Cristo de la Luz en Valladolid
Cristo de la Luz en Valladolid - FERNANDO BLANCO

Pasos, tambores y saetas apasionan a España en Jueves Santo

El de ayer fue un día de recogimiento, fervor y silencio, roto solo por el hondo repique de los instrumentos

Alicante/Zaragoza/Valladolid Actualizado: Guardar
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Pasos, saetas y tambores pusieron ayer sonido e imagen a los últimos pasos del peregrinar del Señor hacia la Cruz. La Semana Santa llenó España de solemnes procesiones y también retumbó el silencio en un Jueves Santo de Pasión por la muerte de Cristo. No están todas las que son, pero esta es una representación del fervor que se vivió ayer de extremo a extremo del país.

Castilla-La Mancha, de negro

El Amparo en Toledo y Las Turbas de Cuenca

Cuatro procesiones llenaron de silencio y recogimiento ayer las calles del casco histórico de Toledo, por las que discurrieron al caer la noche y de madrugada algunas de las imágenes que despiertan más fervor en la Semana Santa toledana, declarada de interés turístico internacional desde 2014. La primera cofradía en salir a la calle fue Nuestra Señora del Amparo, a partir de las 20.30 horas.

Acompañeron a las tallas, los cofrades vestidos con hábito negro, capuchones, guantes y fajines de color verde intenso, con medallón plateado al cuello. A medianoche y también desde la catedral, con muchos asistentes a su paso, comenzó su estación de penitencia el Cristo de la Vega, una imagen que data de antes de 1554 y que representa un Cristo muerto en la cruz con el brazo derecho desclavado del madero. Toledo vive una intensa madrugada porque a las 3.00 horas del Viernes Santo sale el Cristo de la Expiración, un paso procesional que refleja la sobriedad y el silencio típico de la Semana Santa castellana. La madrugada de pasión finaliza con la Procesión del Santo Encuentro. En Castilla-La Mancha hay otro punto de nutrida asistencia de residentes y turistas, con una Semana Santa de excepción: Cuenca, con más de 500 años de antigüedad y declarada de Interés Turística Internacional. Desde las 5.30 de esta madrugada las miradas se concitan en torno a la procesión del Camino de Calvario, afamada con el nombre de Las Turbas.

Castilla y León procesiona

La Luz en Valladolid y enmudece Zamora

Castilla y León fue ayer una procesión continua que se prolongó hasta bien avanzado el Viernes Santo. El buen tiempo está siendo el mejor aliado para una Comunidad que cuenta con ocho Pasiones declaradas de Interés Turístico Internacional. En Valladolid, desde primera hora, la céntrica Plaza de Santa Cruz esperaba abarrotada de personas para ver al Cristo de la Luz, el crucificado más perfecto de cuantos creó el imaginero Gregorio Fernández. Después, la capital del Pisuerga fue escenario de otros diez desfiles procesionales, momentos para el encuentro de Cristo con su Madre, como el de la Virgen de las Angustias y Jesús de la Esperanza; para el perdón, con el indulto de un reo a petición de la Piedad, o para el silencio de los Nazarenos. Siguiendo el curso del Duero, Zamora enmudeció con el canto del Miserere de la Hermandad de Jesús Yacente en la Plaza de Viriato, sin duda, el momento más solemne de la ciudad románica.

En León, la Cofradía de las Siete Palabras de Jesús en la Cruz cumplió con la tradición y pregonó a caballo los actos que protagonizará hoy viernes. A medianoche se produjo la Ronsa de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno, el acto con el que culminaron las seis procesiones de la jornada. Tampoco Salamanca tuvo sosiego, que acogió la procesión del Santo Cristo de la Agonía y a la Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Vía Crucis

Valencia, imágenes del s. XII

El Cristo de dos toneladas de Alicante

Las procesiones en la Comunidad Valenciana ofrecen la ocasión de admirar algunas de las imágenes más antiguas y espectaculares de la Semana Santa. En la capital del Turia, ayer se vieron la Virgen y San Juan Evangelista, del siglo XII, y el Cristo de las Penas, del siglo XIV. Y en la ciudad de Alicante, el paso más grande de toda España: La Santa Cena, con dos toneladas de peso y una composición de trece figuras, a hombros de más de 200 costaleros. También atrajeron mucho público las de Crevillente y Orihuela, de Interés Turístico Internacional. En la primera, la ciudad se convirtió en la alfombra por la que el Cristo del Perdón y la Buena Muerte va de la Ermita al Calvario. En la celebración oriolana, se apagaro las luces y no hubo más sonido que el golpe de una bocina sorda, de un timbal destemplado y el Canto de la Pasión en la Procesión de la Hermandad del Silencio.

El estruendoso Bajo Aragón

«Rompida de la Hora» a toque de tambor

En el Bajo Aragón turolense, ocho localidades rugen para conmemorar, a estruendoso y masivo golpe de tambor, la muerte de Cristo en la Cruz. La tradición que singulariza la Semana Santa se conoce como la «Rompida de la Hora». Cuenta la leyenda que surgió en tiempos de la Reconquista, cuando un pastor quiso avisar a los lugareños de la aproximación de soldados musulmanes. El pastor tocó un tamborcillo, replicado por otros. Hoy en día, es la manifestación popular más famosa de la Semana Santa aragonesa. La «Rompida de la Hora» tiene lugar en los pueblos que componen la Ruta del Tambor y el Bombo y es compartida por 10.000 tambores a las doce de la noche del Jueves. El estruendo estremece. Es tan ensordecedor como solemne, una catarsis colectiva a golpe brusco de tambor, una ola sonora que hace vibrar cuerpos y casas. En Calanda esta tradición tiene lugar a las doce del mediodía de hoy. De Interés Turístico Internacional, fue proyectada por el director calandino, Luis Buñuel.

Andalucía: Mena y Madrugá

El Cristo de la Buena Muerte de Málaga

Jueves Santo en Sevilla y jornada que muchos esperaban desde hace un año con ilusión a la espera de que a medianoche irrumpiese la Madrugá de Sevilla. Nueves salidas procesionales completaron la estación de penitencia por parte de las cofradías. Los Negritos y las Cigarreras fueron los primeros en serpentear, con gran calor, las calles de la ciudad hispalense. La de las Cigarreras fue la más larga con cerca de 8 horas de recorrido. La última en salir en Sevilla fue la Pasión, que coincidió en las calles de Sevilla con la celebración de la Madrugá.

La estampa más simbólica volvió a desembarcar, a manos de la Legión, en Málaga. El Cristo de la Buena Muerte, más conocido como Cristo de Mena, por el autor de la talla, Pedro de Mena, fue trasladado ante un público multitudinario por los primeros caballeros legionarios del Tercio Don Juan de Austria, III de la Legión, con sede en Viator (Almería), del buque Contramaestre Casado de la Armada Española. La figura fue aupada hasta su trono bajo el repique de los tambores de los legionarios, que por la noche volvieron a acompañarlo por las calles de la capital malagueña, junto a Nuestra Señora de la Soledad.

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