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Peregrinos aguardan ayer la llegada del Papa a Fátima - AFP
Fátima

«El Papa trae la bendición que Portugal necesita»

Abarrotado pese a la lluvia, en el Santuario afloran las historias de solidaridad, compasión y amor

Lisboa Actualizado: Guardar
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Las historias humanas afloran al ritmo de la oración en en el Santuario de Fátima. Ayer, abarrotado pese a la lluvia incluso horas antes de la llegada del Sumo Pontífice, una anciana aseguraba que «el Papa nos trae la bendición que Portugal necesita».

Hoy, la anécdota más emotiva se encarna en el singular encuentro que mantendrá Francisco cuando estreche la mano del párroco más veterano de Portugal, de 104 años.

El cura Joaquim Cunha se ha desplazado a Fátima desde la Diócesis de Oporto. Le restan escasos dos meses para cumplir los 105 años (el próximo 8 de julio) y está nervioso como un quinceañero pensando en la velada que le aguarda en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario.

El sacerdote, quien cuenta con un asistente que no se despega de él y le ayuda en todo momento, vio la luz en 1913, es decir, cuatro años antes de las apariciones de la Madre de Dios a los tres pastorcillos.

La sonrisa de Francisco ante él puede conmoverle tanto que el dispositivo sanitario vigila que no le dé ninguna taquicardia en el instante. Así podrá contar los días hasta la fiesta de cumpleaños que le preparan sus compañeros. El mejor regalo: este recuerdo fresco del cuarto Papa que visita Portugal, después de Pablo VI en 1967, Juan Pablo II (1982, 1991 y 2000) y Benedicto XVI hace siete años.

Amor sin fin

Detrás de cada peregrino se esconde una motivación, de modo que Fátima no cesa de lanzar al mundo relatos de solidaridad, de compasión y, sobre todo, de amor. Como el que personifican Emília Esteves y Emanuel Supico. Esta pareja de Castelo Branco se conoció hace 12 meses camino de Fátima, adonde se desplazan cada año en estas fechas.

Ella se torció el tobillo y, de entre el grupo de 58 lugareños que avanzaban entusiastas, surgió Emanuel para ofrecerle su ayuda. «Desde aquel instante, ya no se marchó de mi lado», confiesa ella en una cadena portuguesa de televisión, esbozando una sonrisa. 33 años ella, 28 él. Y un vínculo muy fuerte entre ambos como guía espiritual, según testimonian.

En otras ocasiones, pernoctaban unos días en los alrededores del Santuario para convertir la estancia en un modelo de convivencia. Pero este año el desembarco de una multitud los disuade, por no hablar de los precios astronómicos solicitados de los alojamientos.

Precisamente, una mujer de 70 años de Nazaré, a 40 kilómetros de Fátima, protagoniza una de las contracrónicas. Pretendía sacar algo de dinero alquilando una de las habitaciones de su modesto domicilio. Pero, como solo pedía 30 euros, comprobó que la gente pasaba de largo por si una cantidad tan baja implicaba encontrarse alguna sorpresa desagradable. Anécdotas de este fin de semana tocado por la bendición.

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