Los otros casos «Noa Pothoven» en Holanda, donde hubo 6.126 muertes por eutanasia en 2018

Las peticiones de muerte asistida en el país las pueden hacer menores de edad, en algunos casos con o sin el consentimiento de los padres

Noa Pothoven, la joven holandesa de 17 años que se suicidó con eutanasia en Holanda

Aurelia Brouwers, Noa Pothoven y Mark Langedijk ABC

ABC

« Voy directa al grano: voy a morir en un máximo de 10 días . Después de años de duelo, mi lucha termina... Seré liberada porque mi sufrimiento es insoportable». Fueron las palabras de despedida de Noa Pothoven en Instagram. La joven holandesa, de 17 años, fallecía en su casa con la ayuda de una «clínica para el final de la vida» .

Pothoven fue violada por su primo cuando era una pequeña, episodio tras el que sufrió un trastorno de estrés postraumático, depresión y anorexia . Escribió una autobiografía llamada «Ganar o aprender» sobre sus batallas contra las enfermedades mentales tras ser violada a una edad temprana. Dijo que quería que su libro ayudara a jóvenes vulnerables que luchan por la vida. Noa consumó su suicidio en el salón de su casa, ante la complacencia de sus familiares que se despidieron plácidamente de ella.

El caso ha reabierto el debate sobre la eutanasia. Holanda fue el primer país europeo en legalizar esta práctica. La ley entró en vigor en abril de 2002 , considerando legal la intervención directa y eficaz del médico para causar la muerte de un paciente que sufre una enfermedad irreversible o que se encuentra en fase terminal y con padecimiento insoportable.

Las peticiones de eutanasia en el país las pueden hacer menores de edad , en algunos casos con el consentimiento de los padres ( entre los 12 y 16 años inclusive) y sin el consentimiento, aunque participando en la decisión final (entre los 16 y 17 años).

5.516 personas solicitaron y recibieron la muerte asistida en Holanda en 2015. 56 de ellas padecían trastornos psiquiátricos. En 2016 se practicó la eutanasia de forma oficial a unas 6.091 personas , un 10% más que en 2015, lo que significó que el 4% de las muertes en el país durante ese año se debieron al suicidio asistido. En 2017 hubo 6.585 casos y, en 2018, los médicos neerlandeses aprobaron un total de 6.126 solicitudes, 459 menos que en 2017 y de las que casi dos terceras partes (4.013) se debieron a un cáncer.

Antes de Noa, cuya muerte ha sido prácticamente un acontecimiento público en Holanda, otros casos también llamaron la atención del mundo y pusieron el foco en una medida polémica.

Aurelia Brouwers

Aurelia Brouwers, de 29 años, fallecía por eutanasia en enero de 2018. No era una enferma terminal, pero desde los 12 años tenía una enfermedad mental que le impedía llevar su vida con normalidad , de ahí su decisión.

«Tengo 29 años y he elegido someterme voluntariamente a la eutanasia. Lo he elegido porque tengo muchos problemas de salud mental. Sufro de forma insoportable y no tengo esperanza. Cada aliento que tomo es tortura », dijo la joven en una grabación días antes de morir.

Sus últimos días, además, fueron grabados por una cadena de televisión holandesa , que la siguió durante dos semanas para retransmitir el final de su vida. «Estoy atrapada en mi propio cuerpo, en mi propia cabeza, y solo quiero ser libre», decía la joven en el reportaje.

Sus médicos habituales no compartían su decisión, por lo que la joven tuvo que recurrir a Levenseindekliniek, la clínica del «fin de la vida» , en La Haya, donde encontró el respaldo del sanitario que le sumistró el veneno.

Mark Langedijk

Mark Langedijk, de 41 años y padre de dos niños, decidió que la única solución para acabar con su sufrimiento era la eutanasia, falleciendo en 2016, tras una inyección letal, en la casa de sus padres en Holanda. Langedijk era alcohólico. Había asistido a 21 sesiones de rehabilitación en los últimos ocho años, pero perdió la esperanza.

Según relata su hermano mayor , el periodista Marcel Langedijk, « cuando Mark se dio cuenta de que necesitaba ayuda, el alcohol ya lo había atrapado . Nunca lo soltó».

Respecto a la despedida con su hermano, Marcel explicaba que «estábamos llorando, diciéndonos que nos amábamos, que nos cuidaríamos unos a otros, que nos volveríamos a ver...».

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