La sequía bate récords en Portugal y alcanza ya el 90% del país

El Instituto Portugués del Mar y de la Atmósfera alerta de que la situación es «severa o extrema»

Esta fotografía muestra una vista aérea de barcos descansando en tierra firme donde alguna vez hubo agua en Ribeira de Alge, a orillas del río Zezere, en Figueiro dos Vinhos, en el centro de Portugal AFP / Vídeo: El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha señalado este lunes que España y Portugal pedirán a la Comisión Europea que se incremente la dotación de los adelantos de la PAC para 2022 - EUROPA PRESS
Francisco Chacón

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No es preocupante, es terrible y las cifras hablan por sí mismas: nada menos que el 90% de Portugal se encuentra en situación de sequía severa o extrema , según la alarma lanzada por el Instituto Portugués del Mar y la Atmósfera (IPMA).

Hablamos, por tanto, de la práctica totalidad del territorio del país vecino, donde las huellas de la prolongada ausencia de lluvias están causando estragos en este mes de febrero .

El último informe oficial al respecto se refiere al pasado 15 de febrero y retrata que los niveles de agua en los embalses de las regiones Nordeste y Sur ni siquiera llega ya al 20%. En consecuencia, la catástrofe está más cerca que nunca y las predicciones meteorológicas no auguran nada bueno, como sucede igualmente en España.

El radio de acción de Bragança y Castelo Branco, cerca de Galicia y de Zamora, es una de las zonas más castigadas y el IPMA certifica que la gravedad se palpa de manera más intensa que en los años 2005 y 2018 , cuando los riesgos se dispararon.

AFP

Ahora es todo mucho peor, tanto que la institución dependiente del Ministerio de Medio Ambiente determina: «El grado de severidad de la sequía es muy superior en la actualidad , con un porcentaje que se aproxima incluso al 91% del territorio nacional».

Y no son palabras retóricas, sino una realidad que está aquí. ¿Cuándo cambiará el panorama? Pues el Instituto Portugués del Mar y de la Atmósfera indica que no se esperan precipitaciones de forma generalizada hasta «final de febrero», sin olvidar que la temperatura del aire observará una tendencia «a valores superiores a lo normal en todo el país, con especial incidencia en las regiones del centro y del sur»: Alentejo y Algarve.

El IPMA certifica que, desde el pasado 1 de octubre, la cantidad de precipitaciones corresponde a un 39% del valor normal. Su conclusión resulta entonces demoledora: «Hasta la fecha, es también el año hidrológico más seco».

Se da la circunstancia de que los ministros de Agricultura de Portugal y España, Maria do Céu Antunes y Luis Planas, presentaron este mismo lunes en Bruselas un paquete de medidas para «minimizar» los efectos de la sequía en la Península Ibérica.

La respuesta de la Comisión Europea va en el sentido de que, si llega el caso, «existe la posibilidad de utilización del Fondo de Solidaridad de la UE para aliviar la grave situación en los dos países».

Los niveles sobrepasan al momento que, hasta ahora, se consideraba «la mayor sequía de su historia» al otro lado de la frontera, refrendado en noviembre de 2017 incluso por el primer ministro, Antonio Costa. Se plantearon entonces cortes de agua nocturnos y el Gobierno socialista recomendó a la población que tomara «baños más rápidos y con menos frecuencia» para intentar ahorrar agua.

Los ríos Tajo y Duero llegaban de España al país vecino con caudales muy bajos , lo que generaba una elevada preocupación en las autoridades.

Se intentó concienciar a la población para evitar que el agua siguiera corriendo mientras uno se lava los dientes, las manos o las piezas de la vajilla. Para aquellas personas con jardín en su domicilio, el foco se ponía en regar con agua ya usada y en horario nocturno.

Al secretario de Estado del ramo, Carlos Martins, no le quedó más remedio que reconocer la impotencia institucional para luchar contra este claro síntoma del calentamiento global, que dibuja (entonces y ahora) un panorama sombrío para el sur de Europa de aquí a las próximas décadas.

«Admito que, en algunas situaciones concretas, pueden producirse cortes en periodos nocturnos porque eso tendría incluso ventajas», dijo en ese contexto. Se refería así a las redes municipales de localidades con importantes pérdidas y que, a través de esta fórmula, al menos no desperdiciarían agua durante la noche.

Lo que está claro es que la crisis ha dejado de ser coyuntura l para prolongarse hacia la vertiente estructural, y ahí radica lo peor, dadas las circunstancias de hoy.

Las autoridades lusas miran a la Administración local con el fin de realizar un llamamiento que no oculta su trasfondo dramático: «Los ayuntamientos y las entidades gestoras de los servicios de agua deben reducir la presión del agua ».

Ya lo explicó el secretario de Estado de Ambiente: «Cuando se reduce la presión, termina por haber menores pérdidas de agua por cada minuto que tenemos el grifo abierto. Por tanto, hacemos de forma inducida un ahorro debido a esa bajada de presión».

Y añadió: «Lo más importante es el autocontrol de las personas. Esto quiere decir que, para no sufrir el (tan temido) racionamiento, ellos mismos deben tener un comportamiento de mejor consumo». Objetivo: que los recursos progresivamente escasos lleguen a ser más eficientes.

Precisamente, en la franja de Castelo Branco «la utilización del agua resulta vital en una región arrasada en los últimos años por la oleada de incendios, lo cual ha desembocado en un paisaje desolador».

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