TRIBUNALES

Culpable el padre acusado de asesinar a puñaladas a sus dos hijos en Ubrique

El jurado considera por unanimidad que Juan Márquez «sabía y quería matar» a Laura y a Juan Pablo y creen probado que cometió todos los delitos que se le imputan

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El jurado popular ha declaradoculpable de asesinato a Juan Márquez Fabero, el hombre de 57 años acusado de matar a sus dos hijos: Laura, de 19 años, y Juan Pablo, de 17, de más de 40 puñaladas la madrugada del 6 de octubre de 2014 en Ubrique.

Los miembros del jurado se retiraban este lunes por la mañana a deliberar una vez que la magistrada de la Sala Octava les hacía entrega del objeto de veredicto. Tras permanecer todo el día reunidos, finalmente, ocho horas después, pasadas las nueve y media de la noche anunciaban su decisión ante la presencia del procesado.

Le consideran culpable de dos asesinatos con alevosía, uno de ellos con ensañamiento (en el caso de la hija), a la que dio hasta 26 puñaladas.

También es culpable de abandonarlos, porque les dejó de mantener. En total, su pena sumaría más de 45 años de prisión, a la espera de lo que dictamine la sentencia. Incluso, el jurado abre la posibilidad de que se condene a su expareja, Fathia, por perjurio, es decir, por mentir durante su declaración.

Además, los once miembros del jurado solicitan a la jueza que no contemple para Juan Márquez ni la posibilidad de indulto ni la de suspensión de condena. «Sabía y quería matar», se asegura en el veredicto. No consideran tampoco que al procesado se le tenga en cuenta ningún eximente que rebaje su condena como el de enajenación mental.

Al jurado se le entregó el objeto de veredicto con 42 preguntas y en todas ellas ha habido unanimidad. Las primeras veinte respaldan en su totalidad la versión mantenida por la acusación y el fiscal.

Tras el juicio, que se ha celebrado durante toda la pasada semana en la Sección Octava de la Audiencia Provincial de Cádiz, con sede en Jerez, el jurado cree probado que el procesado mató a los dos jóvenes con un cuchillo de matanza que tenía guardado en el armario de su habitación y que, de manera, deliberada y con alevosía, acudió al cuarto de su hija con el propósito de acabar con su vida. Tras asestarle varias puñaladas hizo lo mismo con su hijo, quien acudió al auxilio de su hermana al escuchar los gritos y golpes.

Fue en torno a las cinco. En el número 70 de la calle San Sebastián. Allí, aquella noche quedaba escrito el crimen más escalofriante que se ha vivido en la Sierra de Cádiz en la última década. El supuesto filicidio se ha juzgado desde el viernes 14 y durante seis días en la Audiencia.

Como ha quedado demostrado por las numerosas pruebas forenses presentadas durante la vista y los testimonios escuchados, Juan Márquez aquella noche se dirigió al cuarto de la joven y allí le asestó varias puñaladas aunque en un primer momento la chica consiguió huir. Los gritos despertaron a su hermano menor, Juan Pablo, que salió en su ayuda de la habitación, pero fue acuchillado por su padre en el pasillo. La joven, malherida, logró escapar hasta el rellano para pedir auxilio a los vecinos, pero una vez allí fue alcanzada por el acusado quien acabó definitivamente con su vida. El cuerpo de Laura tenía 26 heridas, el del chico, 14. Muchas de ellas, defensivas, por lo que ambos lucharon, se resistieron. Pero, en el caso de Juan Pablo, hubo dos mortales: una en el tórax que le atravesó el pulmón y otra de degüello en el cuello. Todas hechas con un mismo arma.

Ensañamiento y abandono

La joven, según las pruebas aportadas, sufrió más agonía que su hermano ya que tardó más en morir. Tenía «más heridas de las necesarias», llegó a decir un agente de la Guardia Civil, por lo que el jurado ha considerado que con ella Juan Márquez sí actuó con ensañamiento, al recrearse, al provocarle un dolor añadido de manera intencionada.

Cuando los vecinos salieron al rellano, vieron ante sí una escena dantesca. El padre, Juan, ya se había dado a la fuga. Salió corriendo de la vivienda y atajó por un pequeño callejón peatonal, cercano al escenario del crimen y que conecta con el río. Horas después, sobre las dos de la tarde se confirmaba su detención. Este petaquero de profesión fue localizado por los agentes de la Guardia Civil al lado de una casa abandonada a las afueras de la población serrana, a pocos kilómetros de la vivienda donde habían sido encontrados los cuerpos de sus hijos. Estaba herido en una pierna y se había practicado él mismo un torniquete para frenar la hemorragia pero el reguero de sangre que dejó en su huida fue clave para dar con él.

El acusado había dejado de mantener a sus hijos que no veían bien la relación sentimental que había iniciado con otra mujer tras el fallecimiento de la madre de los niños. A partir de entonces, el procesado «como castigo» (reconocido por él durante el juicio) se negaba a mantener a los jóvenes a pesar de que tenía un trabajo estable y un salario mensual. Por esta razón, Laura había tenido que dejar de estudiar Contabilidad y Finanzas en Sevilla y había empezado a tramitar unas ayudas sociales que le podía otorgar el Ayuntamiento.

La condena

La defensa de Juan Márquez mantuvo durante sus conclusiones la petición de la absolución por voluntad exclusiva de su representado, pero incorporó dos calificaciones alternativas por si fuera considerado culpable como así ha sido. El abogado defensor, al que le tocó el caso el turno de oficio, tiró de las pocas armas legales que le dejó su representado que en ningún momento quiso asumir alguna culpa.

Durante el juicio, el procesado mantuvo su versión. La tercera de las que ha ofrecido desde su detención. Según aseguró hasta el final, sus hijos se mataron entre ellos con dos cuchillos (los forenses dejaron acreditado que sólo se usó un arma), y que él solo quiso impedirlo. Este extremo ha sido de los detalles que más estupor ha causado entre los miembros del jurado porque, además de considerar que acabó de manera «atroz y fría» con la vida de dos chicos jóvenes, también quiso ensuciar su recuerdo.

Tras el veredicto del jurado, ahora será la juez la que, imponga al acusado los años de prisión en la sentencia. Desde los hechos, Juan Márquez se encuentra en Puerto II y continuará allí a la espera del fallo. La Fiscalía pide para él 42 años de cárcel, concretamente 20 por cada asesinato y dos por abandono familiar. Por su parte, la acusación particular, que ejerce la familia de los jóvenes, y la popular, ejercida esta última por el Ayuntamiento ubriqueño, reclama 47 años de prisión, dos de ellos por abandono familiar y 20 por cada asesinato, y en el caso de Laura con el agravante de ensañamiento.

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