Cultura

La familia de la cantante, molesta con el pesimismo

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El entorno de Rocío Jurado ha vivido con resquemor las alarmas surgidas en los últimos días. Según varios de sus parientes, la crisis que ha sufrido no ha sido la primera ni la peor de las que ha padecido en su larga lucha con la enfermedad, por lo que la familia y el entorno dice no entender los motivos del pesimismo que se extendió desde el pasado miércoles. Sus seres queridos, los más cercanos, insisten en que «está bien» y no saben ya qué decir para demostrarlo. Su hermano y representante aseguró ayer que en los últimos tres días de hospitalización «ha comido churros, hígado y arroz», afirmaba Amador Mohedano en un intento de resaltar que siempre ha conservado energía para estar consciente, alimentarse por sí misma y comunicarse.

Su hermano hizo estas declaraciones anoche, sobre las diez y media, cuando salía del domicilio de la chipionera en la Moraleja (Madrid), e insistió en que el estado de Rocío ha sido normal durante toda la semana: «¿Para que luego digan!», exclamó. El representante y hermano de la estrella comentó que los familiares también se marchaban a descansar a sus domicilios con más confianza «porque Rocío está muy tranquila y disfrutando de la mejor compañía: la de sus hijos y sus nietos».

Eugenio Ortega, hermano del matador Ortega Cano, otro de los familiares que visitó anoche a Rocío, manifestó al abandonar la mansión familiar de la cantante que la ha encontrado «sensacional» y que se marchaba muy contento por el estado de la artista gaditana.