El Papa pide que cese la violencia contra la minoría musulmana rohingya

La Iglesia necesita ser reparada y reformada continuamente, ha explicado además en el rezo del Ángelus

El Papa Francisco este domingo durante el rezo del Ángelus REUTERS

ÁNGELES CONDE

Los ojos del Papa Francisco han estado puestos este domingo en el sureste asiático. Por un lado, el Santo Padre ha recordado a las múltiples víctimas de las fuertes inundaciones que, desde el mes de junio, están afectando especialmente a Bangladesh. Sin embargo, desde hace dos semanas, una segunda oleada de lluvias ha provocado una catástrofe aún mayor, además de en Bangladesh, también en India y Nepal . En total se estima que han perecido unas 800 personas y hay millones afectadas que han debido de buscar refugio lejos de sus hogares donde ya no queda nada, ni siquiera la tierra de cultivo con la que subsistían. El Santo Padre, atento a esta desgracia, ha expresado en el rezo del Ángelus su «cercanía con la población» y les ha asegurado su oración «por todas las víctimas y por cuantos sufren esta catástrofe».

Y, por otro lado, sin ir muy lejos de esta tragedia, a continuación ha recordado una de las crisis humanitarias más crueles de cuantas existen hoy en día, el drama de la minoría rohingya en Birmania . Se trata de un millón de musulmanes, que malviven entre unos 50 de budistas , a los que el gobierno birmano considera inmigrantes ilegales de Bangladesh y a los que, por esa misma circunstancia, no conceden ningún derecho básico: ni a la sanidad, ni a la educación ni a un trabajo digno. Como consecuencia del ataque que la insurgencia rohingya, –el Arakan Rohingya Salvation Army (ARSA), un grupo paramilitar que intenta contestar a la violencia del gobierno birmano–, perpetró contra varios puestos fronterizos, el gobierno de la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, parece que ha respondido con aún más violencia contra la minoría. El Santo Padre ha lamentado este domingo las últimas noticias que llegan desde la zona: «Llegan noticias tristes sobre la persecución de la minoría religiosa , nuestros hermanos rohingya. Quiero expresarles toda mi cercanía. Pidamos todos al Señor que los salve y que suscite hombres y mujeres de buena voluntad que los ayuden y les otorguen plenos derechos». Acto seguido, ha invitado a todos los fieles en la plaza a unirse a él en el rezo de un Avemaría por este pueblo, la minoría más perseguida del mundo según aseguran los informes de la ONU. No es la primera vez que el Pontífice recuerda el drama de estos desheredados. En febrero de este mismo año, con motivo de la Jornada de Oración y Reflexión contra el tráfico de personas, denunció la tortura que padecen los rohingyas «perseguidos por sus tradiciones y su fe musulmana». Siendo testigo de las terribles condiciones en las que huyeron en barco a países limítrofes hace dos años, el Papa también clamó entonces a favor de estos prófugos, expulsados de los puertos a los que llegaban porque ningún país quiso acogerlos. Los líderes rohingyas denuncian una auténtica limpieza étnica mientras la Comunidad Internacional guarda silencio.

En su alocución previa al rezo del Ángelus, el Pontífice ha reflexionado sobre la misión de cada miembro de la Iglesia: «Ser una comunidad de vida, hecha de muchísimas piedras, todas diferentes, que componen un único edificio en un signo de fraternidad y de comunión». Esas piedras, c ada fiel, es una «piedra preciosa» en las manos de Jesús . Todas ellas están llamadas, según el Santo Padre, a continuar construyendo la Iglesia, «esta casa con cimientos sólidos pero donde no faltan las grietas». Por eso, el Papa ha reconocido que «la Iglesia necesita ser siempre reformada, reparada», con la certeza de que Dios da a cada una de estas «piedras vivas» el lugar más adecuado donde pueda ser «más útil a toda la construcción de la Iglesia».

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