TRISTEZA. La afición lloró ayer el retorno de su equipo a Segunda. / FRANCIS JIMÉNEZ
Cádiz C.F.

Diez claves de un descenso anunciado

El Cádiz ha bajado a Segunda por deméritos propios, víctima de sus errores, muchos de ellos cometidos dentro del terreno de juego y otros desde los despachos

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Se acabó. El Cádiz vuelve a Segunda División. No hay lugar ya para más cábalas, más cuentas de la lechera que lo único que hacían era alargar la agonía. Porque, desgraciadamente, este descenso hace tiempo que estaba anunciado. El Cádiz, le pese a quien le pese, vuelve a la división de plata por méritos, o más bien deméritos, propios. Indudablemente pueden buscarse mil y una causas, aunque algunas de ellas están muy claras. Desde el escaso poder económico de un club muy modesto, a la falta de calidad, pasando por los planteamientos ultraconservadores de Víctor Espárrago en demasiados partidos. Incluso la afición, o al menos una parte de ella, pudo y debió ser algo más exigente en determinados momentos. La hinchada cadista ha sido ejemplar durante toda la liga, pero poco exigente. El famoso grito de alcohol, alcohol, hemos venido a emborracharnos el resultado nos da igual es divertido, pero deja entrever cierto pasotismo, que hace que los implicados en la lucha futbolística no se tensionen porque se les perdona todo. En fin, causas y claves para todos los gustos.

1

No se arriesgó económicamente

Desde mucho antes de que Oli marcara el gol del ascenso en Chapín hace casi un año, Antonio Muñoz tenía claro que bajo ningún concepto iba a poner en peligro el futuro del club gastando más de lo estrictamente necesario. Eso le llevó a poner en práctica una política de fichajes austera, muy austera, que le ha acarreado muchas críticas y que a la postre se ha visto que era insuficiente.

2

El equipo con menos calidad de Primera

Sin duda, el Cádiz ha contado con una de las peores plantillas de la categoría. Muchos obreros y muy pocos jugadores de talento. Todo ello es consecuencia directa de lo anterior. La calidad se paga y el Cádiz sólo gastó algo más en diciembre. Llegó Lobos y dio otro aire, pero no fue suficiente.

3

Faltó un líder claro en el equipo

El argentino Lucas Lobos tiró del equipo en los dos últimos meses, pero antes faltó un jugador que tirara del carro. Esa misión, en principio, estaba destinada a Pavoni o Benjamín, pero por distintos motivos ninguno de los dos se convirtió en ese jugador que se echara el equipo a sus espaldas. Eso hizo que el juego del equipo se resintiera.

4

Planteamientos muy conservadores

Sin duda esta ha sido una de las claves más claras. Víctor Espárrago ha planteado la inmensa mayoría de los partidos fuera de Carranza a no perder, lo que le hizo volver de vacío. Choques como los de Riazor, San Mamés, Son Moix o incluso ayer tras el 0-1, dejan a las claras que espárrago tenía más miedo a perder que ganas de ganar

5

Duros castigos por fallos en el campo

Varios han sido los futbolistas a los que Víctor Espárrago ha castigado en exceso a lo largo de la temporada por errores puntuales. Paz se ha pasado buena parte del año en blanco, Armando también pagó los platos rotos, Suárez... unas decisiones que probablemente no han contríbuido a que los futbolistas tuvieran más confianza en sí mismos.

6

Carranza no fue un fortín

Sin duda, todo el mundo coincidía a principios de temporada en que una de las claves de la permanencia era convertir Carranza en un auténtico fortín de donde no podían escaparse los puntos. Sin embargo, los amarillos sólo han logrado tres triunfos en los 18 encuentros que han disputado, paupérrimo bagaje para un equipo que quiere salvarse.

7

Nadie se planteó destituir al técnico

Cuando peor empezaban a pintar las cosas para el Cádiz después de un inicio de Liga esperanzador, absolutamente nadie en el seno de la entidad se planteó siquiera la posibilidad de realizar un cambio en la dirección técnica del equipo. Espárrago se equivocó en muchos de sus planteamientos iniciales, en la confección de las alineaciones, en muchos cambios durante los partidos, pero jamás oyó una voz crítica, por lo que no tuvo necesidad de siquiera replantearse sus decisiones. La confianza en él fue total y al final no pudo enderezar el rumbo.

8

Excesivo conformismo en la grada

La afición cadista tenía claro desde el principio que este era un año para disfrutar después de tantas penalidades. El grito de alcohol, alcohol, hemos venido a emborracharnos el resultado nos da igual se convirtió en todo un lema que dejaba a las claras cuales eran las prioridades de una joven hinchada. Sin duda es una buena filosofía de vida, pero tiene sus contras, y es que todo el entorno se relaja y los jugadores no se tensionan igual, ya que saben que, hagan lo que hagan, serán aclamados. Al final el grito se cambió por el de sí, sí, sí lo vamos a conseguir. Pero fue demasiado tarde.

9

Las lesiones no acompañaron

El Cádiz ha tenido muy mala suerte este año con los lesionados. No sólo por el hecho en sí de sufrir esas lesiones, sino sobre todo por los momentos en que llegaron. Desde el primer día de pretemporada en que se lesionó Limia ya se barruntaba que iba a ser un año gafado. Luego, cuando mejor estaba Mirosavljevic, se quedó fuera, Pavoni igual, Medina... Todo ello provocó que jugadores que estaban siendo claves se quedaran fuera.

10

Las bases están puestas

La última no es una clave del descenso, sino una reflexión. El Cádiz ha bajado. La Primera ya es historia. Pero también futuro porque sin duda las bases para pelear por volver a lo más alto están puestas. El club está en condiciones de afrontar un nuevo asalto. Lo único importante será no volver a tropezar con las mismas piedras de esta temporada.