Cambio prematuro en el Cervantes
El elegido para sustituir a Bonet es un gran nombre de la poesía española, pero Luis García Montero tiene un perfil político muy señalado
Cuando Juan Manuel Bonet fue nombrado en enero de 2017 tenía un bagaje de gestor cultural en grandes instituciones culturales, como el Museo Reina Sofía , que se puso de inmediato al servicio de un proyecto solvente de reanimación cultural. El Cervantes estaba tocado por la crisis. Y cabe decir que Bonet se volcó con la programación y el fin de los recortes. La calidad de las exposiciones inauguradas es evidente y variada. Iniciativas como la tribuna de hispanistas, con presencia de los más prestigiosos especialistas de nuestra cultura, ha sido otro aldabonazo. La cooperación con entidades e instituciones iberoamericanas y en cada país ha sido una estrategia acertada. No ha podido inaugurar nuevos centros, que están en proyecto.
Un proyecto que no merecía ser segado cuando empezaba a tomar velocidad. Lamentablemente, el Cervantes rompe como nunca antes el consenso de las grandes instituciones culturales. ¿Por qué un Gobierno que viene para dos años en tal minoría se apresura a cambiar al director de una de las más importantes instituciones de nuestra cultura? ¿Tal vez corría prisa a alguno de sus socios políticos el nombramiento? El elegido para sustituir a Bonet es un gran nombre de la poesía española, pero Luis García Montero tiene un perfil político muy señalado , así como ideológico, ya que fue candidato por Izquierda Unida para presidir la Comunidad de Madrid en 2015. El Cervantes merecerá lo mejor de su corazón de poeta.
