El Papa denuncia en Bari la proliferación de guerras «irracionales» en el Mediterráneo

Advierte que imponer «soluciones no equitativas a los palestinos» amenaza traer nuevas crisis

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El Papa Francisco durante la conferencia «Mediterráneo: frontera de paz» EFE/EPA/DONATO FASANO
Juan Vicente Boo

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Ante sesenta obispos de las principales ciudades del Mediterráneo, desde Almería y Barcelona hasta Rabat y Jerusalén, reunidos en un congreso, el Papa Francisco ha denunciado este domingo en Bari la proliferación de guerras sin sentido en un territorio clave para la estabilidad de tres continentes. Y ha recordado que «mientras nosotros hablamos de paz, en la otra orilla de este mar, particularmente en Siria, se consuma una tragedia espantosa».

Ante desastre en Siria, el conflicto en Libia y la agobiante situación de Palestina, el Papa ha dicho que la guerra « es una verdadera locura , porque es irracional destruir casas, puentes, fábricas, hospitales, matar personas y aniquilar recursos en vez de construir relaciones humanas y económicas».

Según Francisco, la guerra «es un sinsentido al que no podemos resignarnos. La guerra nunca puede confundirse con la normalidad , ni ser aceptada como una forma ineludible para regular las divergencias y los intereses opuestos».

Aunque la prioridad es parar los frentes de batalla , el Santo Padre ha advertido que «tampoco podemos olvidar el conflicto, aún sin resolver, entre israelíes y palestinos, con el peligro de soluciones no equitativas y, por lo tanto, amenazantes de nuevas crisis».

A su juicio, «la guerra, que destina los recursos a la compra de armas y la fuerza militar, desviándolos de las funciones vitales de una sociedad, como el apoyo a las familias, a la salud y a la educación, es contraria a la razón, según la enseñanza de san Juan XXIII».

«No hay alternativa posible a la paz»

Según Francisco, « No hay alternativa posible a la paz . No existe una alternativa sensata a la paz, porque cada proyecto de explotación y supremacía degrada a quien golpea y a quien es golpeado».

Entre los factores que provocan odios y guerras el Papa ha vuelto a señalar el envenenamiento de la opinión pública y de la convivencia por intereses partidistas.

Según el Santo Padre, «la retórica del choque de civilizaciones sirve solo para justificar la violencia y alimentar el odio. La debilidad de la política y el sectarismo son causas del radicalismo y del terrorismo».

En ese cuadro patológico que sufren varios países , «la comunidad internacional se ha quedado en intervenciones militares, mientras que debería construir instituciones que garanticen la igualdad de oportunidades y lugares donde los ciudadanos tengan la posibilidad de asumir el bien común».

En tono mas personal, Francisco ha añadido que « me da miedo escuchar los discursos de algunos líderes de las nuevas formas de populismo. Me recuerdan los discursos que sembraban el odio en los años treinta del siglo pasado».

Abordar el problema con objetividad

El encuentro «Mediterráneo frontera de paz» , organizado por la conferencia episcopal italiana, ha reunido en Bari durante cuatro días a 60 obispos de 19 países ribereños pero a la sesión de clausura han asistido también el presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, y otras autoridades.

El Papa ha recordado a todos que «entre los que más sufren en el área del Mediterráneo, están los que huyen de la guerra o dejan su tierra en busca de una vida humana digna», cuyo número «ha aumentado a causa del incremento de los conflictos y las dramáticas condiciones climáticas y ambientales de zonas cada vez más grandes».

Según Francisco, «es fácil predecir que este fenómeno, con su dinámica histórica, marcara profundamente la región mediterránea, por lo que los Estados y las comunidades religiosas no pueden encontrarse desprevenidos ». Si no se aborda el problema con objetividad y prestando atención a las causas, «se abre paso una sensación de miedo que lleva a elevar las defensas frente a lo que se presenta de manera instrumentalizada como una invasión».

Junto a las guerras y la emigración forzada, el Papa se ha referido al abuso de los derechos de las personas en sus países de origen. Y ha invitado a todos a « alzar la voz para pedir a los gobiernos que defiendan las minorías y la libertad religiosa. La persecución, cuyas víctimas son sobre todo -pero no solamente- las comunidades cristianas, es una herida que nos desgarra el corazón y no puede dejarnos indiferentes».

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