Papa Francisco: «En el amor auténtico no hay espacio para la lujuria ni para la superficialidad»

«La persona humana, en su polaridad masculina y femenina, está destinada a amar y ser amada»

El Papa Francisco, este miércoles EFE
Juan Vicente Boo

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Comentando el sexto mandamiento del Decálogo —«No cometerás adulterio»—, el Papa Francisco ha afirmado el miércoles que no se refiere solo a los esposos , pues toda persona humana está llamada al amor , que se manifiesta en cuidar a otra persona que lo necesita.

En esa perspectiva, según Francisco, «el cuerpo humano no es un instrumento de placer , sino el lugar de nuestra llamada al amor, y en el amor auténtico no hay espacio para la lujuria ni para la superficialidad. ¡Los hombres y las mujeres merecen mucho más!».

Ante millares de participantes en la audiencia general en la plaza de San Pedro, Francisco ha afirmado que «la persona humana, en su inseparable unidad de espíritu y cuerpo , y en su polaridad masculina y femenina, está destinada a amar y ser amada».

El Papa ha explicado que «el camino de la maduración humana es también un camino del amor mismo, que va pasando del recibir cuidados al dar cuidados, del recibir la vida al dar la vida», llegando a una actitud paterna y materna, es decir, «la capacidad de asumir el peso de otra persona y amarla sin ambigüedad».

Ese es también el modo generoso de amar de las religiosas y de los sacerdotes, pues «la Iglesia no necesita aspirantes al ‘papel’ de sacerdote, sino hombres a quien el Espíritu Santo ha tocado el corazón con un amor sin reservas. En el sacerdocio se ama al pueblo de Dios con toda la paternidad, la ternura, y la fuerza de un esposo y de un padre».

El Santo Padre ha completado así la catequesis sobre el sexto mandamiento iniciada el miércoles anterior con la advertencia de que «el matrimonio requiere una preparación, diría un catecumenado, porque uno se casa para toda la vida, y con el amor no se juega».

El Papa subrayó entonces que «no basta con tres o cuatro conferencias en la parroquia. Sería aparentar una preparación, y los responsables serían el párroco y el obispo».

El matrimonio religioso es un paso serio, y Francisco lo comparó al camino formativo previo al bautismo de los adultos: «la preparación al matrimonio requiere tiempo, debe hacerse como un catecumenado».

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