«Ha intentado ensuciar la memoria y el honor de sus hijos pero no ha podido»

Es complicado hablar de sentimientos en un caso como el del doble crimen de Ubrique. De poder llegar a entender la pena de una familia a la que les han arrebatado de una manera atroz y cruel a dos de los suyos cuando justo comenzaban a tener sus propias vidas. Y más difícil se pone todavía cuando quien les asesinó a sangre fría de más de cuarenta puñaladas fue su propio padre, quien, supuestamente, les tenía que cuidar por encima de todo.

Por eso, tras el veredicto que se conocía este lunes y que condena a Juan Márquez como el parricida de Ubrique, los sentimientos son incluso confusos. Es obvio que la alegría no existe cuando ni Laura ni Juan Pablo volverán a ese piso de la calle San Sebastián pero sí cabe una cierta calma o satisfacción.

«Nos sentimos resarcidos en cuanto que la Justicia ha hablado», afirma un tío de los chicos. «Les quitó la vida pero no ha conseguido robarles ni la memoria ni el recuerdo», añade refiriéndose a que la teoría mantenida por Juan Márquez de que sus hijos se mataron entre ellos ha resultado tan inútil como disparatada.