El Papa pide dos tratados internacionales sobre inmigrantes y refugiados

Denuncia que «quienes fomentan el miedo a los inmigrantes siembran violencia y xenofobia»

El Papa Francisco asiste a la celebración del rezo por la paz en Sudán del Sur y en la República Democrática del Congo, en la Basílica de San Pedro, en Ciudad del Vaticano, Efe
Juan Vicente Boo

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Con el deseo de organizar mejor la solución a dos problemas de nuestro tiempo, el Papa F rancisco apoya la elaboración de dos tratados internacionales de Naciones Unidas, uno sobre inmigrantes, que hoy son 250 millones, y otro sobre refugiados, que superan los 65 millones.

En su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz , que se celebra el próximo 1 de enero, el Santo Padre recuerda a los gobiernos su obligación de ser prudentes para no acoger a más refugiados de los que pueden integrar bien , y el deber de protegerlos para evitar que «las mujeres y niños expuestos a situaciones de riesgo y abusos» lleguen a «convertirse en esclavos».

Pero, al mismo tiempo, el Papa denuncia «una retórica que enfatiza los riesgos para la seguridad nacional o el coste de la acogida de los que llegan, despreciando así la dignidad humana que se les ha de reconocer a todos, en cuanto que son hijos e hijas de Dios».

Y condena claramente una patología política envilecedora, pues «quienes fomentan el miedo hacia los migrantes, en ocasiones con fines políticos, en lugar de construir la paz siembran violencia, discriminación racial y xenofobia».

En vista de que «todos los datos de que dispone la comunidad internacional indican que las migraciones globales seguirán marcando nuestro futuro», Francisco propone no verlas como una amenaza sino «contemplarlas con una mirada llena de confianza, como una oportunidad para construir un futuro de paz».

Naturalmente, debe hacerse todo de modo ordenado, y por eso solicita «la aprobación por parte de Naciones Unidas de dos pactos mundiales : uno, para una migración segura, ordenada y regulada, y otro, sobre refugiados».

Entre ambos constituirán «un marco de referencia para desarrollar propuestas políticas y poner en práctica medidas concretas».

Sin entrar en los detalles, que corresponden a los Estados, Francisco considera muy importante que los tratados «estén inspirados por la compasión, la visión de futuro y la valentía, con el fin de aprovechar cualquier ocasión que permita avanzar en la construcción de la paz».

Únicamente apunta la conveniencia de reforzar algo que ya empieza a notarse en países cercanos a las zonas de guerra: «es posible que países menos ricos puedan acoger a un mayor número de refugiados, o acogerles mejor, si la cooperación internacional les garantiza la disponibilidad de los fondos necesarios».

El Papa concluye citando unas alentadoras palabras de san Juan Pablo II en 2004: «Si son muchos los que comparten el ‘sueño’ de un mundo en paz, y si se valora la aportación de los migrantes y los refugiados, la humanidad puede transformarse cada vez más en familia de todos, y nuestra tierra verdaderamente en ‘casa común’».

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