La recóndita Isla de Corvo se asombra por los tres contagios registrados

En el lugar más lejano de Europa, a 2.000 kilómetros de Lisboa, nadie se explica cómo han surgido estos casos de coronavirus

Francisco Chacón

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La Isla de Corvo, la novena y más remota de las Azores, ve cómo se quiebra un hito. Es el punto más lejano de Europa por el flanco occidental, casi a medio camino de América, y durante meses y meses se destacó como el único territorio de Portugal que no registraba casos de coronavirus… pero ya no.

El misterioso enclave, con aspecto más lunar que terrestre, registra en la actualidad tres contagios y nadie sabe cómo ha sucedido .

Las 330 personas que integran su población podían decir que vivían en el primer territorio europeo en vacunar a sus habitantes, pero ahora todo son sospechas: los vecinos se miran unos a otros y se preguntan de qué forma ha podido llegar la infección hasta allí .

La vida cotidiana en este rincón con un único municipio, Vila do Corvo, siempre ha estado marcada por el aislamiento , que parecía ser la llave para sobrevivir en el difícil contexto sanitario mundial.

El pasado 23 de enero se difundió que tal vez podía haberse censado el primer positivo, pero finalmente no se confirmó y los corvenses pudieron respirar tranquilos en esta Reserva Mundial de la Biosfera . Hoy, no obstante, las suspicacias vuelan entre las frías casas de piedra.

En ese lugar, hermético pese a estar abierto al Océano Atlántico, no era necesario portar mascarilla . Son 6,5 kilómetros de largo y cuatro de ancho los que acotan este reino de la soledad situado frente a la isla de las Flores.

Pero ahora se ve algún que otro tapabocas, mientras los hombres y mujeres del recóndito pedregal se encomiendan a las elucubraciones para buscar respuestas .

La clave puede residir en que, un día sí y uno no, una embarcación llega a los acantilados de Corvo con suministros para los moradores y para el único bar abierto , donde se suelen encontrar esas gentes curtidas en la distancia, en medio de una humedad extrema que convierte las tardes en pesadillas y las sume en un silencio desasosegante.

Esta constituye una de las escasas explicaciones para la transmisión de las infecciones: que algún operario de los que descargan mercancías procedentes de las Flores haya diseminado una variante aún sin identificar .

A 520 kilómetros de Ponta Delgada, la principal ciudad y una de las tres capitales del archipiélago luso, junto con Angra do Heroísmo y Horta, la Isla de Corvo sucumbe al pánico, que corre como un reguero de pólvora por este feudo del asombro .

Los vecinos se han vuelto a encerrar en sus casas hasta que se aclaren los pormenores, con esas siluetas entre las cortinas como espectros deseosos de esconderse.

Todos suelen encontrarse por los escasos caminos, que conducen a un solitario café, a una única casa de huéspedes en este pedregal a 2.000 kilómetros de Lisboa , donde el viento sopla helado y no hay ni un solo semáforo porque, sencillamente, no hay tráfico que regular .

Así las cosas, la situación puede dar un vuelco gracias al efecto barrera de las vacunas, en las que confían quienes se asientan en estos confines de difícil acceso, con aspecto surrealista cuando se vislumbra entre las aguas . Un islote que fluctúa entre dos continentes y desconoce el significado de la modernidad.

Ni un alma por esos caminos, alrededor del cráter-laguna de Caldeirao, un sorprendente boquete de agua estancada en esta inhóspita lontananza.

Es una especie de ‘finisterre’, de callejón sin salida a cielo descubierto, que teme el retorno de unas restricciones entre islas que podrían volver a dejar Corvo en el más absoluto limbo , donde la lusofonía se diluye en una jerga difícil de comprender.

Basta un revelador dato para subrayar la inusual ubicación de la isla: los accidentes de tráfico son inexistentes, aunque algunos lugareños conducen (raras veces, eso sí) un vehículo… hasta el punto de que no constaba ningún percance en la carretera (si se le puede llamar así) a lo largo del lustro comprendido entre 2010 y 2015, año en el que un derrape sesgó la vida de una de esas visitantes que se atrevieron a desafiar la ley del aislamiento.

La noche de los tiempos rememora que, en los siglos XVI y XVII, se dejaban caer por Corvo piratas que no daban crédito a lo que veían sus ojos.Únicamente el cedro y el laurel salpicaban (igual que hoy) este viaje a la antesala del más allá, que es a lo que se asemeja.

El ‘tour de force ’ constante preside su confinamiento, mientras observan de soslayo la realidad sanitaria de las nueve islas , que registran 275 casos a lo largo y ancho de las Azores. La atención domiciliaria se ha extendido por la sencilla razón de cuán complicado resulta a veces arribar a tal o cual punto, lo cual deriva en un solo ingreso en el hospital más importante de todo el archipiélago: el Divino Espírito Santo de Ponta Delgada.

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