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Una urna funeraria - ABC

Las cenizas de mamá.. a un cohete fallero

Profesionales del sector narran las formas más originales de deshacerse de los restos de un ser querido incinerado

MADRID Actualizado: Guardar
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Hay quien quiere que sus cenizas estén en el columbario del cementerio de su ciudad o que descanses en sagrado, en la iglesia o parroquia a la que acudía en vida. Lo más, por ahora, Pero hay quienes tienen ideas más originales sobre qué hacer con los restos incinerados de sus seres queridos. Cohetes, bosques o estadios de fútbol son ideas que la gente ha puesto en práctica.

Contaba Manuel Ruíz de Lopera, presidente del Real Betis que la idea del columbario en el estadio viene por una anécdota concreta. Al llegar al estadio un día de partido se le acercó un hombre que, apenado, le dijo que había muerto su padre y que su deseo era que le llevase al fútbol.

Con cara de póker, el que fuera presidente del club de Heliópolis le pregunto que cómo iba a hacer eso. El apenado hijo sacó una lata de melocotones en almíbar, donde había metido las cenizas de su difunto padre.

El problema es que la Policía no le dejaba pasar con un bote de cristal, así que necesitaba la ayuda de Lopera para dejar el frasco dentro durante la semana y así poder ver le partido con su padre los domingos en el Benito Villamarín. El entonces presidente tuvo una idea mejor: cambiar el bote de los melocotones por un tetrabrick de leche para llevar las cenizas y así saltarse la prohibición de la autoridad de no entrar en recintos deportivos con vidrio. Crisis salvada y cenizas dentro.

No es el único casi curioso. Según profesionales de los fuegos artificiales valencianos, no es tan raro que la familia pida que los restos de un ser querido se incluyan en una de sus demostraciones de pólvora y ruido. La traca final, en este caso, es ver explotar los restos del finado, que se esparcen por el cielo con el último cohete.

Ríos, bosques, bajo árboles... La Naturaleza es otro de los recursos menos convencionales para dejar las cenizas de quienes deciden quemarse en vez de enterrarse. Pero hay más. Hay quien prefiere convertir a su familiar en un diamante -servicio que ofrecen algunas funerarias-. Gustos a la medida de cada difunto.

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