Prostitución infantil en Rumanía: «Son los juguetes rotos que tiramos a la basura»

«Los niños saben que si huyen, sus padres morirán» recuerda la directora de la ONG Reaching Out Romania, Iana Matei, quien ha denunciado que al menos 700 niños se ven obligados cada año a robar, pedir limosna o prostituirse en Rumanía.

Matei ha indicado que en su país cada vez son más frecuentes los casos de padres que toman dinero prestado de organizaciones criminales y ofrecen como garantía de pago a sus hijos, muchos de los cuales caen en manos de esos grupos: «Estos niños pueden recuperarse, pero al Gobierno no le interesa. Son los juguetes rotos que tiramos a la basura», ha declarado Matei a Thomson Reuters Foundation agregando que «Estamos tratando una completa generación de víctimas»

Junto a otras ONGs, Reaching Out ha denunciado además que el Gobierno ignora la situación de los cientos de menores que son víctimas de la trata de personas en el país, donde hay una falta de personal especializado debido a los escasos recursos disponibles.

Bucarest se mantiene ajeno al problema, denuncian las organizaciones que a su vez demandan una reforma de las leyes rumanas sobre el tráfico de personas y la protección social para enfrentar esta situación. Han insistido además que la policía local tolera estos crímenes y los servicios sociales para las víctimas son prácticamente inexistentes.

El director de la Agencia Nacional Contra el Tráfico de Personas, Adrian Petrescu, ha reconocido que existe un problema generalizado dada la escasez de fondos y la falta de personal. De hecho Bucarest ha reducido el papel de esta Agencia disminuyendo su financiamiento.

Monica Boseff, directora de la ONG Open Door, que dirige el único refugio para víctimas de la trata de blancas en Rumanía, se refirió a las miles de niñas obligadas a ejercer la prostitución por los traficantes. Boseff ha denunciado además que funcionarios de decenas de orfanatos del país juegan un papel fundamental en el encubrimiento de estos delitos.