Así será el tiempo que vendrá este invierno

La predicción de la Aemet apunta a que lo más probable es que siga lloviendo «ligeramente» por encima de la media

Un hombre pasea abrigado por la playa Rober Solsona

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En un año, España ha pasado de estar atenazada por la escasez de lluvias a registrar el que probablemente sea -a falta de los datos de diciembre- el segundo o tercer año más lluvioso en lo que llevamos de siglo. La prueba está en la progresiva recuperación de los embalses. Justo hace un año, estos almacenaban algo más de 21.000 hectómetros cúbicos y estaban al 37% de su capacidad. Hoy superan los 50.000 hectómetros cúbicos y están por encima del 54%, aunque el reparto ha sido desigual . Según la predicción del invierno que ayer lunes ofreció la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), lo más probable en los próximos meses es que siga lloviendo «ligeramente» por encima de la media.

En concreto, esta proyección está asociada a la alta probabilidad de que se produzca un episodio de El Niño las próximas semanas. Este fenómeno hace que en las zonas donde llueve, llueva menos. Y en las zonas en las que no suele haber precipitaciones, se multipliquen, ya que altera la circulación de la atmósfera. En Europa se manifiesta en la presión atmosférica y la Oscilación del Atlántico Norte (NAO). «Una de las posibilidades es que la NAO sea negativa, y cuando es negativa las borrascas circulan hasta latitudes más bajas , hacia la Península, en vez de circular hacia Centroeuropa. En ese caso tendríamos un año más lluvioso», contó la portavoz de la Aemet, Delia Gutiérrez.

Así, para el periodo que va de diciembre a febrero, y aunque las predicciones a tanto tiempo vista «tienen muchas limitaciones», existe un 50% de probabilidades de que el invierno meteorológico sea más lluvioso que la media, mientras que hay un 35% de probabilidades de que sea normal y un 15% de que las lluvias sean más escasas.

Menores son las certezas sobre las temperaturas , ya que en este momento todos los escenarios son igual de probables. «No estamos en condiciones de afirmar el carácter que va a tener la temperatura», dijo Gutiérrez, aunque apuntó a que quizá sea algo más cálido de lo normal, en la misma línea de lo que se ha vivido en otoño.

Un otoño cálido y húmedo

De hecho, este septiembre fue el más cálido desde que existen registros (que comenzaron en 1965). Las temperaturas más propias de verano que se vivieron ese mes (se llegaron a registrar 40ºC en en puntos de los valles del Guadalquivir y del Guadiana) colocaron toda la estación como la séptima más cálida desde 1965 y la quinta en lo que llevamos de siglo.

«Vemos una tendencia a que los otoños sean más cálidos», dijo otro de los portavoces de la Aemet, Rubén del Campo. Porque desde 2011, todos los otoños han presentado una temperatura superior a la media.

La estación saliente también fue mucho más húmeda gracias a las lluvias de octubre y noviembre. Se recogieron en tres meses 236 litros por metro cuadrado, un 16% más que la media. «En algunos puntos de la vertiente mediterránea llovió hasta tres veces más de lo normal », explicó Del Campo. Se registraron récords nacionales de precipitaciones una hora, dos horas, cuatro horas y seis horas. Y el episodio de lluvias torrenciales en Vinaroz, por ejemplo, fue tan intenso que provocó que el equipo dejara de funcionar después de una hora. «Estaba lloviendo con una intensidad tan enorme que el equipo directamente se estropeó por exceso de precipitaciones», contó Gutiérrez.

Sin embargo, y aunque la intensidad de las lluvias fue mayor, en número de episodios no hubo récord. Desde que empezaran a registrarse en 2013 ya ha habido dos otoños con más episodios destacables asociados a tormentas. Eso sí, «el contenido de humedad este año en el Mediterráneo era tan alto qu e había combustible suficiente que cualquier tormenta la recogiera», dijo Gutiérrez. Todo lo contrario al escenario del año pasado, cuando parecía que las lluvias no llegaban.

Un año para el estudio

A falta de unas semanas para cerrar el año, lo que los portavoces de la Aemet ven claro es que este 2018 «pasará a la historia de la meteorología» . En febrero llovió abundantemente, debido a una masa de aire húmeda; en primavera un bloqueo anticiclónico en el norte de Europa también hizo que las borrascas buscaran «salida» hacia la Península, en un bloqueo que se mantuvo la primera parte del verano. En agosto, además, se produjo una ola de calor histórica en temperaturas mínimas máximas y duración y, por último, este otoño ha sido atípico, con muchos registros récord en temperaturas y precipitaciones.

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