REPORTAJE

Torturas, secuestros, armas y trampas, los modos más peligrosos de los narcos en Cádiz

Las últimas operaciones policiales confirman el incremento de agresividad de estas bandas que se atreven a todo para conseguir su objetivo

MARÍA ALMAGRO

Un joven de Sanlúcar lo comprobó hace poco y le quedó la señal para el resto de su vida. Le cortaron dos falanges de una mano sino confesaba donde estaba la droga. La crueldad con la que actúan las bandas de narcotraficantes es cada vez mayor. Todo vale con tal de preservar la mercancía, recuperarla e incluso robarla si ese es el plan. El objetivo no entiende de escrúpulos y si no se cumple con las directrices marcadas por los proveedores, los socios de la otra orilla, puede salirles muy caro.

A este joven, que se ajusta perfectamente al perfil del tipo de chicos 'ni-ni' que se enredan en la delincuencia, el arriesgado juego le llevó a quedarse sin dos dedos de su mano. Lo secuestraron y torturaron sin piedad para que dijera dónde estaba lo que buscaban. La Guardia Civil lo rescató cuando viajaba en un coche junto a los miembros de la organización que se estaban 'ocupando' de él.

Otra vuelta de tuerca más

Este episodio no ha sido el primero ni será el último que se conozca. Las redes que se dedican a introducir la droga en España desde Marruecos y trasladarla tierra adentro han dado otra salvaje vuelta de tuerca a lo ilícito. Si antes consistía en colar la droga sin ser interceptados saltándose algunas pautas legales implícitas, ahora el objetivo es el mismo en esencia, pero las circunstancias y los modos se han vuelto cada vez más feroces. Según los investigadores que suelen llevar estos asuntos los motivos pueden ser varios como la rivalidad y desconfianza entre los grupos por los llamados 'vuelcos', las exigencias y amenazas de los 'jefes' de la droga si no cumplen lo acordado y el temor a la constante y ardua labor policial que les hace ponerse «más nerviosos» en cuanto algo no sale bien.

Sea como fuere, la realidad es que las últimas operaciones desarrolladas para poner coto a estos delincuentes confirman que la tendencia al alza de la violencia es evidente. «Es raro ya cuando no se encuentran armas en los registros. Hace unos años podía haber alguna, algo más propio de grupos militarizados, muchas veces extranjeros, pero ya está siendo algo habitual aquí decomisar munición, pistolas, escopetas e incluso subfusiles de asalto », cuenta una de estas personas que combate a diario el narcotráfico en la provincia.

«Es raro ya no encontrar armas en los registros. Hace años ya había pero no tantas como ahora»

Y no son pocos los que forman estas bandas. En la operación, denominada 'Cuatro y medio', en la que cayeron los que torturaron varios días al joven de Sanlúcar del que hablábamos, se detuvo a 18 personas. La Guardia Civil tuvo que precipitar la explotación de esa investigación por miedo a que el secuestrado terminara perdiendo la vida , como, por ejemplo le ocurrió al 'Pelón' en manos de la temida banda de Ismael López, 'El Ojos'. En la 'Cuatro y medio' incautaron más de seis mil kilos de hachís, dos armas de fuego prohibidas y diez vehículos, de los que cinco figuraban como robados en Málaga.

Las pesquisas se iniciaron tras detectar una organización criminal con una estructurada jerarquizada afincada en la desembocadura del río Guadalquivir al mando de varios cabecillas que se dedicaba a transportar hachís desde Marruecos con semirrígidas, utilizando para descargar y trasladar los fardos todoterrenos robados. Un 'modus operandi' común. Sin embargo, como se comprobó, este grupo también terminó recurriendo a la violencia. Una vez tenían el hachís en tierra lo llevaban a viviendas próximas a la costa para después distribuirla en partidas más pequeñas a otras zonas de todo el país.

Secuestro en Jerez

Este pasado agosto volvió a ocurrir. Una persona denunció en Jerez que había sido retenida en contra de su voluntad por un grupo de desconocidos durante varias horas. En ese tiempo lo habían trasladado en coche por distintas zona de la ciudad mientras le proferían graves amenazas y le pegaban . Agentes de la Unidad de Delitos Especializados y Violentos (UDEV) de la Policía Nacional comandaron esta investigación y comprobaron que los presuntos secuestradores formaban parte de una banda experta en dar 'vuelcos', robar la droga a otros narcos. Los seis implicados contaban con múltiples antecedentes y se caracterizaban por su violencia a la hora de cometer los hechos criminales, haciendo uso de armas de fuego, armas blancas y agresiones físicas para conseguir su propósito.

Los policías los siguieron de cerca para tener claro cómo se movían e ir a por ellos. Durante las detenciones y registros en tres casas de Jerez se necesitó la intervención en apoyo del Grupo Especial de Operaciones (GEO) debido a la peligrosidad de los investigados. En los registros realizados se intervino un arma de fuego con su munición, más de 200 cartuchos de diferentes calibres, sistemas de geolocalización, dos vehículos de alta gama, dispositivos electrónicos, pasamontañas y diversos útiles para el forzamiento y extracción de cerraduras. Además, los investigadores constataron su gran especialización ya que se valían de avanzados medios técnicos para someter a vigilancias y seguimientos a sus objetivos y conocer sus movimientos en todo momento.

Mismo patrón, más o menos, definía a los detenidos en la conocida como 'operación Snap-At', donde cayeron dos organizaciones rivales también dedicadas al narcotráfico. En este caso protagonizaron un tiroteo tras el robo de una partida de hachís entre ambas organizaciones. En esta investigación, desarrollada también recientemente, la Guardia Civil detuvo a 13 personas en las provincias de Cádiz y Sevilla y cursaron tres órdenes de detención internacional. A los investigados se les imputan los delitos de tráfico de drogas, tenencia ilícita de armas, homicidio en grado de tentativa, lesiones y pertenencia a organización criminal. Delitos que ya van mucho más allá también de una cuestión de salud pública .

Se realizaron nada menos que 17 registros y encontraron además de droga y dinero en efectivo (más de 100.000 euros), numerosas armas de fuego: largas, cortas y simuladas . Además de ropa y efectos para hacerse pasar por miembros de las fuerzas de seguridad, otra de las técnicas también cada vez más comunes para el robo de droga entre bandas: vestirse de policías o guardias civiles y simular que se detiene a otros narcos para que no opongan resistencia y además crean que la droga va a ser decomisada y no haya ajustes de cuentas después.

«Agente perdone, pensaba que eran ladrones»

En este sentido fue bastante ilustrativo lo que ocurrió el pasado mes de abril en Botafuegos (Algeciras). Allí, en una guardería de hachís, cuatro narcotraficantes se atrincheraron con escopetas y pistolas (todas municionadas) y durante más de dos horas mantuvieron a la Policía Nacional en máxima tensión. Cuando ya lograron que salieran con las manos arriba y se entregaran, mientras eran engrilletados repetían: «¡Agente, perdone, pensábamos que eran ladrones!», sin embargo los policías iban perfectamente uniformados y se habían identificado como tal. Aún así los delincuentes pudieron pensar, si es que su versión fue real, que se trataba de otro 'vuelco'.

En la 'operación Snap-At' todo saltó por un tiroteo que hubo en Chipiona con un herido de bala. El Cuerpo Nacional de Policía dio cuentas de que en el hospital de Sanlúcar estaban siendo atendidos dos individuos que podían haber estado implicados en los hechos y que contaban con diversos antecedentes por tráfico de drogas. Las pesquisas con la inspección ocular a la furgoneta que tenía marcada hasta nueve disparos , además de otro vehículo hallado en Trebujena con droga y un arma en su interior volvieron a delatar a dos clanes rivales que se habían enfrentado en un robo de hachís. Dos bandas. Una, más 'clásica', la que alijaba la droga en la desembocadura del Guadalquivir, y otra, asentada en Sevilla aunque con chivatos en Sanlúcar, que intentaba quitarles la droga a los primeros.

Para llevar a cabo los 'vuelcos' se pertrechaban con chalecos antibalas y anti fragmentación, de los utilizados tanto por el Ejército como por las Fuerzas de Seguridad, así como de luces lanza destellos y gran cantidad de elementos alusivos a distintos Cuerpos de Seguridad.

«En este negocio nadie se fía de nadie, una mala decisión o cualquier tentación te puede costar la vida»

Simulaciones de 'vuelcos'

Sin embargo aunque las investigaciones hablen a menudo de robos entre bandas de narcos, ha habido también ocasiones en las que esos asaltos han sido «simulados». «A veces se ponen de acuerdo para hacer creer a los marroquíes que les han robado la droga y así quedarse ellos con todas las ganancias», cuenta una fuente judicial que acostumbra a lidiar con estas investigaciones.

Estas son también artimañas que intentan eludir el control de los dueños de la mercancía a los que hay que pagarles mucho dinero. «Ahora para que se crean que han perdido el hachís o que les han interceptado y detenido, los marroquíes piden ver las pruebas oficiales de que han sido arrestados o condenados... órdenes de detención, sentencias...». «Está claro... en este negocio nadie se fía de nadie. Te puede costar la vida».

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