Proyectos e investigaciones que salvan vidas

La Mutua Madrileña entrega 2,4 millones de euros a 18 investigaciones médicas y distintos proyectos sociales de 33 ONG

La ministra de Sanidad, Carmen Montón, durante la entrega de las ayudas en la sede de Mutua Madrileña José Ramón Ladra

Laura Daniele

En sus XV años de andadura, Mutua Madrileña se ha convertido en «la entidad privada que más recursos ha aportado a la investigación biomédica». Este año dedicará 1,7 millones de euros a distintos estudios clínicos que buscan mejorar los tratamientos en enfermedades raras, trasplantes y cáncer.

Desde el año 2009, esta fundación también destina parte de sus recursos a apoyar la acción social. A ese fin han dedicado desde entonces más de 15 millones de euros, sobre todo en proyectos que luchan contra la violencia de género y ayudan a las mujeres víctimas de los malos tratos. Solo este año, Mutua Madrileña destinará 670.000 euros a distintos programas de 33 ONG . Los proyectos que recibirán financiación atienden áreas muy diversas como las personas con discapacidad, la integración laboral de jóvenes en riesgo de exclusión social, ayuda a la infancia o la lucha contra la violencia de género. Entre las organizaciones beneficiarias de estos fondos figuran muchas con una trayectoria muy importante en el ámbito social como la Fundación Gil Gayarre, la Asociación Nuevo Futuro, el Secretariado Gitano o Cáritas Madrid.

He aquí una pequeña muestra de cómo ese apoyo económico puede cambiar la vida de muchas personas y el pronóstico de numerosos enfermos.

«Buscamos optimizar los trasplantes cardiacos»

Eduardo Barge junto a Marisa Crespo José Ramón Ladra

El trabajo de investigación que realiza el doctor Educardo Barge en el Complejo Hospitalario Unversitario de La Coruña es uno de los 18 estudios clínicos financiados por la Fundación Mutua Madrileña. Se trata del primer registro nacional de los pacientes más urgentes para trasplante cardiaco. Estos enfermos son también los que requieren asistencia circulatoria de corta duración , un dispositivo mecánico que actúa como un puente hasta la llegada del nuevo órgano y evita el deterioro del organismo.

«La ayuda tiene como objeto continuar hasta el año 2020 con este registro nacional de enfermos», explica Barge a este periódico. El registro, llamado ASIS-TC (empleo de los dispositivos de asistencia circulatoria mecánica de corta duración como puente a trasplante cardiaco urgente) -que se puso en marcha en 2014- ha permitido obtener una información muy valiosa que «ayudará a optimizar el sistema de trasplantes cardiacos».

«El objetivo principal del registro es intentar identificar qué pacientes pueden obtener un mayor beneficio de esta estrategia terapéutica y, por tanto, deben ser priorizados a la hora de obtener un donante cardiaco compatible. También resulta de interés para identificar factores clínicos que permitan predecir un buen resultado del trasplante cardiaco en este contexto», explica Barge, investigador principal. En el proyecto también participan Marisa Crespo y Javier Muñiz, del Instituto de Investigación Biomédica de La Coruña. Cuenta además con la colaboración de otros investigadores de 16 hospitales. Una parte importante de ellos están adscritos al Consorcio CIBERCV (Centro de Investigación Biomédica en Red Enfermedades Cardiovaculares).

Con esta nueva ayuda estos investigadores esperan poder «analizar si las modificaciones introducidas en la distribución de órganos redundan en un mejor resultado del trasplante cardiaco en este grupo de pacientes críticos».

«Las mujeres de 65 años sufren maltrato y no denuncian»

Julia Almasán es directora de la Fundación Luz Casanova José Ramón Ladra

La última macroencuesta sobre violencia de género de 2015 reveló que solo el 62,7 por ciento de las mujeres mayores de 65 años cuenta a su entorno que vive violencia de género . El porcentaje se eleva hasta el 77,8 en el caso de las mujeres más jóvenes. Además el 15 por ciento de las asesinadas a manos de sus parejas son mayores de 65. Estas cifras demuestran que una buena parte de de estas mujeres viven una situación de especial vulnerabilidad al no denunciar que sufren violencia machista. Su invisibilidad ante la sociedad llevó a la Fundación Luz Casanova —una obra de la congregación Apostólicas del Corazón de Jesús— a poner en marcha en 2017 el programa «Hazte visible, hazme visible».

«Es un problema muy desconocido porque las mujeres mayores de 65 tienen muchas dificultades para denunciar y la mayoría no lo hacen», asegura a este periódico Julia Almasán, directora de la Fundación Luz Casanova.

El proyecto, que este año recibirá financiación de la Mutua Madrileña, proporciona formación a los profesionales que trabajan en centros de mayores para detectar y acompañar a las mujers víctimas de la violencia de género. También sensibiliza a las mujeres mayores de 65 años para que identifiquen el problema y conozcan los recursos que están a su disposición. En su primer año de andadura más de 500 personas se han beneficiado de este programa.

«Estas mujeres tienen un montón de capacidades que la violencia ha tapado. Cuando se les da un mínimo de espacio de diálogo y acompañamiento, las mujeres cuentan su realidad y aprovechan todos los recursos que se ponen a su disposición para salir adelante», comenta Almasán.

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