Alberto Núñez Feijóo saludó a sus vecinos y recordó anécdotas con ellos
Alberto Núñez Feijóo saludó a sus vecinos y recordó anécdotas con ellos - Migguel Muñiz

Elecciones en Galicia 2016Vuelve «o neto da Eladia»

Alberto Núñez Feijóo visita su aldea natal en uno de los actos más emotivos de su campaña electoral

Os Peares (Orense) Actualizado: Guardar
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«Aquí nadie me llama "presidente", aquí sigo siendo "o neto da Eladia". O como mucho "o fillo da Sira e o Saturnino"». Y a Feijóo se le volvió a quebrar la voz. El candidato popular ha culminado el tránsito de aquella imagen de joven engominado de perfil gris que ejercía de «paracaidista» en la administración Fraga a líder carismático. Y en el camino, en los últimos tiempos, se ha convertido en humano. Ayer visitó su aldea natal, Os Peares, su «lugar más importante en el mundo», allí donde contaba cuando anunció que repetiría como aspirante que ayudaba a su abuela en las labores diarias de la tienda, sin poder quitarse el nudo de la garganta. El acto se preveía emotivo, y estaba pensado para el inicio de campaña, pero tuvo que ser recolocado debido al accidente de O Porriño.

Para recibirle, carteles de bienvenida y todo el pueblo —«cada vez quedamos menos, no sé ni de dónde ha salido tanta gente», apunta un viandante— echado a la calle. La peluquera, el mecánico, e incluso algún antiguo amor que el presidente confiesa distendido recordando viejos tiempos más tarde. Feijóo llega con retraso, y nadie se extraña, pero se disculpa ante sus vecinos de toda la vida, a los que saluda uno a uno por el nombre. «No te preocupes, hijo, que aún no es ni hora de comer», le replican delante de la fachada de su vivienda.

Uno de los abrazos más especiales se lo lleva Aníbal, el sastre que le hacía los pantalones cortos al joven Alberto, al que sus vecinos recuerdan recorriendo el pueblo con la bicicleta. «La verdad es que nunca fue travieso», relata la dueña de la vivienda en la que se crió. Los avatares del lugareño más famoso mantienen entretenido al pueblo en el día a día. La reciente noticia de que será padre fue acogida con entusiasmo entre sus paisanos, que esperan que el pequeño «también venga de visita de vez en cuando, como hace él». Alguno especula con que «ojalá» sea presidente del Gobierno y otros agradecen que «siempre ha mirado mucho por nosotros, nos construyó un centro de salud y está acabando un puente que nos hacía mucha falta y que no tendríamos nunca».

Conciencia de Galicia

Os Peares se encuentra en el fondo de un valle. La misma aldea pertenece a «dos provincias (Lugo y Orense), tres parroquias y cuatro concellos (Nogueira de Ramuín, A Peroxa, Castro de Carballedo y Ferreira de Pantón). Y por ella pasan tres ríos distintos (Miño, Sil y Bubal)». Vivir en el Orense profundo, y marcharse de casa a un internado siendo un niño imprime carácter .

Según confesó en su intervención pública, el presidente, al que sus rivales se refieren despectivamente como «un mero contable», en su tierra aprendió las virtudes de la austeridad y del control de las deudas, «porque a nadie le gustaba que lo fuesen señalando por no pagar en las tiendas». «Aquí tomé conciencia de ser gallego. Aprendí a hablar gallego, aunque no tenía más profesora que mi abuela, mi tía Celia o mi tía Rosalía. No era la lengua normativizada, pero el gallego que se mama en casa es mucho más que un idioma», subrayó. En esos montes escarpados también se dio cuenta de la importancia de las infraestructuras, «y luego tuve la oportunidad de ser conselleiro de Obras Públicas».

Feijóo visiblemente emocionado durante su visita a Os Peares
Feijóo visiblemente emocionado durante su visita a Os Peares - Miguel Muñiz

Reivindicación del rural

Núñez Feijóo quiso aprovechar la ocasión de la visita a la localidad más pequeña en estas dos semanas para reivindicar la importancia del rural gallego, y la necesidad de dar un nuevo impulso con medidas para fijar población y mejorar los servicios públicos. Así, señaló que estas iniciativas tendrán como destinatarios principales las familias numerosas, los emprendedores y personas con discapacidad, en aras a poder fijar población en los pueblos de la Comunidad. «Es cierto que el motor económico de Galicia son las ciudades, pero también lo es que su motor social, identitario y emotivo son lugares pequeños como este», recalcó nuevamente emocionado.

El final del discurso trajo de nuevo una ronda de abrazos cariñosos de sus vecinos, recuerdos de viejas anécdotas, felicitaciones y ánimos para lo que resta de campaña. Todo ello regado con vino de la comarca, licores, queso y dulces por cortesía de algunos de los asistentes al acto. «Todo con etiqueta, eh», bromeó, y ya no le dejaron realizar el paseo que tenía previsto, porque todo el mundo se había dado cita en la casa. Os Peares ya espera de nuevo a «o neto da Eladia».

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