Tribunales
Nuevo caso de secuestro y torturas a un narco en Cádiz: «¡O viene tu amigo con el dinero o te cortamos el cuello!»
Dos hermanos y otro colaborador, todos de origen marroquí, estuvieron meses extorsionando a un supuesto socio porque 'perdió' una narcolancha con la que hacían grandes alijos de hachís
La Audiencia de Cádiz les acaba de condenar ahora a ocho y cinco años de prisión tras la petición de la Fiscalía
Pudo sobrevivir. Estuvo meses aguantando chantajes, amenazas y todo tipo de presiones hacia él y su familia pero vivió. Jugó con fuego y casi se termina quemando del todo. Hasta el final. La violencia física y psicológica que ejercieron contra esta persona, cuyo nombre no daremos, fue «extrema». Así lo describe una sentencia de la Audiencia de Cádiz a la que ha tenido acceso este periódico y que acaba de condenar a ocho años de prisión a dos hermanos por secuestrar y torturar al que en principio era su socio en un escabroso asunto de narcotráfico .
Y ocurrió en Cádiz. En varias localizaciones. La violencia del narco cuando los planes no salen según lo previsto (y sobre todo se ha pagado o apalabrado una mercancía perdida) ya ha dejado más de un reguero de sangre por el camino. Que se lo digan a la Banda de Ismael el Ojos por lo que le hicieron al Pelón de Chiclana , por ejemplo. Y aunque la Fiscalía Antidroga o los agentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional continúan poniéndole límites con complicadas y arriesgadas investigaciones, y cientos de detenciones, siempre queda quien lo sigue intentando.
Pues en este caso estos dos 'sicarios' de la droga fueron A.E.B. y I.E.B., de 27 y 40 años. Dos hermanos de origen marroquí que, llegados a la provincia de Cádiz, quisieron sacarle tajada a los contactos que tenían en su país para traficar con fardos por las aguas del Estrecho.
Por ello, y según detalla el fallo como hechos probados, contactaron con un español, vecino de la zona, en el verano de 2019 para que les consiguiera una lancha «con la intención de introducir grandes cantidades de hachís». Además le requirieron que hiciera todos los trámites de la compra y que incluso la pusiera a su nombre. Y así lo hizo a cambio de dinero. Por supuesto.
Una vez que los dos cabecillas ya tenían la embarcación, durante los meses posteriores crearon la infraestructura necesaria para este tipo de narcotráfico realizando varios viajes y alijos. Montaron para ello la logística habitual: pilotos, cargadores, todoterrenos, puntos, guarderías... hasta que la lancha fue interceptada en octubre de ese mismo año frente a la costa marroquí y se detuvo a los dos de los miembros de esta organización que viajaban a bordo con la droga.
«Un clima de terror permanente»
Pero al parecer los dos hermanos no habían tenido conocimiento de este último trayecto y cuando fueron en busca del barco para organizar otro alijo no dieron con él -ya se les había requisado-. Fue entonces cuando su furia se tornó hacia quien en un principio les había ayudado, pensando, posiblemente, que les había engañado.
A partir de ahí y para recuperar el dinero que habían perdido por la incautación del barco , generaron «un clima de terror» permanente hacia este hombre. Le llamaban insistentemente por teléfono e incluso acudieron a su casa en noviembre de 2019 para amenazarle de muerte y, a punta de navaja, le quitaron el coche como represalia por no entregarles el barco.
La situación fue recrudeciéndose y a los pocos días volvieron a acudir a su domicilio pero esta vez con otro colaborador para seguir intimidándolo. Entraron a la fuerza y amenazaron también a la mujer de la víctima . A tal punto llegó el miedo de esta persona por su integridad y la de su familia que dejó de acudir a su trabajo, apagaba el móvil para no ser localizado y evitaba a toda costa salir a la calle. Estaba aterrorizado.
Lo metieron en un coche y lo llevaron a la fuerza hasta un apartamento donde fue torturado durante toda una noche
Pero continuaron. Así la madrugada del 11 de noviembre y tras engañarle para que se presentara a una reunión, los dos narcotraficantes y otro de los procesados lo metieron en un coche a la fuerza y lo llevaron hasta un apartamento ubicado en Manilva. Allí fue «vejado y coaccionado durante toda la noche, impidiendo que pudiera escapar», mientras que lo amenazaban poniéndole una pistola en la cabeza o amagando en varias ocasiones con cortale el cuello . Además le propinaban puñetazos y golpes con un puño americano. «¡O viene tu amigo con el dinero o te vamos a cortar el cuello!», «¡nos la vamos a follar delante de ti si no nos entregas tu casa!», le gritaban.
A la mañana siguiente y tras el temor que le habían creado, lo llevaron contra su voluntad a una gestoría para que pusiera su casa familiar a nombre de ellos. No lo lograron pero sí consiguieron que les firmara un contrato de compraventa y reserva de la propiedad si bien nos les entregaba un dinero en un plazo que acordaron.
Finalmente esta organización fue desarticulada y la investigación policial pudo identificar a los responsables de este turbio asunto y, tras haber permanecido en prisión provisional, ahora han sido condenados.
Todos los procesados, los dos hermanos, el colaborador y el que terminó siendo su víctima, han reconocido ante la Fiscalía que dirigía esta investigación los hechos que se les imputa, llegando a un acuerdo de conformidad.
Por ello el tribunal de la Sección Primera de la Audiencia de Cádiz ha condenado a los cabecillas a ochos años y dos meses de prisión por los delitos de tráfico de drogas, extorsión continuada y secuestro. A cinco años, al colaborador que acudió con ellos al domicilio y al apartamento donde se produjeron las torturas; y a un año y dos meses, a la víctima al que se acusaba de un delito de tráfico de drogas. A los extorsionadores también se les impone una orden de alejamiento. Esta sentencia es firme por lo que contra ella no cabe recurso.
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