Papa Francisco: «Lo que dice Maduro, que lo explique él; no sé lo que tiene en mente»
Bromea sobre su golpe en la cabeza: «No vi el cristal… y ¡pum!»
Durante el vuelo nocturno de regreso de Colombia a Roma, el Papa Francisco aseguró a los periodistas que le acompañaban en el avión que «la Santa Sede ha hablado fuerte y claramente» sobre la situación de Venezuela y los pasos necesarios para salir pacíficamente de la crisis.
Respecto a las desaforadas críticas del presidente venezolano contra el Papa y la conferencia episcopal de su país, Francisco se limitó a comentar: «lo que dice Maduro que lo explique él . No sé lo que tiene en mente».
En tono sereno, el Santo Padre explicó que «la Santa Sede ha hecho mucho. Envió un nuncio de primer nivel para el trabajo de los cuatro expresidentes. Ha hablado con personas en público y en privado. Yo he hablado muchas veces en el Ángelus…».
El Vaticano tiene muy poca influencia sobre Maduro, pero de modos diversos -muchos de ellos reservados- ha estado «buscando una salida, ofreciendo ayuda para salir», pero «parece que la cuestión es muy difícil».
Para Francisco «lo más doloroso es el problema humanitario , tanta gente que escapa o sufre. Hay un problema humanitario que tenemos que ayudar a resolver. Creo que Naciones Unidas debe hacer algo para ayudar».
Al cabo de cinco días de intenso esfuerzo por promover la reconciliación en Colombia , el Papa ha visto que al cabo de medio siglo de guerra «se acumula mucho odio, mucho rencor, mucha alma enferma», no por culpa propia sino porque «esas guerrillas, los paramilitares y la corrupción cometieron grandes pecados que han causado esta enfermedad del odio».
Pasos positivos
Francisco ve, sobre todo, una serie de pasos positivos, «que dan esperanza en la negociación. El último, el alto el fuego del ELN. Se lo agradezco, lo agradezco mucho».
Pero se confiesa optimista sobre todo porque «las ganas de ir adelante con este proceso van más allá de las negociaciones. Es un deseo espontaneo, y ahí está la fuerza del pueblo. El pueblo quiere respirar, y debemos ayudarlo con la cercanía, la oración y la comprensión».
Aunque la hinchazón de su pómulo izquierdo era muy visible, lo mismo que la tirita sobre la ceja, el Santo Padre desdramatizó el pequeño accidente sufrido en Cartagena de Indias en el «papamóvil»: «Me incliné para saludar a un chiquillo, no vi el cristal y… ¡pum!”. En otro momento de la conferencia de prensa reconoció con buen humor que «me pusieron un ojo en compota».
Respecto al proyecto de Donald Trump de expulsar del país a unos ochocientos mil jóvenes «dreamers» que confiaban en su naturalización, el Papa comentó que no conoce bien la propuesta del ejecutivo, pero tiene «esperanza en que se recapacite porque el presidente de Estados Unidos se presenta como ‘pro-vida’ y un verdadero ‘pro-vida’ comprende que la familia es la cuna de la vida y que se debe defender su unidad».
En cuanto a la actitud de Trump y otros escépticos respecto al calentamiento global a pesar de la evidencia, el Papa manifestó que «quien niega el cambio climático tiene que ir a los científicos y preguntarles a ellos. Son claros y precisos, y dicen claramente cuál es el camino a seguir. Cada uno tiene su responsabilidad, los políticos también. Los científicos son clarísimos, no son opiniones sobre el tema. Los efectos se ven. Y después, que se decida. La historia juzgará las decisiones».
A la pregunta de por qué algunos se empeñan en negar el cambio climático a pesar de la continua evidencia de desastres, Francisco respondió de modo filosófico: «Me viene a la cabeza una frase del antiguo testamento, creo que de un salmo: ‘El hombre es un estúpido, es un testarudo que no ve. El único animal de la creación que vuelve a meter la pierna en el mismo agujero ’. Es la soberbia, el creerse suficientes. Y también el dios dinero».
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