Tribunales
El jurado declara culpable de asesinato al acusado del crimen de Paterna
Los miembros del tribunal popular creen que el procesado mató de manera intencionada a su cuñado con una escopeta y que quiso también acabar con la vida de su sobrino considerado como un homicidio en tentativa
El jurado ha declarado por unanimidad culpable a F.H. de haber asesinado en Paterna de Rivera a tiros a su cuñado y de haber intentado también matar a su sobrino cuando éste último acudió a socorrer a su padre que ya yacía en el suelo. Se considera por tanto que pudo cometer los delitos de asesinato y de homicidio intentado con agravante de superioridad, tal y como consideraba la Fiscalía, que ha mantenido su petición para el encartado de 26 años de prisión.
El jurado ha considerado probado por unanimidad que el acusado «siempre actuó con el propósito de acabar con la vida de su cuñado» y que además le disparó al abdomen y al torso, afectando a órganos vitales, haciendo uso de un abuso de superioridad ya que era un experto cazador y que también lo hizo de manera sorpresiva.
En cuanto a su sobrino, el tribunal popular ha considerado probado que le dio dos disparos y que uno de ellos fue a la espalda lo que le produjo todas las heridas y secuelas. Sin embargo en su caso si cree que fue un homicidio intentado. Por otro lado, ha descartado por unanimidad que lo hiciera bajo los efectos del alcohol y las pastillas, como él argumentó, ni que fuera preso de un arrebato.
El tribunal popular así lo ha pronunciado este viernes después de haber estado durante toda la mañana deliberando una vez que el magistrado de la Sección Tercera les entregó el objeto de veredicto. Los nueve miembros del jurado lo han tenido claro basándose en todos los testimonios aportados durante la semana que ha durado este juicio y las pruebas que se han ido analizando en la vista oral. Ahora será el juez quien con esta decisión redacte la sentencia y, por tanto, la condena al procesado. F. H. ha escuchado la decisión del tribunal aparentemente muy tranquilo en todo momento y sin hacer ningún gesto mirando hacia el suelo.
Como se recordará, los hechos se remontan a 2018 cuando un hombre, Juan Colón, de 65 años, y muy conocido en el pueblo por regentar una discoteca y un bar, moría a manos de su propio cuñado. La razón, una pelea que mantenía desde hacía tiempo una de las hermanas (mujer del acusado) con el resto de la familia por una herencia que ese día terminó de manera fatal.
Según relató el sobrino que fue tiroteado y resultó gravemente herido y también mantiene la Fiscalía, la trifulca comenzó ese 11 de febrero cuando la mujer del procesado comenzó a increparles mientras estaban haciendo unas obras de acondicionamiento en un local de ocio de su propiedad. Este negocio se encontraba en los bajos de la vivienda de la víctima y era contigua a la casa de los implicados. Al oír la discusión la madre del joven y cuñada bajó para defender a su hijo, y posteriormente su marido Juan, quien intentó conciliar entre todos.
Fue en ese momento cuando apareció en escena el acusado. Lo hizo armado con una escopeta de caza de doble cañón y comenzó a lanzar los disparos. Primero a su cuñado al que le asestó un tiro mortal y, posteriormente, a su sobrino, al que dejó herido de gravedad tras abatirlo en dos ocasiones. Una de ellas por la espalda, según confirmaron los forenses.
Para la acusación pública, la víctima mortal no tuvo tiempo a reaccionar dado lo súbito del ataque, alcanzándole el disparo en el abdomen y tórax, cayéndose de espaldas al suelo y muriendo casi en el acto. Su hijo y sobrino del encartado pudo refugiarse tras un primer ataque en casa de otros tíos pero cuando volvió a salir para intentar auxiliar a su padre, F.H. volvió a ponerlo en su diana alcanzándole esta vez en el costado y pierna derechos, como también confirmaron los peritos.
El acusado, quien desde el primer momento se confesó autor de los disparos, sí defendió su inocencia en cuanto a que su propósito «nunca» fue acabar con la vida de nadie. Como declaró el primer día del juicio, vio desde su casa como estaban agrediendo a su mujer y salió a defenderla. «Cogí la escopeta y disparé al aire», aseguró. También afirmó que el sobrino tenía un cuchillo en la mano en ese momento, un extremo que no ha sido demostrado ya que ni los testigos ni los agentes de la Guardia Civil que llegaron tan solo minutos después al aviso vieron este arma. Ni la mujer tenía lesiones. Según explicó fue al intentar cerrar la cancela huyendo de un posible ataque cuando la escopeta se le disparó. F.H. aseguró que ni se dio cuenta que les había alcanzado.
Esta versión fue puesta en entredicho por los agentes que llegaron primeros al lugar y lo detuvieron. Como declaró uno de ellos, el propio acusado le confesó ya dentro de la casa que había matado a su cuñado y que incluso le estuvo dando instrucciones a su mujer sobre qué tenía que hacer mientras a él lo enviaban a la cárcel.
Por otro lado, los peritos certificaron que ambas víctimas habían recibido más de un impacto y que tenían varias partes del cuerpo llenas de perdigones. En el caso del fallecido uno de ellos le ocasionó la destrucción de órganos vitales tales como el corazón y los pulmones, heridas que eran «incompatibles con la vida».
Tras este veredicto de culpabilidad, la Fiscalía solicita que en sentencia se condene al procesado a una pena de 26 años de cárcel como autor de los delitos de asesinato y homicidio con agravante de superioridad. La acusación particular, ejercida por la familia de las víctimas, pide una pena de 29 años y medio por un asesinato y un homicidio intentado, y su defensa 15 años, contemplando la posibilidad de la mínima de asesinato.
La acusación particular, que representa a la familia del fallecido, solicita además la posibilidad de que F.H. una vez cumpla condena sea desterrado de Paterna por un periodo de diez años. Las indemnizaciones a recibir por las víctimas se determinarán en sentencia.
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