Las bebidas azucaradas, la nueva «amenaza» contra la salud pública

La OMS presenta hoy un informe sobre la idoneidad de gravar los refrescos para limitar su consumo

Madrid Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Si la guerra contra el tabaco se considera prácticamente ganada, ahora es el turno de los refrescos. Es una batalla difícil por los fuertes intereses de las multinacionales que los producen, pero ignorar los daños que provocan en la salud es insoslayable. ¿Por qué? Muy sencillo: la gran cantidad de azúcar añadido que contienen. Una sola lata de refresco tiene 30 gramos de azúcar, más o menos el equivalente a seis cuacharaditas de té o 5 gramos más del total permitido (25gr.) que debería ingerir un niño en todo el día, según la Asociación Americana de Cardiología.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda, por su parte, que los adultos con un peso normal disminuyan el consumo de azúcar al 5% de la ingesta calórica diaria, lo que equivale a una cucharada sopera al día.

De hecho, hoy la OMS ha convocado una conferencia de prensa sobre obesidad en la que presentarán un nuevo informe sobre políticas fiscales relativas a bebidas con alto contenido de azúcar. Ya son varios los países que han optado por gravar los refrescos. El pasado mes de abril, por ejemplo, el gobierno británico anunció que a partir de 2018 las bebidas con más de 5 gramos de azúcar por cada 100 mililitros tendrán que pagar un impuesto. Esto, que se ha hecho también en Francia, Hungría, México y en algunos estados de Estados Unidos como Filadelfia. Nueva York, por ejemplo, también intentó, aunque sin éxito, prohibir las medidas gigantes o tamaño XL.

Obesidad infantil

La lista de problemas que el azúcar provoca en el organismo es interminable: «Aumenta la obesidad, la resistencia a la insulina (el inicio de todas las enfermedades cardiovasculares), incrementa el riesgo de desarrolar diabetes, altera el metabolismo de la grasa y aumenta el nivel de estrés oxidativo global, es decir, el grado de oxidación celular que provoca patologías como la ateroesclerosis», advierte José Ramón González Juanetey, jefe de Servicio de Cardiología del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela.

Si en la guerra contra los refrescos se ha puesto siempre el acento en los niños, no es porque los adultos corran menos riesgos, sino porque es en la infancia cuando establecemos el estilo de vida que llevaremos en el futuro. «Si se les educa en determinada dieta, luego va a ser difícil cambiarla», apunta Juanetey, que recuerda que el azúcar está directamente relacionado con la obesidad infantil, «un gran problema en España, casi tanto como en EE.UU.».

Para la Asociación de Bebidas Refrescantes (Anfabra), en España, «las bebidas refrescantes forman parte de una alimentación equilibrada, variada y moderada». Citan un estudio publicado en la revista «Nutrients», que señala que los refrescos solo aportan el 2,1% del total de las calorías diarias que ingieren los españoles. Pero no entran a valorar si el azúcar de estos refrescos es bueno o malo.

En cambio, inciden en que la decisión depende de cada persona, que «puede elegir según sus gustos, necesidades o estilo de vida, entre refrescos con azúcar o sin ella, con gas o sin gas, de distintos sabores, etc».

La misma opinión tiene Rafael Urrialde, responsable de Nutrición de Coca-Cola Iberia. « Lo importante es que cada persona elija la bebida que desea y más le conviene», afirma.

En cualquier caso, la compañía ayer reveló a ABC que está tomando medidas para disminuir las calorías de las bebidas. Según Urrialde se ha logrado reducir el contenido de azúcar hasta en un 30% en los últimos años. La política de transparencia que ha acuñado desde principios de siglo la empresa lleva a publicar cada dato del consumo de azúcar en su página web. «Nos lo demanda la sociedad del siglo XXI y desde 2008 llevamos a cabo una total transparencia en el etiquetado de cada lata», añade.

La opción «light»

Las asociaciones de bebidas recuerdan, y en ello sí coindicen con los médicos, en que también hay opciones «light». «Las bebidas light son una alternativa, cualquier cosa que no tenga tanta azúcar», zanja Juanetey, que no ve peligros en los edulcorantes. «La sacarina es perjudicial a partir de cantidades tan grandes que nadie está enriesgo. Sí se la relaciona con alteraciones del metabolismo de la grasa, pero no esta demostrado».

Ver los comentarios