El Papa anuncia un viaje en julio a dos de los lugares más peligrosos de África
Visitará Kivu del Norte, epicentro del último brote del ébola en República Democrática del Congo, y un campo de desplazados en Sudán del Sur
Realizará un acto ecuménico a favor de la paz junto a líderes de la Iglesia anglicana y de la presbiteriana
El Papa llama en la 'Urbi et Orbi' a «pedir la paz con voz potente desde los balcones y en las calles»
Aunque no le gusta, el Papa Francisco está poniendo en práctica la contundente prescripción médica de usar silla de ruedas durante unas semanas y limitar al máximo sus desplazamientos a pie, para intentar recuperarse de la lesión de rodilla y poder viajar a principios de julio a África.
Este sábado el Vaticano ha dado a conocer la sorprendente agenda del viaje de seis días que planea realizar el Papa, del 2 al 7 de julio, y que incluye encuentros y ceremonias en algunas de las zonas más peligrosas de República Democrática del Congo (RDC) y Sudán del Sur .
Francisco aterrizará el sábado 2 de julio por la tarde en Kinsasa, capital de la República Democrática del Congo, uno de los países saqueados por las políticas colonialistas belgas en el siglo XIX , y por la explotación de recursos naturales durante el siglo XX y XXI. Ese día el Pontífice se reunirá a solas con el presidente Félix Tshisekedi y con el primer ministro Jean-Michel Sama Lukonde y tendrá su primer discurso ante diplomáticos, políticos y representantes de la cultura del país.
Para no agotarle demasiado, los organizadores han dispuesto que el domingo 3 de julio sólo mantenga dos encuentros públicos, una misa en el aeropuerto de Kinsasa y un encuentro espiritual con religiosas y sacerdotes en la catedral de la capital.
Brote de ébola, milicias y violencia crónica
El lunes 4 de julio viajará a la región de Kivu del Norte, a dos horas y media de vuelo de la capital, una de las zonas más peligrosas del país, donde fue asesinado en abril de 2021 el embajador de Italia, Luca Attanasio. Es un área de milicias sin reglas que se combaten la explotación de minas de coltán —precisamente esta semana el ejército del Congo está actuando allí para contrastar los ataques de la milicia rebelde M23— y epicentro del brote de ébola de 2018-2019.
Allí el Papa Francisco mantendrá dos delicados encuentros. Primero visitará el antiguo Campo de Refugiados de Kibumba, que, en 1994 durante la guerra entre Uganda y Ruanda, acogió a millones de ruandeses que huían del conflicto. Años más tarde, escaparían allí desplazados internos de la República Democrática del Congo. Según UNICEF , uno de cada cuatro habitantes de Kivu del Norte tuvo que escapar a campos similares en aquel periodo.
Zona sin reglas, en 2010 numerosas organizaciones humanitarias confirmaron la dramática denuncia lanzada por el director de la Misión de la ONU en RDC, que allí « las violaciones y ataques sexuales por parte de guerrilleros contra mujeres desde los tres a los ochenta años» se habían vuelto crónicas.
Por la tarde, el Papa se reunirá con víctimas de matanzas que han tenido lugar en la ciudad de Beni. Entre octubre de 2014 y mayo de 2016, más de 500 personas fueron asesinados en atentados atribuidos a radicales islámicos de Uganda . Otro atentado en 2019 acabó con la vida de 25 personas. En esta zona está Tingwe, donde en 2020, los rebeldes del ADF («Fuerzas Democráticas Aliadas»), acusados de unos 800 asesinatos, decapitaron brutalmente a 25 personas.
A Sudán del Sur con otros líderes religiosos
En la segunda parte del viaje a África, del 5 al 7 de julio, el Papa visitará el país más joven del mundo , Sudán del Sur junto a otros dos líderes religiosos, Justin Welby, arzobispo de Canterbury y líder de la Iglesia anglicana; y el «moderador» de la Asamblea General de la Iglesia de Escocia, el presbiteriano Iain Greenshields. Un inédito esquema, que convierte el viaje papal en un viaje ecuménico.
Desde hace años, los tres han impulsado unidos el proceso de paz en Sudán del Sur, para poner fin a la guerra civil en diversas fases que estalló tras el golpe de estado de diciembre de 2013. En 2019, cuando el número de víctimas mortales ya llegaba a 200 mil personas, el Papa y los líderes anglicano y presbiteriano convocaron en el Vaticano a los representantes de ambas facciones, ambos cristianos, para un retiro espiritual. Como gesto conclusivo, el Pontífice besó los pies del presidente y de su principal rival , implorándoles un acuerdo para poner fin a esta tragedia.
En este tiempo, más de dos millones de personas han escapado a los países vecinos pues, aunque los acuerdos se firmaron en 2020, la situación sigue siendo extremamente delicada. De hecho, no se han puesto en práctica los principales compromisos, especialmente la entrada de las milicias en el ejército nacional, la división del poder y el reparto para explotar los recursos.
El Papa llegará a Yuba a las tres de la tarde del 5 de julio y dedicará el primer día a los delicados encuentros institucionales . El miércoles 6 de julio irá a un «Campo de desplazados internos» en Yuba, para mostrar al mundo los efectos de la guerra en este país. Por la tarde, visitará la catedral y participará en una vigilia ecuménica de oración por la paz, que tendrá lugar en el centro de la capital, el «Mausoleo John Garang» dedicado al héroe nacional sudsudanés.
En ese mismo lugar celebrará una misa multitudinaria el jueves 7 de julio, antes de tomar el avión de regreso a Roma, adonde tiene previsto aterrizar a las seis de la tarde.
El simbólico gesto del Papa, que visita estos países a pesar del doloroso problema de rodilla y las dificultades para desplazarse, sin duda será muy apreciado por sus habitantes, a menudo víctimas de actos de violencia extrema. Pero, sobre todo, la presencia del Papa permitirá mostrar las situaciones límite que están atravesando , y será un antídoto contra la que el pontífice denomina «globalización de la indiferencia» en Occidente.
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