Sanidad promueve una mirada femenina para tratar la enfermedad

La ministra Carmen Montón ha celebrado la recuperación del observatorio, «que se perdió en 2014 con las medidas mal llamadas de austeridad de aquel gobierno conservador»

La ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, Carmen Montón durante el acto de presentación del Observatorio de Salud de las Mujeres ABC

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Con música de Aretha Franklin y una presentación de Power Point en la que se sucedían fotos de familia y capturas de pantalla de documentos de trabajo, se celebraba en el Ministerio de Sanidad la recuperación del Observatorio de la Salud de las Mujeres. Pero allí terminó la fiesta.

La ministra, Carmen Montón , no dio datos de los informes realizados hasta ahora, tampoco especificó cuál es el presupuesto fijado para su puesta en marcha, ni quién estará al frente de este organismo que existe desde 2004 pero que «se perdió en 2014 con las medidas mal llamadas de austeridad de aquel gobierno conservador», disparó Montón.

El observatorio se creó en 2004 y fue suprimido a través de la ley 15/2014 de 16 de septiembre de racionalización del sector público. El pasado viernes se ha vuelto a poner en marcha a través de la aprobación de un mandato recogido en el Real Decreto de nueva estructura orgánica del Ministerio de Sanidad. El objetivo del mismo, señaló Montón, es « fomentar la igualdad y equidad en la salud, introducir y fomentar la perspectiva de género en las políticas sanitarias así como también en la formación y en la investigación». La ministra especificó que el observatorio «ha de ser vigilante frente a las desigualdades pero también ha de ser un mecanismo eficaz para corregirlas» y que servirá para elaborar un enfoque sanitario «más realista, más completo y más justo».

Con este organismo también se pretende profundizar en temas de salud específicos de las mujeres como los relativos a la salud sexual, afectiva y reproductiva, violencia de género y enfermedades de mayor prevalencia en las mujeres.

«En el caso del infarto agudo de miocardio, por ejemplo, la mujer tiene un mayor índice de mortalidad y, no solo porque las mujeres solicitan tarde atención médica, si no también porque se suelen interpretar mal los síntomas y se obtiene un diagnóstico tardío», ejemplificó Antonia Sambola , coordinadora del grupo de trabajo de mujeres de la Sociedad Española de Cardiología .

Tanto esta como otras sociedades científicas celebraron la recuperación del observatorio y pidieron medidas concretas. «Esta estrategia debe prestar atención a las enfermedades de mayor prevalencia en las mujeres. En el caso de las enfermedades cardiovasculares existen prioridades, como mejorar la asistencia a la mujer con infarto de miocardio, con insuficiencia cardiaca o ictus», apuntó Sambola, que también recordó que la enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte de la mujer en España por encima del cáncer de mama.

Diferencias entre comunidades

La Sociedad Española de Contracepción también aplaudió la medida y pidió que «se visibilice la importancia de que las mujeres, independientemente de donde vivan, tengan el mismo acceso a la mejor salud sexual y reproductiva, así como a la mejor asistencia», apuntó Paloma Lobo, presidenta de la Sociedad Española de Contracepción. Lobo se refirió concretamente a la necesidad de contar con personal suficiente y cualificado en todos los centros y a la urgencia de acabar con las diferencias entre comunidades autónomas para acceder a los métodos anticonceptivos más innovadores. «La ley de salud sexual de 2010 establece la provisión de forma gratuita de los métodos más innovadores, pero hay comunidades como Aragón o Comunidad Valenciana donde están financiados todos los métodos y otras como Madrid, donde esto no sucede», lamentó Lobo.

La «visión del bikini»

Como resultado, la planificación familiar no se favorece por igual en todo el país pese a que «impediría embarazos no deseados así como la interrupción voluntaria de los mimos».

Montón advirtió durante su intervención en el acto de presentación del observatorio de que «las mujeres viven más pero en peores condiciones». Explicó que ello deriva, en parte, del desigual reparto de los roles de género, por ejemplo, al cargar las mujeres con mayor responsabilidad que los hombres en las tareas domésticas.

Pese a que viven peor, Lobo explicó que las mujeres han sufrido lo que se llama la «visión del bikini». Es decir, se ha tendido a limitar sus dolencias a las mamas y al aparato genital. «Pese a padecer más patologías se las ha excluido de los ensayos clínicos por posibles embarazos que podían alterar los resultados».

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