El Papa bromea de nuevo sobre su viaje a España: «Me lo voy a pensar»

El Papa Francisco lamenta en su viaje a Bulgaria el «invierno demográfico» de Europa y la despoblación

El Papa Francisco, durante el vuelo a Bulgaria REUTERS
Juan Vicente Boo

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Abordando frontalmente en Bulgaria los problemas del país, el Papa Francisco ha lamentado el domingo la emigración de «dos millones de compatriotas que han salido en busca de nuevas oportunidades de trabajo», reduciendo la población a solo siete millones.

En su discurso a las autoridades, reunidas en el palacio presidencial, el Santo Padre ha añadido que Bulgaria «como otros países del viejo continente, tiene que hacer frente a un nuevo invierno demográfico , que ha caído como una ‘cortina de hielo’ sobre buena parte de Europa por falta de confianza en el futuro».

Al igual que otros países del Sur de Europa, «la caída de los nacimientos y la emigración ha supuesto la despoblación y abandono de tantos pueblos y ciudades», mientras llegan refugiados, sobre todo de Irak y Siria, huyendo «de la guerra, los conflictos o la miseria».

Aunque los católicos de Bulgaria son menos de setenta mil y no llegan siquiera al uno por ciento de la población , el presidente Rumen Radev y el primer ministro Boyko Borisov han dispensado al Papa un gran recibimiento y su visita se ha convertido en una fiesta.

Tras el discurso a las autoridades, el Papa se ha reunido con el patriarca Neofit y el Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa de Bulgaria, una de las más cerradas en cuanto a diálogo con Roma e incluso con las otras iglesias ortodoxas.

El patriarca ha recordado la histórica visita de san Juan Pablo II en 2002 y agradecido la segunda visita de un papa «tan solo 17 años después», así como las «palabras fuertes» de Francisco en defensa de las raíces cristianas de Europa y la plena la libertad religiosa frente a quienes intentan limitarla.

También le ha agradecido «la cordial acogida que dispensa cada 24 de mayo a nuestros delegados que peregrinan a Roma a la tumba de los santos Cirilo y Metodio», una costumbre iniciada ya en la etapa comunista.

En su discurso al patriarca y al Santo Sínodo, en el que ha estado presente el Rey Simeón de Bulgaria, el Papa ha recordado «el ecumenismo de la sangre» durante el casi medio siglo de persecución en «la Tierra de las rosas», como se conoce a Bulgaria. Ahora es el momento de vivir «el ecumenismo del pobre», practicando juntos la caridad «especialmente con los hermanos más pobres y olvidados, en los que el Señor está presente».

Al termino del encuentro, Santo Padre se ha acercado a pie a la hermosísima catedral de San Alexander Nevsky para rezar largamente en silencio ante la antigua cátedra de los santos Cirilo y Metodio, evangelizadores de los eslavos y perfeccionadores de su alfabeto.

La rigidez del Santo Sínodo hace imposible todavía rezar juntos, pero el Papa se sentía contento, y ha comentado poco después su «afecto a la venerada Iglesia Ortodoxa de Bulgaria» y su «alegría de saludar y abrazar al mi hermano, Su Santidad Neofit, Patriarca, como también a los metropolitas del Santo Sínodo».

El rezo del Ángelus con tres mil fieles en la plaza San Alexander Nevsky ha adquirido un tono entrañable cuando Francisco ha recordado que los diez años pasados en Bulgaria inspiraron a Ángelo Roncalli el ecumenismo que impulsaría ya como Papa Juan XXIII convocando el Concilio Vaticano II.

Durante el vuelo de Roma a Sofía, el Santo Padre recibió como divertido regalo de una periodista española un a caja con pequeños saquitos de tierra de las regiones de España y el recordatorio de que «el 2021 será el Año Santo Compostelano y el 500 aniversario de la conversión de San Ignacio…».

Con buen humor, Francisco le replicó al vuelo: «¿Lo dice para que el Papa se convierta?», y la periodista aclaró que era una invitación a visitar España, a lo que respondió sonriendo: «vale, prometo que lo voy a pensar».

En realidad, solo podrá viajar cuando tenga una invitación formal del gobierno español y de la conferencia episcopal, que todavía no se han producido.

Otra periodista española le regaló el libro «También Supermán era un refugiado», promovido por ACNUR, y que el Papa recibió con gran interés por ser un texto que promueve la integración de los niños refugiados en las escuelas italianas.

El programa de la tarde incluye una misa multitudinaria en una plaza de la capital, mientras que el del lunes se desarrollará sobre todo en Rakovsky, la zona de mayor densidad de católicos en Bulgaria.

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