Ni la superpoblación del zorro salva a la caza de las críticas de los animalistas

La temporada de captura del raposo comienza en Galicia a la vez que una campaña en contra

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Comienza la temporada de caza del zorro en Galicia y, con ella, una vez más, una campaña en contra de los cazadores. «La caza solo es la diversión cruel y salvaje de un montón de sádicos sin corazón», «Esa gente se merece lo peor de este mundo»; se leía este jueves entre los comentarios agrupados bajo la etiqueta #Yonodisparo. Pacma ha puesto en marcha esta nueva campaña contra la caza, ahora centrada en el raposo, aunque diversas asociaciones animalistas llevan días presionando a la Xunta para que paralice un campeonato que se celebra mañana en Cerdedo-Cotobade (Pontevedra). Pero los cazadores insisten: hay superpoblación de zorros y es necesario realizar un control. Más aún cuando su predador natural, el lobo, tiene otros recursos tróficos en el territorio y no recurre al zorro.

«Crea mucha alarma lo de los campeonatos, hablan de masacres y no es cierto . La presión cinegética en un campeonato es menor que cualquier día de caza», dice el portavoz de la Federación Gallega de Caza, Antón Arrojo. La Xunta autoriza los campeonatos y las batidas de zorros entre el 7 de enero y el 10 de febrero. El año pasado se abatieron unos 12.000 en Galicia, incluyendo la temporada de otoño.

En una comunidad de casi 30.000 kilómetros cuadrados, «la densidad está entre 1,6 y 2 zorros por kilómetro cuadrado, según la zona, que son unas densidades importantes», dice Luis Eusebio Fidalgo, veterinario y profesor titular en la Universidad de Santiago de Compostela. Unas cifras que, destaca Fidalgo, son las más altas de toda la Península y sustancialmente más altas de las que recomienda la UE para mantener a raya enfermedades como la rabia o la sarna.

«La población de raposo en Galicia ha sido alta en los últimos 15 años , y el efecto es sobre las otras especies. Cuando quieres que exista una buena biodiversidad, si el ecosistemas está descompensado, las otras especies se ven perjudicadas», insiste Fidalgo. Precisamente esta superpoblación ha generado «un conflicto», dice Arrojo. El zorro ya recurre a los gallineros o a la basura en zonas periurbanas. «La caza del siglo XXI es legal, regulada y gestionada bajo planes de gestión cinegética. Nosotros seremos los primeros que cuando la densidad de zorros caiga, paremos», explica.

Sin embargo, ayer En Marea dijo que analizará las autorizaciones de las batidas ante «un posible delito de prevaricación en las autorizaciones y atentado medioambiental ». La campaña contra la caza del zorro en la Comunidad no es nueva. Ya el pasado octubre la eurodiputada Carolina Punset preguntó a la Comisión Europea si considera que la caza de zorros «es un ejemplo de deporte» y si «entiende que estas macrocacerías son una buena técnica de control de población». La respuesta de la Comisión fue sucinta: «El zorro Vulpes vulpes no es una especie que revista un interés de conservación a nivel de la UE y que esté protegida en virtud de la legislación sobre la naturaleza de la UE. Las cuestiones planteadas por su señoría son, por consiguiente, de competencia nacional para las autoridades competentes españolas».

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