MUCHEDUMBRE. Las calles del Real eran un constante ir y venir de sanluqueños y visitantes.
feria de la manzanilla

Multitudinario domingo de despedida

Un castillo de fuegos artificiales clausuró ayer una Feria de la Manzanilla marcada por la constante afluencia de público y temperaturas más suaves que en años anteriores

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Se acabó. Muy su pesar, Sanlúcar se despedía ayer de su Feria de la Manzanilla. Un hermoso castillo de fuegos artificiales de mil colores ponía punto y final a una intensa semana en la que La Calzada no ha cesado de bailar sevillanas entre caballos y volantes en una constante fiesta de alegría y entretenimiento.

Al igual que en el resto de los días, la multitudinaria afluencia de público marcaba la jornada de ayer en el recinto ferial. Ya fuese contemplando el elegante pasar de los caballistas por la calle central de La Calzada, divirtiéndose en alguna atracción o refrescándose en cualquiera de las casetas, sanluqueños y visitantes no abandonaron ni un momento el Real. Sabían que eran los últimos instantes para disfrutar de la Feria de la Manzanilla. Y no estaban dispuestos a renunciar ni al más mínimo ápice de diversión.

Desde primeras horas del mediodía, La Calzada era un constate ir y venir de personas de todas las edades. Un sol algo bochornoso parecía empeñado en apagar los ánimo de los asistentes. Pero no lo consiguió. Los sanlqueños están acostumbrados a que las altas temperaturas les acompañen a los largo de su feria de la Manzanilla y esta edición no ha sido de las más calurosas.

Jinetes y corceles de toda la provincia, acostumbrados a desafiar heroicamente a un sol de justicia en años anteriores, caminaban ayer alegremente y sin preocupación alguna por el albero del Real.

Mientras, el goteo de personas no cesaba. Desde todos los puntos de la localidad, sanluqueños y sanluqueñas se acercaban para despedir a su Feria. Muchos de ellos optaban por el transporte público que, gracias a una iniciativa del Consistorio, era gratuito para todo el que deseara viajar hasta La Calzada.

Bien entrada la tarde, la Caseta Municipal decía adiós a sus asiduos visitantes con la actuación del grupo local Aires del Camino. Al mismo tiempo, en el Coso de El Pino, Enrique Ponce, Jose Mari Manzanares y Alejandro Morilla eran los encargados de poner el broche de oro al aspecto más taurino de la Feria.

Se acercaba el momento más temido a la par que deseado por algunos por la belleza de su colorido. Pasadas las 10 de la noche, miles de cohetes y juegos de artificio explosionaron eclipsando con su intensidad el brillo de las estrellas celestes.

La Feria de la Manzanilla 2006 estaba oficialmente clausurada. Pero sanluqueños y visitantes se resistían a creerlo. Aún les quedaba toda una noche por delante para seguir disfrutando del excepcional ambiente festivo que Sanlúcar les ofrecía.