Seguidores de Aung San Suu Kyi muestran su júbilo mientras siguen el escrutinio en Rangún
Seguidores de Aung San Suu Kyi muestran su júbilo mientras siguen el escrutinio en Rangún - AFP
HACIA EL FIN DE UNA DICTADURA

Birmania celebra el triunfo de Aung San Suu Kyi sin esperar a los resultados

Aunque su victoria se prevé arrolladora, no será presidenta por las trabas de los militares

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Sin esperar al escrutinio, los seguidores de la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi se echaron a la calle el domingo por la noche tras votar en masa en las primeras elecciones libres de Birmania (Myanmar) en veinticinco años. Con los primeros resultados previstos para este lunes, todo indica que su partido, la Liga Nacional para la Democracia (LND), alcanzará una arrolladora victoria como en 1990, cuando la Junta militar anuló su triunfo y la recluyó bajo arresto domiciliario.

Con una participación del 80 por ciento en un censo electoral de treinta millones de personas, para muchos birmanos esta era la primera vez que acudían a votar y no podían ocultar su emoción. «Me siento libre.

Me he levantado a las cinco de la mañana y, cuando he llegado al colegio electoral antes de que abriera a las seis, ya había un centenar de personas esperando para votar», explicaba sonriente Win Htet Aung, un empresario de 37 años que está montando una tienda de juguetes.

Su alegría se debía a que por fin podía votar por «Madre Su», como es apodada la Nobel de la Paz. «He votado a Aung San Suu Kyi porque he visto muchas cosas malas en Birmania, como la dura represión durante la Revolución de 1988 o contra la Revuelta Azafrán de los monjes budistas en 2007, y quiero una vida mejor para las nuevas generaciones», aseguraba señalando a su hija Mya Thet Hla Aung, de nueve años. En sus manos, la niña llevaba una libreta donde había pegado la foto de «Madre Su» junto al dibujo de un pájaro, símbolo de su partido, la Liga Nacional para la Democracia (LND). Pronunciadas con su voz infantil, estremecía escuchar la traducción de las palabras en birmano escritas al lado del pájaro: «Tiempo para el cambio».

La Nobel de la Paz ya ha anunciado que será ella quien mande en el Gobierno

A pesar de este apoyo multitudinario, Aung San Suu Kyi no podrá ser presidenta porque un artículo de la Constitución de 2008, promulgada por los militares, veta en dicho cargo a los cónyuges de extranjeros y ella es viuda de un británico con el que tuvo dos hijos.

De todas maneras, Aung San Suu Kyi ha anunciado que será ella quien mande en el Gobierno si su formación gana las elecciones.

Todo indica que su victoria será abrumadora. Pero está por ver que pueda obtener mayoría absoluta porque, en otra estratagema legal, la Constitución reserva al Ejército el 25 por ciento de los escaños del Parlamento. Tal cupo obliga al partido de Aung San Suu Kyi a hacerse con un tercio de los diputados para alcanzar la mayoría, mientras que la formación en el Gobierno, compuesto por antiguos generales, solo necesita un cuarto de los escaños para así sumarlos a los de Ejército y seguir conservando el poder.

«Hay que estar vigilantes, pero estoy seguro de que sacaremos más del 60 por ciento de los votos», se mostraba optimista Win Htet Aung, quien ni por un momento había pensado en una victoria del partido gubernamental. De más de una veintena de votantes consultados por ese enviado especial, solo una mujer de veintiocho años, Khaing Thant Sin Aung, reconocía haber escogido la papeleta del gobernante Partido por el Desarrollo y la Solidaridad de la Unión (USDP), del presidente Thein Sein y su gabinete reformista.

«Son una nueva generación que no tiene la misma mentalidad que la Junta militar y busca la paz, ya que el Gobierno ha hecho muchas cosas buenas en los últimos cinco años», justificaba la joven.

«Pucherazos»

Desde 2011, cuando fue elegido presidente en uno de los habituales «pucherazos» del anterior régimen de la Junta militar, Thein Sein ha pilotado importantes reformas democráticas. Además de liberar a los presos políticos, acabar con la represión, permitir la libertad de información, abrir la economía y autorizar el partido de Aung San Suu Kyi, su transición culmina con estas elecciones.

Si, como todo parece indicar, gana el partido de «Madre Su», Birmania volverá a tener una democracia y habrá acabado con una dictadura militar que, perpetuada a través de varios generales, llevaba desde 1962 en el poder.

A pesar del ejemplo que está suponiendo este proceso, su contrapunto negativo lo ponen algunas irregularidades en las zonas rurales y la exclusión de las urnas de setecientos mil musulmanes de la perseguida etnia Rohingya, a quienes se les niega la ciudadanía. Confinados en campos de refugiados, muchos de ellos confían en que «Madre Su» les devuelva, como a Birmania, la libertad al cabo de este proceso hacia la democracia.

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