La muerte de su tío hundió a Patricia Aguilar y favoreció su captación en una secta

El líder de los «Gnosis», que se hacía llamar «Príncipe G.», le hizo creer que era la elegida para repoblar la Tierra y que necesitaba 300 hijos suyos

La bebé nacida de la relación de Patricia Aguilar y el líder de los «Gnosis» FOTOS: EFE

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La familia de Patricia Aguilar, la joven ilicitana rescatada tras abandonar su hogar con 18 años captada por el líder de una secta en Perú, nunca vio nada raro en su comportamiento durante los años en los que estaba siendo adiestrada. «Ahora, con el tiempo, atamos cabos. Estaba muy cansada... no dormía en toda la noche, porque la tenía trabajando para él traduciendo y subiendo vídeos a internet», cuenta a este diario Noelia Bru , prima de la madre de la joven. Este mismo líder, Félix Steven Manrique (autodenominado «Príncipe Gurdjieff» y detenido el pasado miércoles en Perú), consiguió crear brechas en la familia, hacerle pensar a la adolescente –de 16 años entonces– que sus padres pensaban de ella «que era inútil», hacerla odiar todo lo que la rodeaba e incluso que «evitara sus sentimientos». «Cuando su madre la reñía, ella estaba recitando una oración para sí misma, para que no le afectara. No escuchaba cuando le hablabas», explica Bru.

Aguilar, que había sufrido la muerte de su tío con 15 años, fue víctima de un proceso lento y muy minucioso, de seducción de ideas de vivir un mundo mejor al lado de este «Príncipe G» . Él le había convencido de que estaba por llegar un apocalipsis, y ella era una de las mujeres elegidas para repoblar la tierra, con la que iba a tener algunos de los 300 hijos que necesitaba antes de que llegase tal día. La familia descubrió que la joven llegó a enviar dinero a Perú al que ella consideraba entonces como su novio.

Con todo, la joven se marchó de Elche el 7 de enero de 2017, recién cumplidos los 18 años. Compró un billete de avión y llegó a Lima, donde estuvo un tiempo en un piso que presentaba «signos de violencia» y cuyos vecinos relataron un panorama inquietante para los familiares: «Chicas siempre sumisas caminando detrás de él (el líder), amoratadas, niños agresivos y gritos de mujeres».

Pero ahí no terminó la pesadilla. La portavoz de la familia asegura que se han ido encontrando con detalles que les «sobrepasan», y que es una suerte haber encontrado a Patricia con vida. Y a su bebé, una niña de apenas un mes. «Cuando los encontraron nos dijeron que no hubiera resistido más de un mes en esas condiciones», dice.

Una casa entre «narcos»

Tras abandonar Lima, Manrique se llevó a Patricia junto a otras mujeres y niños a la localidad peruana de San Martín de Pangoa, en la región de Junín. Esta zona es, según fuentes policiales, «muy peligrosa» por pertenecer al Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM), de difícil acceso, donde reina el narcotráfico, la trata de personas y los remanentes del grupo armado Sendero Luminoso. Bru añade que, cuando localizaron a la joven en aquella zona, el cónsul español les dijo que no podía ir a la detención por el nivel de peligro. «Pasaron casi quince días desde que supimos dónde estaba hasta que pudieron detenerlo a él y rescatar a Patricia. Su padre se había desplazado a Perú y nosotros estábamos aquí, fueron momentos desesperantes», puntualiza.

Pero cuando la Fiscalía de la Trata de Personas de Lima detuvo a Manrique, Aguilar no estaba con él. Ni siquiera salía de la casa para ir al baño, «estiraba la mano y lo hacía en un bote», continúa la portavoz. Junto a él, dos mujeres se encontraban trabajando, Marjorie y Paola, que le mantenían. Y ese mundo tan maravilloso que el «Príncipe G.» le había prometido a Aguilar, acabó siendo una cuadra de madera, «como las de los animales». La familiar recuerda las imágenes que le han llegado a su móvil desde Perú del lugar en el que sobrevivía la joven: «Allí estaban los niños semidesnudos, había cojines en el suelo (que es donde suponemos que dormían), cuchillos llenos de óxido... Unas condiciones infrahumanas». Allí se encontraba Patricia, «delgadísima», al cuidado de cinco niños; entre ellos, su bebé, fruto de la relación con el líder, según cree la familia. Una vecina de la zona asistió el parto: «Cuando la encontraron, Patricia lo llevaba en brazos con un trapito y un gorrito nada más, y lo estaban devorando los mosquitos...», lamenta Bru.

Además, cuando llegaron los agentes, dos niños se encontraban «pelando y secando granos de café para venderlos después en el mercado, por lo que les estaban explotando», añade. Este grupo de cinco niños, junto a Aguilar, recibía «una olla y alguna cosa más» para comer una vez a la semana, que se lo llevaban alguna de las dos mujeres que vivía con el líder (una de ellas, Marjorie, su mujer oficial, embarazada de ocho meses).

Las víctimas le defienden

El padre de Patricia todavía no ha podido ver a su hija, y tampoco sabe cómo va a reaccionar. Sin embargo, Bru, que ha hablado con una de las mujeres víctimas y con otras adeptas a la secta de los «Gnosis», dice que «ellas defienden a su líder», incluso algunas desarrollan el síndrome de Estocolmo y niegan toda evidencia de malestar.

En la detención, incluso,una de las mujeres gritó a los policías frases como «¡Aquí no hay ninguna Patricia! Nosotros estamos aquí porque queremos! ¡Se están utilizando nuestras imágenes sin permiso!» al verles. «Las tiene adoctrinadas y prevenidas», puntualiza. Por ello, ahora que lo tenemos, no queremos que se nos escape», dice Bru.

La Fiscalía de Miraflores en Lima investiga delitos como trata de personas, explotación infantil, maltrato a las mujeres o abandono de menores por parte de este «gurú» peruano, cuya detención ha sido ampliada a siete días. «Ahora estamos esperando a que llegue un informe de la Ertzaintza sobre otro caso de una menor del País Vasco a la que ha intentado captar este líder por Facebook».

La lucha de la familia desde Elche durante el tiempo que la joven ha estado desaparecida ha sido incesante. Noelia llegó a agregar a Félix Steven Manrique hasta dos veces en Facebook. «Él siempre quería fotos de mis palmas de las manos, audios de mi voz, que le diera mi teléfono... era muy insistente y en seguida me decía que era falso y me eliminaba», cuenta. Esa fue la red social en la que todo comenzó. Patricia, inquieta por una especie de sueño en el que una sombra delante de ella se detiene y quiere conocer qué significado tiene (la familia explica que es creyente de estos temas esotéricos), con la influencia de la muerte de su tío y la posibilidad de encontrar algún tipo de relación, escribe un comentario en una página de Facebook que trata estos temas. Ahí aparece este «Príncipe G», con una respuesta contundente: «Tienes un privado». Y en ese instante comenzó toda una historia en la que él se ganó poco a poco la confianza de ella.

Tras su cautiverio, los psicólogos han informado a la familia de que la joven puede tener consecuencias psicológicas , podría olvidar el pasado, incluso, ya que las teorías que difundía este líder se basaban en el despojo de los sentimientos malos y en todo recuerdo anterior.

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