INFRACCIÓN. «No merezco la cadena perpetua», lamenta Cantazaro. / AP
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La Policía no es tonta

El jefe de 'la municipal' de Roma, cesado por aparcar con un pase de discapacitado, no se rinde y anuncia que recurrirá la decisión

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AGiovanni Catanzaro, comandante de la Policía municipal de Roma, alias Katanga por su mano dura, le han pillado totalmente in fraganti. Se fue a cenar a un restaurante y aparcó su Alfa Romeo en zona prohibida, en plena Piazza di Spagna, con un permiso de discapacitado caducado que no era suyo. Lo contó un diario y el alcalde le destituyó el domingo. Pero los epílogos en Italia son siempre divertidos, además de interminables. Otro habría callado hasta el fin de sus días, pero no Catanzaro: ayer se defendió como gato panza arriba, dijo que todo era un montaje y anunció un recurso.

Catálogo de excusas

El comandante siguió el procedimiento habitual: yo no he sido, no es lo que parece, todo el mundo lo hace, esto no va a quedar así. Un clásico de la comedia italiana. Dice que el permiso es de la madre, de 86 años, de su mujer, peluquera en la televisión de Berlusconi. «La llevó esa mañana a vacunarse contra la gripe y su pase se quedó ahí», alega. ¿Pero por qué está caducado? Ha explicado que se perdió e hizo otro, pero luego apareció. Es decir, tiene dos, aunque sobre esto no ha profundizado. Luego argumenta que allí quizá sí se podía aparcar: «El código de circulación, artículo siete, dice que después de las 20.00 horas bajo la señal de prohibido aparcar debe haber un cartel que especifique que también está prohibido de noche». En Italia hay leyes para todo, basta buscarlas. Para terminar, gran final de opereta: «Ha sido una ligereza, pero no merezco la cadena perpetua, la pena de muerte, el ostracismo... ¿Quién se cree que ningún jefe de Policía de Italia no aparca alguna vez en prohibido?».

Ésa es la clave. Todos los italianos saben que su país es un desmadre. Lo raro es que pillen a alguien, pero Catanzaro tenía enemigos, así que no va descaminada la tesis de la conspiración. Y es verdad que quien puede hace lo mismo. Es famoso un Ferrari amarillo, discreto donde los haya, que aparca ahí al lado hace años con permiso de invalidez. A veces aparece en la prensa y no pasa nada. En 2004 salió a la luz que seis de cada diez pases de discapacitados de la ciudad de Roma eran irregulares, y 1.300 pertenecían a personas ya fallecidas, pero su familia los seguía usando. Del otro lado, el ayuntamiento no es edificante. Se acaba de saber que, de sus 25.000 funcionarios, faltan cada día, por razones justificadas o inventadas un total de 7.000 En resumen, Catanzaro tiene razón.