como entretenido para la generación de YouTube.

Sin tantos estudios como los Avalanches o 2ManyDjs, todavía hay gente por ahí que se dedica a una práctica bastante chusca, en la que prima el factor sorpresa y cuyas primeras muestras, bastante rupestres, nos conducen a la convulsa y dinamitera Italia de los primeros años ochenta. Un año después de que Luciano Ninzatti y Stefano Pulga pusieran en marcha su «Pink Project», apareamiento de canciones y músicos de genética similar y notable afinidad estilística (Trio y Falco, Alan Parsons Project y Pink Floyd, o Deep Purple y Ten Years After), solo había que dar un paso adelante para juntar y pastorear churras con merinas.

Fue el sello Many Records, refugio del sin par y prolífico Silver Pozzoli y de una compañía estable de productores enmascarados, el que en los años 1983 y 1984 lanzó al mercado, en España a través de Epic y Polydor, dos piezas de museo. Etiquetadas como medleys -género que incluso han cultivado los Beatles, la última vez a través de «Love»-, los dos discos, de siete y doce pulgadas, funden el «Do It Again» de Steely Dan y el «Billie Jean» de Michael Jackson (editado bajo el visionario alias de Club House, tras el que Silvio Pozzoli se escondía junto a Carl Fanini, Gianfranco Bortolotti o Hidalgo Serra) y, a los pocos meses, la lograda yuxtaposición del tema central de «Thriller», disco que aún estaba de buen año, y el «Owner Of A Lonely Heart» de Yes, en esta ocasión firmado por Local Boy, seudónimo de Mario Flores. De manera pretecnológica y amable, los patrones de Many Records, hoy casi olvidados, comenzaron a ensayar una mezcla de materiales cuyo presunto rechazo fue, ya desde entonces, su principal reclamo.

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