Purgas en China por no atajar la epidemia del coronavirus
Empiezan a rodar cabezas en Hubei, la provincia donde se originó y se intentó ocultar, mientras la enfermedad supera la barrera psicológica de los mil fallecidos
Además de superar la barrera psicológica de los mil muertos , el coronavirus está causando ya bajas políticas en China . Por no controlar la epidemia, que ha paralizado al país, el Gobierno central ha empezado las primeras purgas en la provincia de Hubei , donde se sospecha que se originó el brote en un mercado de animales de su capital, Wuhan.
Tanto el director de la Comisión de Salud de Hubei, Liu Yingzi, como su comisario del Partido Comunista, Zhang Jin, han sido destituidos, según ha informado este martes la Prensa oficial. Por «dejación de funciones» , a ellos se suma el subdirector de la Cruz Roja, Zhang Qin, que es gestionada por las autoridades chinas y se ha visto envuelta en un escándalo por no distribuir la ayuda humanitaria recibida . Por «violar las normas sobre el reparto de las máscaras» también ha caído el subdirector del Buró de Estadísticas de Wuhan, recoge la BBC.
Además, una comisión especial de investigación ha citado a tres responsables municipales de Wuhan, el teniente de alcalde Chen Xiexing y los jefes de distrito Lin Wenshu y Yu Song, para que respondan por los fallos en la contención de la epidemia . «Los funcionarios que sean hallados negligentes serán responsables», advirtió la agencia estatal de noticias Xinhua. Dicha comisión ha sido establecida por el Comité Central del Partido Comunista, la cúpula del régimen, y al mando está el viceprimer ministro Sun Chunlan. En ella participa también uno de los protegidos del presidente Xi Jinping : Chen Yixin, quien dirige la Comisión de Asuntos Legales y ha sido llamado a poner orden en el caos de Hubei.
Junto a los ya purgados, los medios oficiales hablan de cientos de destituciones, investigaciones y avisos a cuadros del Partido y funcionarios de la Administración por no atajar la epidemia, tanto en Hubei como en otras provincias. Desde los jefes de los pueblos que seguían permitiendo que sus vecinos se juntaran sin máscaras para jugar alegremente al “mahjong” hasta Tang Zhihong, responsable de sanidad en la segunda localidad más afectada por el coronavirus, Huanggang. Retratándose, apareció a finales de enero en la televisión estatal sin saber contestar cuántas camas y kits de pruebas tenía su ciudad para los enfermos del coronavirus.
El propio alcalde de Wuhan, Zhou Xianwang, ha entonado el «mea culpa» por tardar un mes en alertar a la población, pero explicó que no podía hacerlo sin la autorización de las autoridades superiores. Por su parte, Pekín ha reconocido la falta de medios para hacer frente a la epidemia, que ha destapado las carencias médicas que sufre el país.
Esta purga política coincide con la indignación que ha estallado en China por la muerte del doctor Li Wenliang , el oftalmólogo que avisó de los primeros casos a finales de diciembre y fue silenciado por la Policía. Obligado a firmar una carta retractándose de sus «falsos comentarios» porque «dañaban seriamente el orden social», falleció la semana pasada tras contagiarse del coronavirus, conmocionando a un país noqueado por la catástrofe. Respondiendo al creciente malestar, el régimen ha enviado a Wuhan a un equipo de la Comisión Nacional de Supervisión, su todopoderoso brazo anticorrupción, para investigar el caso. Pero sigue censurando la información en las redes sociales y deteniendo a los activistas que, como Chen Qiushi y Fang Bin, documentan la situación en los desbordados hospitales de Wuhan . Desaparecido desde la semana pasada, se sospecha que el primero ha sido confinado en un centro de cuarentena.
Con más de 42.000 contagiados, de los que 7.300 están graves, el coronavirus lleva ya 1.017 muertos en China , más uno en Hong Kong y otro en Filipinas. Aunque el lunes fue el día con más fallecimientos (108), al menos bajó el número de casos nuevos detectados. Pero el principal asesor médico del Gobierno, el héroe contra el SARS Zhong Nanshan, ya ha advertido de que el pico de la epidemia no llegará hasta la segunda quincena de este mes. Aunque las autoridades parecen haber frenado la enfermedad fuera de su epicentro gracias a las cuarentenas y controles de movimientos, todavía faltan kits de pruebas y camas para atender a los infectados en Hubei.
Tras detectar el coronavirus en el mercado de animales de Huanan, en Wuhan, el Centro para la Prevención y Control de las Enfermedades de China ha descubierto un millar de focos de propagación de la epidemia. El 83 por ciento de los contagios fueron entre las familias y el resto en hospitales, colegios y centros comerciales, detalló su científico jefe, Wu Zunyou, según recoge el periódico «South China Morning Post». De ellos, el 86 por ciento de los casos fueron transmisiones de primera o segunda generación, es decir, personas que vivían o habían viajado a Wuhan y, tras contagiarse, se lo habían pasado a sus parientes y allegados.
Es el caso de los once miembros de una familia de Hong Kong que se infectaron en una comida de Año Nuevo Lunar, en la que tomaron el tradicional «hot pot», una especie de «fondue» donde se hierven carnes, pescado y verdura . Debido al trágico recuerdo del SARS, que se cobró casi 300 vidas en la ciudad, Hong Kong está extremando las medidas de protección en torno a los 49 casos ya diagnosticados. Temiendo un contagio masivo como el que hubo entonces en el bloque «Amoy Gardens», donde se infectaron más de 300 personas por el mal estado de las tuberías, 23 vecinos han sido evacuados de un edificio donde se ha detectado la enfermedad.
Alimentando la esperanza, los tratamientos con los pacientes siguen dando resultados positivos y ya se han curado más de 4.000 personas en China.
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