El Papa destierra la creencia de una santidad basada en «el heroísmo personal»

El papa proclamó hoy santa a la religiosa María Francisca de Jesús, considerada la primera de Uruguay, junto a otros nueve beatos, entre ellos el francés Charles de Foucauld

El Papa Francisco observa las reliquias de los santos que se exhiben junto al altar antes de una misa de canonización en la Plaza de San Pedro en el Vaticano AFP

Victoria Isabel Cardiel C

Tras dos años sin grandes eventos, con las multitudes reducidas a su mínima expresión por la pandemia, el Vaticano se ha vestido de gala con bellísimas flores procedentes de Holanda en honor a la canonización del carmelita Titus Brandsma que murió asesinado por una inyección letal en el campo de concentración nazi de Dachau en 1942. Desde primera hora de la mañana una riada pacífica de peregrinos se ha agolpado en las inmediaciones de la columnata de Bernini para pasar por los controles de seguridad e inundar con su alegría la plaza de San Pedro en un auténtico ambiente de fiesta por la ceremonia para subir a los altares a otros nueve nuevos santos de la Iglesia católica.

Muchos venían desde Francia, de donde eran originarios tres de ellos: Charles de Foucauld , considerado como el referente contemporáneo de la llamada 'espiritualidad del desierto'; César de Bus , fundador de la Congregación de los Padres de la Doctrina Cristiana y modelo para todos los catequistas, y Marie Rivier , una monja que dedicó su vida a luchar por ofrecer una instrucción a las mujeres. Entre los nuevos varones santos, también destaca la figura de Lázaro, conocido como Devasahayam, el primer laico indio que sube a los altares, que luchó por la igualdad entre las personas sin importar su proveniencia o casta y fue perseguido por haberse convertido al cristianismo hasta el martirio.

Debido a los problemas que arrastra en su rodilla derecha, el Papa ha llegado en coche hasta el sagrario del altar predispuesto en la plaza de San Pedro hasta el que ha accedido caminando con gran dificultad. Sin embargo, el hecho de que se desplace a pie ya presupone cierta mejoría en comparación con los últimos días en los que necesitaba una silla de ruedas.

En la homilía, Francisco ha desterrado la creencia que a menudo tenemos sobre la santidad como «una meta inalcanzable». «A veces, insistiendo demasiado sobre nuestro esfuerzo por realizar obras buenas, hemos erigido un ideal de santidad basado excesivamente en nosotros mismos, en el heroísmo personal, en la capacidad de renuncia, en sacrificarse para conquistar un premio», ha señalado el Papa ante cerca de 45.000 personas , según datos de la Santa Sede. Para el pontífice en vez de buscarla y abrazarla «en la cotidianidad» y «en los afanes de la vida concreta», a menudo se ha disociado la santidad «de la vida de todos los días».

Apenas media hora después de pronunciar la fórmula de canonización, el Papa ha citado a santa Teresa de Ávila y su convencimiento de que en una tarea tan sencilla como cocinar en los fogones del convento se podía encontrar a Dios. Por ello ha asegurado que lo único necesario para ser discípulos de Jesús es «dejarse transfigurar por la fuerza del amor de Dios». Saliéndose del discurso que tenía preparado, ha señalado que «no hay santidad de fotocopia» porque cada una «es original». Y ha abundado a continuación: «No olvidemos la primacía de Dios sobre el yo, del Espíritu sobre la carne, de la gracia sobre las obras». De este modo, el Pontífice ha asegurado que el origen del ser cristianos «no están las doctrinas y las obras, sino el asombro de descubrirnos amados, antes de cualquier respuesta que nosotros podamos dar». Francisco ha evidenciado que mientras que «el mundo quiere frecuentemente convencernos de que sólo valemos si producimos resultados, el Evangelio nos recuerda la verdad de la vida: somos amados».

Por ello, ha llamado a «salir del egoísmo» porque «la santidad no está hecha de algunos actos heroicos, sino de mucho amor cotidiano».

Dirigiéndose a los distintos estratos de la sociedad, el Papa ha instado a ofrecer la propia vida «desinteresadamente, sin buscar ninguna gloria mundana».

«¿Eres consagrada o consagrado? Sé santo viviendo con alegría tu entrega. ¿Estás casado? Sé santo amando y ocupándote de tu marido o de tu esposa, como Cristo lo hizo con la Iglesia. ¿Eres un trabajador? Sé santo cumpliendo con honradez y competencia tu trabajo al servicio de los hermanos. ¿Eres padre, abuela o abuelo? Sé santo enseñando con paciencia a los niños a seguir a Jesús. ¿Tienes autoridad? Sé santo luchando por el bien común y renunciando a tus intereses personales», ha reflexionado.

A partir de hoy la Iglesia católica, además, cuenta con otros cinco modelos de ejemplaridad cristiana: Maria Domenica Mantovani , co-fundadora y primera superiora general del Instituto de las Hermanitas de la Sagrada Familia, que se consagró al servicio de los pobres, huérfanos y enfermos; Maria Francisca de Jesús , fundadora de las Terciarias Capuchinas de Loano, volcada también con los últimos, que, aunque nació en Italia se considera como la primera santa de Uruguay; Maria di Gesù Santocanale , que estableció las Hermanas Capuchinas de la Inmaculada de Lourdes. El Papa también ha canonizado a los sacerdotes Giustino Maria Russolillo , fundador de la Sociedad de las Divinas Vocaciones y de la Congregación de las Hermanas de las Divinas Vocaciones, instituto dedicado a la pastoral vocacional y familiar y a Luigi Maria Palazzolo , fundador del Instituto de las Divinas Vocaciones. Los tapices con los rostros amables de los nuevos 10 santos de la Iglesia colgaban desde el sábado por la mañana de la fachada de la basílica de San Pedro.

En las primeras filas estaban sentadas algunas autoridades civiles en representación de los países de origen de los diez nuevos santos. Entre ellos, el presidente de Italia, Sergio Mattarella , el ministro de exteriores de Holanda, Wopke Hoekstra , de religión protestante; el ministro del Interior de Francia, Gérald Darmanin ; el ministro de las minorías, Gingee K S Mathan y el presidente del Consejo Superior Islámico de Algeria, Bouabdellah Ghoulamallah .

La última ceremonia en la que el Pontífice pronunció la fórmula de canonización fue el 13 de octubre de 2019 cuando hizo santos al cardenal John Henry Newman o a la hermana Dulce , de Brasil. Al final de la ceremonia, el Papa ha permanecido de pie varios minutos para saludar a algunos de los cardenales de la Curia Romana presentes en la plaza de San Pedro. Durante el rezo del Regina Coeli ha pedido que los 10 nuevos santos de la Iglesia católica abran vías de diálogo e inspiren soluciones pacíficas en un mundo en el que aumentan «las tensiones y las guerras».

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