Coronavirus

¿Por qué Cádiz ha pasado de una incidencia controlada a superar la de Madrid en un mes?

Tres expertos valoran los motivos por los que la provincia ha pasado de ser una de las menos afectadas por el coronavirus a batir en tres ocasiones su récord de hospitalizados

Los gaditanos, sorprendidos por el incremento de contagios en el último mes; en imagen, dos hombres con mascarilla el pasado jueves en la avenida principal. Antonio Vázquez

Fran M. Galbarro

Cádiz podía presumir hace un mes de ser una de las provincias menos afectadas por el coronavirus . Mientras el Gobierno y la Comunidad de Madrid –convertida entonces en el epicentro de la pandemia una vez más– mantenían un pulso sobre si aplicar más o menos restricciones en la capital de España, los gaditanos parecían haber logrado frenar el incremento de casos tras el verano. La incidencia se mantenía por debajo de los 150 casos activos por cada 100.000 habitantes en Cádiz , que era la única provincia andaluza sin municipios por encima de los 500 contagios por cada 100.000 habitantes.

Un mes después, casi 20 municipios superan dicho umbral, la incidencia en territorio gaditano se ha triplicado (480,7 positivos activos/100.000 habitantes este viernes, superior a la de la Comunidad de Madrid, con 299,53/100.000) y los hospitales han batido su récord de ingresos de toda la pandemia hasta en tres ocasiones en los últimos días. ¿Qué ha pasado en estas cuatro últimas semanas?

Los expertos consultados por LA VOZ insisten en que no hay un solo factor que pueda explicar por sí solo lo ocurrido, pero todos coinciden en varias claves y en señalar a un fin de semana que prendió la mecha: el del Puente del Pilar . El incremento de contagios más destacado se dio «a las tres semanas, que coincide con el ciclo vital del virus», recuerda Francisco Moreno, inmunólogo y doctor de la Universidad de Cádiz (UCA).

Aglomeraciones en el sendero del Majaceite durante el Puente del Pilar. La Voz

Un mes después es posible constatar que no sólo fueron imágenes virales de aglomeraciones en rutas al aire libre a priori seguras. Los datos confirman la peor de las sospechas: ese fin de semana la provincia de Cádiz registró los mayores niveles de movilidad desde el verano, según los datos facilitados por el Ministerio de Trasportes .

Cádiz se presentaba como un destino seguro hace apenas un mes, cuando el Puente del Pilar resultó clave para el incremento de contagios

Grazalema fue el primer pueblo en superar la tasa de 500 casos y la Sierra de Cádiz, distrito menos afectado durante la primera ola, sigue siendo a día de hoy la zona más afectada junto a Jerez-Costa Noroeste, distrito limítrofe. «Las circunstancias de allí son más complejas para mantener un control de afluencia cuando la población se multiplica por cuatro. Quien diga que eso se puede controlar miente», plantea Moreno, que añade un factor a tener en cuenta: las principales aglomeraciones se produjeron la comarca serrana, una de las zonas con «menor capacidad asistencial» y menos «estructuras sanitarias».

Pero, según la fuentes consultadas, no solo fue el turismo. También la movilidad interior: reuniones familiares donde los propios gaditanos encuentran una sensación de falsa seguridad como para reducir las medidas de seguridad –adiós máscarilla–. Manuel Beltrán, coordinador Covid-19 en el Hospital de Sanlúcar, añade el «factor de confianza»:«Nos acostumbramos a escuchar que todo el mundo estaba muy mal pero que nuestros hospitales no», añade. Gaditanos, andaluces y otros españoles –ese mismo Puente coincidió con la polémica por el cierre de Madrid y la apertura de la comunidad durante horas, litigio mediante– encontraron en la provincia de Cádiz un destino seguro. Y eso, unido a una limitada inmunidad de grupo –Cádiz fue de las provincias menos castigadas también en la primera ola– resultó un auténtico cóctel mólotov. «Ya nos pasó a nivel nacional en la primera ola. Italia nos llevaba un mes de ventaja y nosotros seguimos los pasos un mes después. Aquí teníamos una menor incidencia que en Madrid y tenemos un mayor porcentaje de población desprotegida, no inmunizada: lo previsible era que pagásemos ahora el pato nosotros» , aporta Beltrán.

«Nos creíamos un campamento de Astérix capaz de esistir y vencer al coronavirus... y eso es un equívoco»

Moreno compara este fenómeno con lo ocurrido con Dinamarca, Suecia y Holanda, zonas donde el coronavirus tampoco tuvo un impacto tan destacado en marzo. «Nos confianos, al igual que en estos países del norte de Europa. Ellos no creyeron necesario poner más requisitos, hubo mucho turismo y no se hizo el seguimiento necesario. La realización de test en la provincia de Cádiz ha sido muy deficiente y sigue siéndolo. Si una persona se hace una prueba a los 10 días de tener sospecha de contagio esa prueba no va a ser efectiva», plantea Moreno, que resume el factor de la confianza en una frase: «Nos creíamos, junto a Huelva, que éramos un campamento de Astérix capaz de resistir y vencer al coronavirus... y eso es un equívoco».

¿Freno a la curva?

Determinados centros sanitarios de la provincia de Cádiz sufren ahora una saturación hospitalaria parecida a la que se vivió en otras partes de España durante la primera ola. «No haber padecido previamente las consecuencias más duras del coronavirus hacía que la gente estuviese menos concienciada. Ahora cualquiera ha tenido un conocido que ha pasado el Covid-19 y muchos que han pasado, como poco, un mal rato por culpa de la enfermedad. El pico que tuvimos en verano, que luego se frenó, no es comparable con lo de ahora . Esa menor incidencia vivida hasta ahora en la provincia de Cádiz ha podido propiciar una menor concienciación en la población, y esto es clave: si la gente no se conciencia de la gravedad, el grado de responsabilidad como sociedad disminuye y la diseminación del virus está garantizada», plantea Alberto Romero, coordinador de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital de Puerto Real.

Control de temperatura en el acceso al Hospital Puerta del Mar. Antonio Vázquez

Los expertos consultados esperan que las medidas restrictivas reduzcan la presión hospitalaria en las próximas semanas, pero temen que las fiestas navideñas puedan provocar un pico aún mayor. «Me preocupa lo que pase en enero, justo después de las Navidades, cuando el grado de cumplimiento pueda ser algo menor que ahora. Esos contagios se traducirán en ingresos a partir de la segunda quincena de enero, coincidiendo con el clásico pico de la gripe y con las bajas temperaturas» , resume Beltrán, en una hipótesis compartida con Romero:«Dependerá de la responsabilidad de los ciudadanos. Por mucho que se cierren bares y se limiten reuniones, de poco servirá si en un domicilio hay 20 personas reunidas... Aunque la incidencia mejore de aquí a dentro de un mes hay que ser muy prudentes».

«Entiendo que el equilibrio entre economía y salud es complejo, pero si abrimos en Navidad, en 20 o 30 días tendremos otro pico. ¿Qué haremos entonces? ¿Nos haremos los asombrados?», se pregunta Moreno, que señala la falta de previsión por parte de las administraciones desde el inicio de la pandemia. «Las medidas se han ido tomando de forma progresiva, en función de la necesidad, pero faltan rastreadores y test. Realmente no sabemos qué parte de la población está infectada» , concluye Moreno.

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